Capitulo 16

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-Yo... Creo que... -Suspiré para mirarlo. -Te amo, pero...

-Ya te dije que me estoy divorciado, princesa.

-¿Y los niños? ¿Qué pasa con ellos?

-Estoy luchando por su patria potestad...

-¿Qué? No puedes separarlo de su madre. -Dije mirándolo sorprendida.

-No quiero dejarlo con esa arpía.

-Pero es muy pequeño, Dami...

-Bueno, el juez es el que va a tener que decidir eso. - Asentí no muy convencida.

-¿Y el otro?

-¿Qué otro?

-Ella dijo que estaba embarazada...

-Ah, si. Cuando esa cosa nazca, le harán pruebas de ADN para saber si es mio.

-Ella... ¿Te engañaba...?

-No lo sé. -Resopló. -Por eso es mejor comprobarlo cuando nazca. -Asentí a pesar de que no estaba de acuerdo con eso. -¿Y tú?

-¿Yo qué?

-¿Qué hay entre Melvin y tú?

-¿Qué? -Pregunté confundida. -Digo, entre Melvin y yo no hay nada.

-¿Segura? Porque los ví muy juntitos en el parque.

-No digas bobadas, Damian. Yo nunca te engañaría. -Abrí los ojos como platos al oírme a mi misma. -Yo no quise... Yo...

-Lo siento ¿vale? Siento haberte traicionado así.

-No, yo...

-Se que no puedo cambiar el pasado, lo sé. Pero quiero cambiar el futuro. Nuestro futuro.

-Damian... -Y sin pensarlo, me tiré sobre él para besarlo.
-¿Esto significa que me perdonas? -Asentí para volver a besarlo.

-Pero no vuelvas a irte nunca... Por favor...

-No lo haré, princesa. Lo prometo. -Volví a asentir para volver a besarlo. -Hey, no llores, nena.

-Lo siento... -Murmuré para enterrar la cabeza en su cuello. -Pero siento que te amo tanto que duele.

-Kysha...

-Shh... Sólo quiero que me abraces. -Murmuré para cerrar los ojos mientras lo abrazaba más y más fuerte.

•••

-Mm...

-No hace falta que despiertes, princesa... -Murmuró Damian cerca de mi oído.

-¿Me quedé dormida? -Murmuré restregandome los ojos.

-Sí. Y me dejaste con las ganas... -Terminé de abrir los ojos para verlo fruncir el ceño.

-Lo siento. -Reí por lo bajo para acercarme y besar su mejilla. -Te lo compensaré...

-¿Ahora? -Volvió a fruncir el ceño. -¿Dónde está Jude?

-Hostia. -Me senté en la cama para mirar la hora. Nueve menos veinte. -Tengo que ir a buscarlo.

-¿A la casa de la mujer esa? Por cierto, ¿Quién era?

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora