La reacción que enseguida adoptaron los turbulentos era de esperarse: unos se quedaron estupefactos, a la espera de algo más que les indicase qué era realmente lo que ocurría; otros soltaron una risita nerviosa que denotaba confusión, y otros, los más directos, soltaron ciertas palabrotas:
—¿Qué ha dicho este imbécil?
Si estas palabras me las hubiera pillado en otro momento estoy segura de que habría sonreído satisfecha al comprobar, tal como había imaginado, que pertenecían a Kayla. Después de todo ella había sido una de las primeras que quisieron seguir el plan de vengarme de Luke a la primera broma que me gastó; en cambio, otras como Zoe, se habían puesto a lloriquear. De todas formas, creo que me quedé boquiabierta, sin saber qué decir. Solo atiné a girarme rápidamente para observar la reacción de Brown.
—Es que...
—Somos novios—me interrumpe él, sin más. De hecho se mostraba bastante complacido y a gusto diciéndoles a mis amigos que él era mi novio, porque sabía que eso les molestaba bastante. Esbozaba una gran sonrisa que podría haber hecho que cualquier chica se derritiese al segundo... bueno, a cualquiera menos a las de nuestro grupo. Porque lo odiaban. Y yo debiera de hacer lo mismo.
—¡¿Me estás jodiendo?!—suelta Lynn al instante, al mismo momento en que desliza su bandeja de comida hacia atrás y se levanta de una forma brusca de su asiento para encarar al narcisista. Un momento atrás se había puesto a escrutar mi rostro para verificar que era un invento de él, pero seguramente cuando no vio respuesta mía coincidió en que solo podía ser verdad.
—Yo...—comienzo a decir, rebuscando entre mis pensamientos cuál sería la mejor respuesta para ello. Pero por ahora, no había ninguna. Al menos, no una respuesta con la que complacer a los turbulentos.
—¡Hey, hey!— Luke se había puesto sus manos enfrente de él para evitar cualquier ataque de parte de Lynn, quien se encontraba bastante cerca suyo como para golpearlo fácilmente—... siéntate—le ordenó, indicándole su silla. La chica más directa e impulsiva (aunque el primer lugar de impulsiva se lo lleva Kayla) me observó, esperando mi aprobación o mi rechazo. Sin embargo al ver que le asentí con la cabeza calmadamente, bufó y se acomodó en su lugar— Vamos a dejar atrás las bromas. Después de todo, nos conviene a todos, ¿no?
Caleb comienza a asentir enérgicamente. A veces le da la gana de ponerse rudo y valiente, sin embargo en esta ocasión ha optado por el antónimo de todo lo dicho anteriormente. Creo que siempre le tuvo algo de temor a Brown, a pesar de estar a favor de los planes que hicimos contra los narcisistas. Incluso verlo allí asintiendo enérgicamente me hacía gracia y me obligaba a recordar la divertida escena que protagonizó cuando quisimos entrar a la última fiesta que se había realizado por los narcisistas, cuando el guardia nos impidió la entrada y empujó a Bruno, por lo que el pelirrojo saltó a la defensiva, haciéndose el osado y fuerte. De inmediato debo reprimir un poco la risita que subía por mi garganta al recordar cómo entonces Caleb había comenzado a saltar en su lugar, como si estuviera preparándose para enfrentar el ring de boxeo y no al guardia.
Elliot afirma de una forma más calmada y se excusa diciendo que era lo mejor para ambos grupos. Acto seguido, Jazmín comienza a apoyarlo... aunque era de esperarse. Últimamente habían pasado demasiado tiempo juntos —según lo que Kayla me había cotilleado— y eso le hacía demasiada ilusión a Jazmín, porque después de todo desde que habíamos asistido a aquella fiesta de disfraces estaba más que claro que gustaba de Elliot. Así que, últimamente, se había puesto a apoyar todo lo que al rubio le pareciese bien.
Al contrario, a Kayla y a Lynn no le hacía ninguna gracia. Y a Bruno tampoco. Mis dos amigas me observaron con una mueca amenazante y con los ojos achinados, en cambio Bruno se dedicó simplemente a negar constantemente con la cabeza y a mostrarse en desacuerdo.
ESTÁS LEYENDO
Un internado ¡Patas Arriba!
Teen FictionAmber ya ha dado con el límite de la rebeldía e irresponsabilidad para sus padres. Para ellos los números rojos en cualquier lista que tenga que ver con su hija ya es común: rojos en su lista de estudios, rojos en su tarjeta de crédito... Sin duda y...