Capítulo 66: "La discusión con Xavier"

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Creo que me había quedado boquiabierta apenas Harper había comenzado a gritarme que Luke la había dejado, y al milisegundo después, cuando me ha dicho que ha sido por mí, que el aire comenzaba a faltarme: al parecer, era insuficiente para mis pulmones todo el aire que había allí que, agitados por mi pulso, comenzaban a pedirme más y más oxígeno.

Así que salí rápidamente de la habitación sin decir más nada. La verdad me ha sorprendido bastante que Harper después de revelarme lo que Luke le ha confesado no haya seguido teniendo ganas de golpearme, y en vez de eso, se haya tirado en un rincón a lloriquear y chillar e insultarme de forma inofensiva. Yo no soy de conmoverme mucho con la gente que no soporto, pero verla tan inofensiva, tan inocente... y tan... tan poco ella, de verdad que eso fue suficiente para lograr conmoverme.

Aunque eso no quita que aún tenga ganas de golpearla por lo que me hizo. Porque aparte de sólo hacerme eso, provocó que me llevasen con Parks. Y por suerte, mi padre sabe negociar muy bien. Ya saben, por algo es dueño de una de las empresas de comercio internacionales más grandes. Así que gracias a su amenaza hacia la directora, y un par de billetes por debajo, ésta me ha dejado quedarme.

En fin, no pienso redactar más la situación confusa y rara con la que me encontré en la habitación de Harper al final. Me dirijo rápidamente por segunda vez en menos de media hora a otra de las habitaciones. Sin embargo, esta vez queda en el edificio de los hombres. Habitación 754.

Solo recuerdo haber ido hacia allí sola —entrando por la recepción— cuando quise ver a Andrew, y en vez de eso me encontré a Dylan con una chica que estaba acostada en la habitación. Las demás veces, creo que sólo me he adentrado por el balcón o he ido acompañada de alguien que tenga privilegios. Puede ser esa una de las razones por las que me he olvidado de que debía pasar a registrar mi nombre y hora de llegada con el recepcionista —ya saben que deben controlar que las chicas nos retiremos como máximo a la hora impuesta por el internado, y sólo dejan meternos en las habitaciones si será por muy corto tiempo, como entregar cosas que debíamos, o si queremos contarle algo a alguien, o pasarlo a buscar, o si es por un asunto en específico con el que nos dan permiso de vez en cuando—, así que cuando me adentro en el ascensor y pulso el piso número 7, comienza a avanzar pero se detiene en el piso número 2. Allí, las puertas se abren, sin embargo no hay nadie esperando el ascensor, por lo que aprieto frustrada e irritada el piso número 7 nuevamente para que las puertas se cierren y comience a avanzar. Pero lejos de ocurrir eso, una voz habla por el altavoz que posee el ascensor en caso de alguna emergencia.

—Señorita, le rogamos que baje a la recepción para registrarse y verificar su permiso de estar aquí.

Es la voz de un hombre, seguramente la del recepcionista.

Y yo no estoy dispuesta a perder mi tiempo: quiero hablar pronto con Brown. ¿Por qué rayos debe de inventarle esas cosas a Harper? Por un momento pensé que podría ser una de sus venganzas, porque él de seguro ya sabría cómo la rubia teñida se pondría contra mí apenas le terminase, y más aún si fuese supuestamente por mi culpa; pero lo descarté enseguida. Luke no se podía arriesgar a terminarle, primero porque estar con ella le da privilegios con Capria, y segundo porque preferiría mil veces ahorrarse las escenas de celos de Harper y de psicópata que llegaría a tener de seguro. Además, de todos los problemas que le traería eso.

Así que aprieto el botón de cerrar puertas y nuevamente el piso número 7, aunque esta vez un tanto brusca. Y al ver que no logra moverse ni las puertas cerrarse, comienzo a apretarlo cientos de veces seguidas.

—Señorita, le pedimos que por favor proceda a marcar el piso número 1 y se dirija a recepción—insiste la voz—. Créame que si aprieta otro que no sea el piso principal, el ascensor no cederá. Está programado para no hacerlo.

Un internado ¡Patas Arriba!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora