Capítulo 59

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Cuando estoy con Hera,no hay donde a  quiera ir. Solo quiero estar con ella. 
Estaré allí cuando me necesite.Estaré allí si alguna vez esta sola.Juntos,en todo.
Es mi manera de salir.Es mi camino.

Desperté,me levanté y estiré mi cuerpo un poco. Miré a Amalia y ella seguía durmiendo, fui a la habitación de mi hijo. Lo saqué de su cuna y besé su frente. Él abrió sus ojos y me miró.

-Buenos días Leandro-le dije.

Volví a besarle. De pronto,el olor a muerto proveniente de su pañal penetro mis fosas nasales. Muy rápidamente le cambie el pañal y de pasó de ropa. Le preparé un poco de leche y bajamos a la cocina. Mientras me preparaba de desayunar,él bebía su leche.

-¿Te gusta tu nombre,bebé?-le pregunté.-Es lindo,¿no lo crees?

-¿Qué es lindo?-alcé mi mirada.

-El nombre de nuestro hijo.

-¿El nombre?

-Se llamará Leandro.

-Que nombre tan absurdo.

-¿Absurdo?-reí. 

-Debe llamarse como tú.

-No,no quiero que se llame Luke. Se llamará Leandro y punto.

-No,se llamará Lucas.-gritó.

-Amalia,no. Yo soy el padre,yo decido.

-Yo soy la madre.

-Sin mis malditos espermatozoides,no serías madre.

-Eres un idiota.

-Como sea,baja la voz,no quiero que Leandro se asuste.

-Tu madre quiere que vayamos a su casa para desayunar-dijo Amalia para cambiar de tema. 

-¿Ahora?

-¿Qué no me ves?Estoy lista. Te esperó en el auto.

Miré mis panqueques. Ya estaban listos,los guardé en el refrigerador para poder comerlos más tarde, subí a mi habitación y me puse lo más cómodo que encontré,aliste la maleta de viaje de Leandro y salí de la casa camino al auto.

-¿Te importaría manejar?-le pregunté.

Ella asintió molesto y condujo veloz hacia casa de mis padres. Todo el camino me la pasé mirando a mi hijo,estaba hipnotizado ante la más bella criatura creada por mi. Ser padre ha sido lo mejor que me ha pasado en toda mi vida.

Llegamos y ella se bajó del auto sin ayudarme. Con una mano llevaba a mi bebé y en la otra llevaba la pañalera. Camine hacia la puerta donde mi padre se encontraba con los brazos abiertos para poder cargar a su nieto.

-Buen día hijo-le entregué a Leandro.

-Hola papá.

Pasamos a la casa y me senté en el sillón.

-¡Papá!-gritó Elisabeth lanzándose hacia mi.

-Mira nada más quien se apareció,la niña que me cambia por mis padres.

-Te amo papá,pero mis abuelos son más cool que tú.

Eso dolió.Lleve mis manos a mi corazón y gemí de dolor.

-Justo en el amor paternal-dije riendo.

Eli se fue a la cocina,dejándome solo. Frente a mi estaba Amalia,con su teléfono.Como siempre,esclava a la tecnología.

-¿Te importa si me voy?-me preguntó.

-¿A dónde?

-Mis amigos me invitaron a desayunar.

Mi madre salió de la cocina,la miré y alzó sus hombros.

-Como quieras.

Amalia se levantó sonriendo,vio a mi madre y la besó en la mejilla.

-Adiós suegrita-le dijo con su chillona voz. 

Se dirigió a la puerta y al abrirla,el amor de mi vida apareció.

Sonreí encantado y me levanté para saludarla.

-¿Quién eres tú?-le preguntó Amalia a Hera.

Hera me miró confundida.

-¡Hera!-gritó Elisabeth. Corrió hacia ella y la abrazó.

Amalia me miró hecha una fiera. 

Eli tomó de la mano a Hera y pasaron. Las seguí con la mirada,se sentaron el  el sillón y comenzaron a platicar.

-¿Ya te vas?-le pregunté.

-Mejor me quedo,no quiero quedar mal con mis suegros.

-Vete,no importa-le dijo mi padre-está bien por nosotros.

-No,he decidido quedarme.

Giré los ojos y bufé.

-Pasen a sentarse-nos dijo mi madre.

Todos le hicimos caso y fuimos a sentarnos al comedor. 

En la mesa había huevos,tocino,pan tostado,fruta,jugo de naranja y café.

-Ya extrañaba esto madre-dije sinceramente. 

-Si siguieras viviendo con nosotros,ya no quisieras comer de eso más-dijo mi padre y todos reímos,todos,excepto Amalia..

Me serví un poco de todo,al igual que mi familia. El desayuno fue tranquilo,Amalia no hizo dramas,éso me gustaba de ella,si hubiese sido Mariela,probablemente Hera ya estaría en el hospital. En todo el desayuno,mis padres nos contaron cómo se conocieron,yo ya me sabía la historia de derecha a izquierda,pero me encantaba escucharla cada que podía. Cada que podía,miraba a Hera sin que mi esposa se diera cuenta. Al mirarla sentía muchísima adrenalina,ya que si Amalia me cachaba mirando a Hera,moriría de enrojecimiento y tendría que decirle que ella es la chica que en verdad amo. 

3 años,6 meses y 5 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora