Comenzamos siendo un trío: Kayla, Zoe y yo. Ellos tenían su manada ya formada: los narcisistas y los segundones que los seguían, quienes eran totalmente sus secuaces haciendo todo lo que ellos decían y pensaban o, claramente, hacían lo que mandaban. Sin embargo, ahora se nos han sumado: ahora mismo somos el trío y los "principiantes segundones". Hemos formado nuestra propia jauría y estamos a punto de enfrentarnos contra la manada de narcisistas. Sobre todo ahora que ellos se han enterado de dónde ha llegado a parar su ropa y aún más ahora que sus sospechas recaen sobre nosotros.
-¿Crees que ese grito haya sido el de los narcisistas?
Kayla está expectante ante los gritos desesperados que se escuchan provenientes probablemente desde un pasillo cercano a nuestra sala de clases. Estamos en clases de matemáticas por lo que ambas susurramos.
-Lo dudo-contesto-. Probablemente sean los gritos de desesperación de Hawkings por el temor que les produce el enojo del cuarteto.
Al segundo después noto que alguien me hace una seña desde un extremo de la sala. Lo observo cuidadosamente: reconozco en parte sus facciones. Al parecer es el chico serio de la cafetería. Está apuntando con su pulgar el pasillo que está por el lado derecho de nuestra sala mientras sonríe de forma introvertida, entonces eso aclara mis dudas: instantáneamente sé que es el chico de la cafetería.
El panorama fuera de nuestra sala de clases interrumpe la clase de matemáticas: un narcisista amenaza a un chico que iba pasando por el pasillo elegido al azar diciéndole que en caso de no darle los nombres de quien ha tirado su ropa le haría la vida imposible dentro del internado, tan así que tendría que marcharse si quisiese vivir tranquilo. Obviamente yo me preocupo porque no me gusta que alguien que no ha tenido nada que ver en esto salga perjudicado, sin embargo claramente lo que divierte al chico de mi salón es el panorama no del chico, sino la reacción de desesperación y rabia sumado a la locura que le ha producido al narcisista -y a todos los de su grupo, por supuesto- darse cuenta de la falta de su ropa en sus respectivos armarios para después encontrarla toda tirada en la piscina y probablemente ya incolora o desteñida por el cloro. Cabe recordar que usan ropa de marca. De muy buena marca. Quizá eso se ve muy bien reflejado en el enojo del protagonista de esta escena.
La voz del amenazante es muy ronca, demasiado. Eso lo delata inmediatamente: es Dylan Morrison, el mujeriego de Hawkings. A su lado se escucha una voz aguda, claramente la de la rubia teñida de Harper. Hace días que no me la topo y realmente ya me intimidaba la idea de no verla porque pensaba que estaba planeando algo maléfico contra mí sin levantar sospechas... aunque claro, son sólo ideas.
-De seguro fue la estúpida de Amber-ataca-. Apenas mi novio se entere de esto ella estará muerta ¡te lo aseguro!
"Mi novio", dice ella. Sí, claro, su novio -nótese el sarcasmo-. Siquiera sabe que "su novio" no quiere presentársela a su padre por vergüenza de la novia que tiene.
Aunque, a decir verdad, quizá hasta miedo. Porque, ¿quién no le tendría miedo a una celópata maniática? Hasta yo. De hecho, ahora mismo agradezco que Harper no tenga ni la menor idea de donde estoy, porque si no ya me vería envuelta en otro lío y quizá con unos mechones de cabello menos.
En la hora de almuerzo nos reunimos todo el grupo que participó en la gran osadía contra los narcisistas. Estamos preparándonos para las distintas posibilidades de reacciones de los narcisistas que tendremos que afrentar para saber cómo reaccionar ante cada una de ellas con anticipación, o al menos para tener una idea de cómo hacerlo. Además, supongo que nos reunimos para defendernos los unos a los otros del enemigo en común que tenemos, algo así como por solidaridad y seguridad.
-¿Vas a comerte tu pollo?
Kayla está tan hambrienta por los nervios que le produce la probable entrada de los narcisistas a la cafetería que ha decidido arrasar contra todo y, cuando no le ha quedado más de su almuerzo, ha decidido preguntarle al introvertido si quería comerse su pollo como indirecta de que ella lo quería y, aunque suene estúpido que lo diga, parece que a éste le ha dado lo contrario de lo de Kayla porque al parecer se le ha quitado el apetito.
-Quítalo, no lo quiero.
Después, dejando su plato a medio comer, se marcha. Y todo justo en el mismo momento en que la cafetería ha entrado en un silencio de terror y de expectación porque los narcisistas marcan su presencia en ella.
-No miren tanto-regaña Luke a la multitud-, que no le haremos nada a los de nuestra alianza.
Tras lo dicho me parece que un silencio aún más silencioso que el anterior -aunque suene ridículo decirlo así- está cubriendo toda la cafetería... seguramente porque no han entendido qué quiere decir realmente Brown y tratan de procesarlo en sus mentes o porque tienen temor de hacer el más mínimo ruido, aunque yo sé perfectamente a qué se refiere: está haciendo la separación total de Hawkings; está declarando la guerra a todo aquel que no lo apoye y, a diferencia de esto, nos apoye a nosotros. Porque para él, desde ahora serán o no serán apoyadores de los narcisistas; serán o no serán de su alianza... ya no hay medias. O los apoyan a ellos o nos apoyan a nosotros.
-----------------------------------------------------------------
Disculpen por haber subido el capítulo tan tarde pero por motivos de estudios no pude subir antes:( de todas formas ya volví! espero que les haya gustado este capítulo y que sigan leyendo la novela hasta el final ñ-ñ. Aprovecho de darle mil gracias a tooooooooodos los que dejan sus buenos comentarios siempre y sus votos, son un amorrrr<3
ESTÁS LEYENDO
Un internado ¡Patas Arriba!
Teen FictionAmber ya ha dado con el límite de la rebeldía e irresponsabilidad para sus padres. Para ellos los números rojos en cualquier lista que tenga que ver con su hija ya es común: rojos en su lista de estudios, rojos en su tarjeta de crédito... Sin duda y...