Extra ♥

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NARRADOR OMNISCIENTE

-¿Cómo está Nina?

-Bien, pero... ¡Ojalá estuvieras aquí para soportarlo!

-¿A la niña?

-¡No, a tu primo! –Gritó Angélica desde el otro lado de la línea haciéndola reír. –No deja que haga nada. ¡Es insoportable!

-Pues entonces deberías...
–Kysha se quedó callada al ver como Charline caía al suelo sin darle tiempo a reaccionar.
–¡Charl!

-¿Qué pasó? –Preguntó alertada Angi sin saber que hacer.
–¡¿Kysha?!

-Ya, ya, no pasa nada, bebé...
–Dijo ésta recogiendo a la niña del suelo que no dejaba de llorar.

-¡Duele!

-¡Lo siento! ¡Fue sin querer!
Dijo el niño acercándose a ellas para comprobar como estaba su hermana.

Malo! –Gritó la niña golpeándolo en la cabeza a traición.

Ay!

-¡Charline, ya! ¡Jude, vé a buscar hielo para tu hermana!

-¡Pero me pegó!

-Jude, por favor... –El niño se cruzó de brazos enfadado para dirigirse a la cocina.

-¡¿Kysha?!

-Angi, lo siento. –Respondió está al darse cuenta de los gritos de su amiga. –Jude tiró sin querer a Charline.

-Oh... Con razón había tanto escándalo... –Rió. –Bueno, hablamos en otro momento para que puedas solucionar eso.

-Sí, adiós. ¡Y dale recuerdos a todos por ahí!

-¡Lo haré! –Respondió la chica antes de colgar.

Angélica solía llamar muy amenudo para hablar de sus cosas o hablar de los niños. Muchas veces le confesaba a Kysha que aún no se creía que hubiera formado una familia con Jordan y tuvieran una niña con cinco años ya.

-Toma.

-Cariño, no te enfades. –Le comentó Kysha cogiendo el hielo que su hijo le tendía.

-¡Pero es que fue sin querer y ella me pegó queriendo!

-Sí, y eso está muy mal, Charline. –Dejó a la niña sentada en el sillón para ponerle el hielo en la cabeza donde tendría un chichón en cuestión de segundos.

Para todos, Charline había sido una gran sorpresa que ninguno esperaba. Se habían enterado de su existencia cuando se habían instalado en Viena.

Damián había obligado prácticamente a Kysha para que fuera al médico puesto que inusualmente, sentía sofocos y se levantaba muchas veces vomitando. La chica le había dicho que seguramente serían los nervios y el estrés que le habían provocado ese cambio de país y de casa, pero esta vez, no había acertado.

Dos años tenía Charline ya, dos años en los que han estado en esa bonita y espaciosa casa que Damián había comprado en Viena, dónde habían decidido empezar de cero lejos de todo y de todos.

-¡Estamos en casa! –Se oyó de repente mientras que la puerta de la entrada se abría.

-¡Kysha, Kysha! –Kysha sonrió para soltar el hielo y esperar a que ambos niños entraran al salón para abrazarlos, pero por la puerta solo entró una adorable niña rubia de siete años.

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora