Sinceramente cuando Kayla me dijo que tendría que ir a un psiquiatra porque como venganza los narcisistas traerían a Hawkings a Jhon, la tomé por loca. Por loca, borracha, ebria e idiota. Claro, quién iba a pensar que ellos averiguarían sobre absolutamente tooooooooda mi vida pasada como para llegar hasta Jhon, contactarlo y convencerlo —o chantajearlo, que es lo que siempre hacen los narcisistas— para luego traerlo a Hawkings, vengándose de mí. Porque sí, dudo que cualquiera de ustedes quisiera tener a un ex novio enfrente de ustedes, en la misma clase, soportándolo ver casi todas estas y encima, teniendo que pasar todo el día en el mismo recinto que él. Y es aún menos soportable cuando llevaba meses engañándote.
Todo comenzó cuando el día lunes —ya muerta de nervios y rezando porque lo de Jhon fuese todo un invento o una broma de Kayla— me dirigía a la cafetería veinte minutos antes de que el timbre para asistir a clases sonara: todo iba en orden. Por fin, no llegaría tan justa de hora a la clase de Historia.
Caminaba tranquilamente por el pasillo que daría directamente con la cafetería: uno largo y brillante. En el camino me había topado a Jazmín, quien con una sonrisa gigante de lado a lado en su rostro me animaba a mejorar mi estado de ánimo porque hoy según le habían comentado a ella habrían huevos con tocino de desayuno. Sin embargo, ahora odiaba el huevo. Odiaba el tocino, odiaba el pan, odiaba todo. Odiaba a los narcisistas.
De todas formas, no podía ser poco amable; por eso mismo le devolví una sonrisa. Ella me empujó rápidamente dentro de la cafetería con la excusa de que se acabarían los huevos revueltos, pero eso era imposible. Primero, porque no todos comen huevos con tocino. En fin, ¿qué importancia tienen esos huevos?
A lo que iba: en cuanto Jazmín abrió las puertas de la cafetería y se adentró rápidamente para ponerse en la fila para recibir el desayuno, lo vi. Vi su cara, su pelo negro medio ondulado y la piel morocha. Se volteó: una chica lo abrazó de sorpresa. Se sonrieron, se besaron. Allí estaban: Jhon y la que era su nueva novia, la misma que aparecía en la foto que hace tiempo me había enviado Alice. Sí, su novia era la misma amiga que tenía Zoe, quien me ocultó que ya sabía lo de Jhon y su amiguita.
Al frente de ellos, se encontraban los narcisistas. Uno, al darse cuenta de que había entrado yo, le transmitió de inmediato la noticia a su jefe: Luke Brown. Él esbozó una sonrisa de satisfacción. Se volteó y, al verme, me guiñó un ojo al mismo momento en que me señalaba con su barbilla —y aun sonriendo con malicia— la escena que armaban Jhon y su novia.
Lo evité, traté de hacerme la que no había visto nada. La que no ha visto a Jhon con su novia, y siquiera a Luke; como si hubiese estado mirando a través de ellos, más allá.
Enseguida, me dirigí hacia donde se encontraba Jazmín. Aún no soy de llevarme con ella de mejores amigas como me llevo con Kayla, pero aun así le tengo un gran cariño y siento simpatía por ella. En ese momento, en la cafetería y sin los turbulentos, creo que era la única a la que le contaría el gran rollo que tenía.
Caminé un poco tratando de mantenerme lo más alejada del grupo de los narcisistas que estaban con Jhon mientras buscaba a Jazmín, sin embargo no tuve que hacer tanto esfuerzo por encontrarla porque la divisé muy cerca de donde servían la comida: estaba sentada en una mesa junto a Xavier. El estómago había comenzado a gruñirme, así que preferí ir antes por una bandeja de desayuno.
—Hola, chic...
—Supongo que ya viste la escenita—me interrumpió Xavier con una voz dura, algo enfadado—. ¿Te enteraste ya?
Eso me había llegado como un puñal por la espalda: no habría esperado jamás esa reacción de parte de Xavier.
—¿Qué dices?— me mostré algo confusa— ¿Qué escenita? — inmediatamente Xavier me hizo una mueca con el rostro para mostrarme a Jhon— ah, pues sí. Claro que sí. ¿Crees que soy ciega o qué? Lo ha hecho para fastidiarme, era lógico que se encargaría de hacerme saber que Jhon estaba aquí antes que a nadie.
Jazmín decidió interrumpir la conversación. Al parecer, si bien estaba tan concentrada en su desayuno, la tensión que había en nuestra conversación la había hecho volver a razonar.
—Hey, chicos— nos reclamó— no creo que este sea un buen lugar para discutir.
Xavier asintió, sin embargo su mirada amenazante no se había separado de mí. Después se decidió por carraspear, mirar su desayuno y decidir terminarlo en otro lado.
—Quien debería de estar enfadada soy yo— me quejé cuando Xavier ya se había marchado— no él.
Ahora me encontraba corriendo hacia el salón de clases de Historia: he llegado justo a tiempo para que el profesor no cerrase la puerta en mis propias narices. Tomo asiento junto a Kayla, quien me ha reservado un puesto a su lado.
—Era verdad— le susurro.
—¿Qué cosa?
Mi amiga se decide a abrir pronto el libro de Historia en la página no-sé-cuanto para que el profesor no nos regañe. Después, se gira para quedar frente a frente y yo le cuento todo de inmediato, sin ningún titubeo. Sin embargo, ella no parece asombrada: después de todo ella ya lo sabía y estaba segura de eso.
—Debiste haberme creído— espeta ella, al mismo momento en que se gira nuevamente para quedar mirando al pizarrón.
Inmediatamente mi brazo se desliza por su mesa y quedo más cerca de ella como para poder hablarle en voz baja y que ella escuche.
—Estabas muy ebria como para hacerlo.
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Hola chicos/as!<3 espero que estén muy bien; que hayan disfrutado de este capítulo y que si les gustó no duden en votar porque me ayudarían demasiado<3. Bueno, como verán, este cap. en el título tenía un "(1)", y eso es porque... ¡haré una maratón! serán tres capítulos en total por hoy. Espero distribuirlos de la siguiente manera: uno en la tarde y otro por la noche. Sin embargo, quizá salgan los dos en la tarde, los dos en la noche, ni idea... ya verán ñ-ñ<3 ¡MIL GRACIAS NUEVAMENTE POR SUS COMENTARIOS TAN LINDOS Y SUS VOTOS!<3<3
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Un internado ¡Patas Arriba!
Teen FictionAmber ya ha dado con el límite de la rebeldía e irresponsabilidad para sus padres. Para ellos los números rojos en cualquier lista que tenga que ver con su hija ya es común: rojos en su lista de estudios, rojos en su tarjeta de crédito... Sin duda y...