Capítulo 27

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Por favor leer la nota de autora al final.

Cuidar a los primos de Ray ha sido algo muy divertido, son un par de locos por dc comis. Decidí que la casa era muy pequeña y con demasiadas cuerdas y objetos corto punzantes para que fuero un lugar seguro para Ray y para mí (Porque, seamos sinceros, ese par son un peligro para nosotros). Entonces nos fuimos al parque. Para que no fueran a salir corriendo y se nos perdieran, les dije que si se salían de mi campo de visión una versión malvada de superman, Lex Lutor y Flash Reverse los atacarían. Aunque no lo crean, funcionó.

—Eres una maga —Dice Ray a mi lado—. Apuesto a que serás una gran madre.

—Eso espero, Luciérnaga. A propósito, he querido preguntarte algo ¿Por qué te pusieron a cuidarlos? No te ofendas, pero si fueras niñero te morirías de hambre.

Ríe ligeramente y se acomoda en la silla en la que estamos sentados.

—Por qué ellos querían ir a yo-no-sé-dónde y a mi me daba pereza. Así que pensé que no sería tan complicado cuidar a los gemelos —Volvió a reír por lo bajo—. Además, creí que Karen vendría. Es una prima que vive en Ágora*, no nos vemos seguido, pero la quiero mucho. Ella es mejor con los niños.

—¡Wen! —Gritaron los gemelos, ganando nuestra atención — No dejes de vernos, no queremos que flash reverse nos ataque.

Me rio y abro mis ojos más de lo normal, eso calma a los hermanos y siguen jugando a perseguirse. Barry no será Flash, pero sí es rápido.

—Probablemente no tuvo el dinero suficiente —Digo sin dejar de ver a los pequeños.

Ray ríe sin gracia.

—Eso quisiera —Dice—. Sus padres son dueños de la mayor franquicia de cine de la ciudad. Aunque ella no es como ellos, pareciera que no es su hija. Sus padres son las personas más prepotentes que he conocido, se creen superiores porque tienen dinero —Suelta un bufido—. Cuando vienen es para presumir su dinero. Mi padre los quiere a pesar de todo, hablamos de su hermana después de todo, pero eso no hace que nosotros los queramos también.

Nos quedamos en silencio y vemos a los pequeños jugar. De no ser por su ropa, no los lograría diferenciar. Ambos tienen cabello castaño y ojos verdes, misma piel trigueña, misma estatura y mismo nivel de hiperactividad.

No me doy cuenta cuando, pero Ray estira su brazo y lo pasa sobre mis hombros. Esto se ha vuelto un gesto muy normal entre nosotros, así que a ninguno se le hace raro cuando yo pongo mi cabeza en su hombro y él acaricia mi cabello.

— ¿De que te vas a disfrazar? —Pregunto, sin perder de vista a los gemelos.

—No me gusta difrazarme —Dice y me separo de él y lo miro a los ojos.

— ¿Excuse me? —Digo con la peor pronunciación que logro usar, poniendo una mano en mi pecho en gesto de indignación y haciendo reír a Ray — ¿Cómo que no te gusta disfrazarte? ¡Estás en contra de la diversión!

Ray ríe.

—No estoy en contra de la diversión, es que no le encuentro sentido a los disfraces.

—¡Estás en contra de los dulces gratis! ¡GRATIS!

Vuelve a reír y niega con la cabeza.

—Yo no...

—Adabap —Lo interrumpo, poniendo mi dedo frente a él.

—Pero —Lo callo—. Yo —Lo vuelvo a callar.

Al darse cuenta de qid no lo dejaré hablar, pone su mano sobre mi boca y siento su calor apenas me toca.

Una Latina En USADonde viven las historias. Descúbrelo ahora