~1 DE JULIO~
-Así, si que estoy cómoda. -Dije apoyando la espalda en su pecho. Rodeó mi cintura y la barriga con sus manos.
-Está bien. ¿Qué has hecho hoy?
-Nada nuevo. La misma rutina de siempre.
-Oh, siento ser parte de tú rutina...
-No lo decía por ti, bobo. -Reí por lo bajo para entrelazar nuestras piernas. -Ya sabes, desde que acabé la universidad no hago gran cosa.
-¿Y que quieres? ¿Trabajar?
-No puedo... Por ahora.
-Entonces cuando puedas, te daré un trabajo.
-¿Si?
-Claro. ¿No eres mi novia? -Asentí a pesar de que no podía verlo a la cara. -Pues ya está, princesa. ¿De qué te gustaría trabajar?
-No tengo ni idea. -Respondí riendo para poner mis manos sobre las suyas. -Sabes que estudié literatura, pero no creo que en tu empresa haya algo relacionado con eso...
-Pues la verdad que no... -Lo sentí reír y una pequeña punzada me invadió el costado haciendo que diera un pequeño gritito. -¿Qué pasa?
-Jude... -Otro dolor. -Creo que le gusta tu voz...
-¿En serio? -Moví su mano más o menos hacia un costado de mi barriga.
-Di algo, Dami.
-¿Algo como qué? -Sentimos un leve golpe y sonreí. -Oh.
-¿Ves como si le gusta tu voz?
-Ya veo ya. Hola, Jude. Soy papá... Aunque veo que ya lo estás notando.
-Damian... -Murmuré notando más golpecitos.
-No seas malo y deja de molestar a tú madre, pequeño demonio.
-No lo llames así, Damian.
-¿Por qué? Si es la verdad...
-No. Jude va a ser mi pequeño angelito.
-Bff... Lo dudo mucho. -Como pude, le di un codazo para oír su risa. -Bueno... ¿Salimos ya?
-Si. Se me arrugarán los dedos como siga aquí.
-Y otra cosa se me arrugará a mi.
-¡Damian! -Salí de la bañera para mirarlo mal.
-¿Qué? Solo digo la...
-¿Verdad? -Asintió y le pasé una toalla después de que saliera de la bañera.
-Ven, que te visto. -Agarró mi mano para arrastrarme a la cama e ir por mi ropa al ropero. -¿Qué pijama quieres?
-Pues el que está ahí.
-Aquí hay varios...
-Alguno que tenga botones, Dami.
-Está bien. -Sacó uno rosa palo y caminó hasta mi para secarme el cuerpo y luego vestirme.
-¿Y la ropa interior?
-No te hace falta. -Rodé los ojos para levantarme y cepillarme el cabello.
-¿Sabes? Se me apetece un batido de guayaba.
-¿Qué?
-Que Jude quiere batido de guayaba.
-¿De dónde saco eso?
-Pues de la tienda. -Me encogí de hombros para verlo rodar los ojos.
-Iré. Pero no te prometo nada. -Se vistió con unos vaqueros negros y una camiseta para coger las llaves del coche y salir de casa malhumorado.
Yo me acosté en la cama boca arriba para hablarle a mi bebé. -No le hagas mucho caso a tú padre, Jude. Puede llegar a ser un gruñón pero diga lo que diga, nos quiere mucho ¿si?
Encendí la televisión para apagar la luz y esperar a que Damian llegara con mi rico batido.
•••
-Kysha.
-¿Mm?
-Despiertate, Kysha. Tengo tu maldito batido.
-...¿Qué hora es?
-La hora de que te bebas esta cosa.
-No me hables así, Damian. -Intenté abrir los ojos pero de verdad que no pude. -Ya no me apetece...
-¿Qué? Ahora te lo bebés. -Me pasé las manos por la cara para restregarme los ojos.
-Está bien. Dame eso... -Por fin abrí los ojos cegandome con la luz. -Apaga la luz que no veo.
-Si, hombre. Si la apago soy yo el que no va a ver. -Rodé los ojos para quitarle el batido de las manos y bebermelo de mala manera. -¿Está bueno?
-Ajá.
-¿Y por qué te regañas?
-Porque no quiero... La verdad es que ahora prefería dormir.
-Eres de lo peor, Kysha.
-No me digas eso... -Murmuré sintiendo las lágrimas salir.
-Es que tengo razón. Primero me haces salir de aquí para después no querer beberte ese asqueroso batido, porque sí, lo probé y puedo asegurarte que sabe muy mal. -Dejé el batido sobre la mesa de noche para volver a acostarme. -¿No piensas responderme?
-El batido no sabe mal...
-Claro que no. Sabe asqueroso. -Sollocé sin evitarlo. -Oye, ¿Por qué lloras?
-Porque si.
-Nadie llora porque si, Kysha.
-Pues yo si... -Fui girada fuertemente para ser abrazada.
-No seas idiota y deja de llorar.
-Y tú deja de insultarme. -Sorbí por la nariz.
-Está bien, princesa. Lo siento. -Se hizo un poco hacia atrás para mirarme a los ojos. -Es que a veces llegas a ser muy quisquillosa.
-Lo siento... Deben ser las hormonas...
-Lo más seguro. -Suspiró para besar mi frente. -Sabes que aunque te diga esas cosas te quiero.
-Lo sé. -Ahora la que suspiró fui yo y cerré los ojos para dejar un casto beso en sus labios. -Yo también te quiero, Dami. Yo también.
ESTÁS LEYENDO
Doble Traición
Chick-Lit-¡Pues no lo tengas! -¡No digas bobadas! -Entonces no te quejes, Kysha. Y asume las consecuencias. -Es lo que intento... -Dije para sentir las lágrimas caer. -Intento asumir mis consecuencias ¿vale? Pero todo me supera. -Normal... -Lo fulminé c...