Capítulo 10

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-Tranquila -Le dije a mi amiga-. Ya se que tienes crisis lectora y que quieres llorar, pero no creó que tus padres te compren el siguiente libro si te ven llorar.

-¡Pero murió! -Decía mi amiga, desde el otro lado del teléfono- ¿Por qué debía morir?

-¿Autor a la lista de odio?

-Autor a la lista de odio.

Cuando termino de desahogarse y se enteró de lo que me paso casi le da un infarto.

-¡¿Como que te metiste al equipo de animadoras y no me dijiste?!

Si, esa es mi mejor amiga. La que recuerda la parte del equipo y no la caída y los miembros rotos.

-Hasta ahora consigo descubrir como carajos se usa la llamada internacional -Me defendí-. Y no teníamos internet. Todas las tareas de investigación las he tenido que hacer en la biblioteca de la escuela.

Casi podía verla rodar los ojos.

-¿Y qué más te ha pasado? -Preguntó- ¿Algún chico muriendo por ti?

Rodé los ojos.

-En primera, si estuviera muriendo por mi sería muy malo para su salud. En segunda, no, no tengo ningún pretendiente.

-Ya llegarán, querida, ya llegarán. ¿Estas segura de que algún amigo tuyo no te estará poniendo los ojos encima?

-100% segura -Dije-. Solo somos amigos. Eso si, a todos se les ocurrió el asunto de Peter Pan.

La escuche burlarse de mi desgracia.

-¿Ahora te dicen Wendy Darling? -Preguntó entre risas.

Rodé los ojos.

-Me dicen Wendy o niña perdida. El ultimo lo usa más Ray.

En ese momento sonó el timbre. Habíamos quedado con Ray para practicar la canción.

-Te llamo luego -Dije-, llego Ray, para hacer el montaje que te dije.

-Donde no me llames, Wendy Darling, voy a secuestrar a Campanita y volar hasta texas, para golpearte por ignorarme.

Reí por lo bajo.

-Si mal no recuerdo, la que estuvo en clases de boxeo no eres tú.

-Pero no tendrías polvo de hada. A menos de que ya te lleves bien con Campanita.

Rodé los ojos.

-Hablamos mañana -Dije.

-Por supuesto que si. Por cierto, si la luciérnaga te hace algo, yo personalmente le quito los dientes y lo mando a ver estrellas.

Reí por su amenaza.

-Adiós, Wen.

Colgué. En ese momento llegó Ray a mi habitación.

-¿No se supone que debes evitar moverte? -Preguntó al verme de pie y caminando por todo el cuarto.

-Antes se suponía que la tierra era plana y el centro del universo -Dije yo-. Romper un poquito las reglas no le hace daño a nadie.

Rodó los ojos y se acerco a mi.

-¿Te ayudo a bajar? -Preguntó.

-Si quieres baja la organeta y la guitarra, yo bajo solíta.

Asintió con la cabeza e hizo lo que le dije.

Practicamos el resto de la tarde. Descubrí que tocar piano con una mano esguinzada es mas difícil de lo que parece. Ray cantaba increíble y la canción era perfecta para un dueto.

Una Latina En USADonde viven las historias. Descúbrelo ahora