Capitulo 25

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~17 DE JUNIO~

-Tenemos que hablar.

-Te escucho. -Dije terminando de limpiarle la boca a Jude. -¿Qué pasa?

-Lo mismo me pregunto yo. ¿Qué es lo que te pasa? -Fruncí el ceño para mirarlo.
-A mi no me pasa nada...

-¿No? Pues yo creo que si. -Volví a fruncir el ceño para mirar a Jude y sacarlo de su sillita de comedor.

-No te entiendo...

-¿Ya no me quieres?

-¿Qué?

-Que si no me quieres, Kysha.

-¿Pero qué dices? -Pregunté cuando dejé a Jude en su manta junto con los juguetes.

-¿Vas a decirme que estoy equivocado? ¿O te recuerdo que llevas una semana sin dejar que te toque?

-Pero eso no significa que no te quiera...

-¿No? Pues yo creo todo lo contrario.

-Por favor, Damian... -Intenté acercarme pero se apartó. -Es... El trabajo. No estoy acostumbrada y...

-¿El trabajo? Eso es una excusa.

-No lo es...

-¡Si! Claro que lo es, Kysha. -Lo miré sin entender.

Claro que no. Había una sencilla razón por la que no quería tener mucho contacto con él y esa era la del tatuaje.

-No, Damian. Prometo decírtelo esta noche ¿si?

-¿Qué?

-Si...

-Esto es increíble. -Se dió la vuelta para salir de la casa dando un portazo.

-Joder... -Murmuré por lo bajo para que Jude no me escuchara. -¿Por qué nuestra relación tiene que ser tan complicada, pequeño?

-¿Papi efado?

-Si. Papá está enfadado sin ningún motivo. -Suspiré para mirar la hora. -Bueno, vamos a esperar a que venga la tía Johana para irme a trabajar.

-¿Yoya?

-Si... -El timbre sonó interrumpiendome. -Esta debe de ser Yoya.

Abrí la puerta para encontrarme con mi tía mirándome seriamente. -¿Qué pasa?

-¿Qué pasa? ¿Eso es lo único que vas a decirme?

-¿Por qué todos están hoy en mi contra? -Pregunté confundida mientras la dejaba pasar.

-Tú sabrás, Kysha. Tú sabrás.

-¡Yoya!

-Hola, cosita. -Se agachó para cogerlo. -¿Qué pasó ahora con Damian? Me lo encontré abajo y ni me saludó.

-Está enfadado. Pero ya te diré que tengo que marcharme.

-Si, si. Siempre terminas diciéndome lo mismo y luego te vas de rositas. -Rodé los ojos para dejar un beso en la cabeza de mi hijo y uno en su mejilla.

-¡Chao! -Grité después de coger el bolso y salir rápidamente de la casa para meterme en el ascensor.

Bff... Menos mal que ya tenía que irme a trabajar y no tenia tiempo para oír sus sermones.

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora