- ¿Nerviosa?. - preguntó mi madre.
- La verdad...no. - dije mirando la ventana del auto. - Hacer esto se a convertido en gran parte de mi vida. - sonreí irónicamente.
- No se si eso es bueno o malo.- sonrió. Miré a mi mamá con ojos de "¿Bromeas?"- Bueno, bueno, entendí. Pero cariño ya queda poco. Este es tu último año, después ¡Adiós escuela!
- Y ¡Hola universidad!...uhuu...que entretenido. - bufé.
- Adoro tu sentido del humor dulzura. - apretó mi mejilla.
- Ojos en el camino mujer. ¿Nos quieres matar o que?. - negué con la cabeza.
Mi vida en si había sido complicada... para ser sincera, bastante complicada. Digamos que no era fácil llevar este don sobre mí (para mí es como una maldición con todas sus letras, pero mamá insiste en que tiene sus lados positivos).
¿Que de que Don estoy hablando?
Pues, puedo ver cosas diferentes, cosas que ante la vista de los demás no son visibles. Si, damas y caballeros, yo, Anna Lerman Jhonnson puedo ver fantasmas. Y no, no es ni agradable ni bonito como dice mi madre.
Mi abuela me contaba que este Don se a traspasado de generación en generación. Hombres y mujeres, niños y niñas. Desde pequeña fuí capaz de percibir otras cosas, eso hizo que la gente se alejara de mí por que yo era muy rara para ellos. Al principio me asustaba y mamá no tenía palabras adecuadas para explicarle a una simple niña de cuatro años que ella puede ver cosas diferentes. Con el tiempo aprendí a tratar con ello, pero eso no quita que sienta miedo aún.
Me refiero, hay almas blancas y negras (bueno, así es como yo las distingo) las blancas, son almas puras; personas que murieron sin enterarse y necesitan ayuda para llegar hacia el otro lado. Y las almas negras, son más que nada almas que buscan la muerte, personas que en su vida fueron malvadas; estas últimas son muy peligrosas, tienen una energía impresionante y son capaces de provocar cosas catastróficas.
Los tan conocidos demonios.
Mi abuela en sus tiempos, fué considerada una bruja. La gente iba a su casa para pedirle contactase con sus familiares no vivos. Mi madre cuando era una niña siempre fué vista por psicólogos por parte de su padre (mis abuelos estaban separados). Y aquí estoy yo, una chica que apenas puede encontrar el camino de su vida, con un montón de cosas en su cabeza, siendo trasladada de colegios por tercera vez en todo este tiempo.
Nunca fuí una chica con muchos amigos, y si alguna vez los tuve, creo que fueron imaginarios. En la primaria todos me trataban de la "chica loca". A esa edad es difícil conllevar una vida social sin que te afecte todo ese tipo de cosas. Los tres años de secundaria que llevo también han sido horribles, tanto físicamente como psicológicamente. Me golpeaban, y me aislaban de los demás. Los profesores me ignoraban he incluso me hacían pasar vergüenza.
- Mamá... ¿Crees que se repita lo mismo en este colegio?. - pregunté con la vista perdida entre los frondosos árboles del bosque que se encontraban en ambos bordes de la carretera. Vivir en un lugar que llueve los 365 días del año no ayuda mucho con mi relato, eso hace que siempre todo sea mas tenebroso y espeluznante. Este pueblo es uno de los lugares donde más suicidios se han presentado.
Es muy raro que haya una semana completa con sol. Incluso en los "veranos" también llueve, formando arcoiris muy bonitos. Bueno, eso me había contado mamá, ya que ella vivió mayor parte de su infancia en este lugar.
- Claro que no, mi vida. Tu solo quedate tranquila ¿Si? Estoy contigo y tu...
- Papá. - completé su frase. - Papá no. Él nunca esta conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Luke
FanfictionAnna es una adolecente con un Don muy particular. Desde un principio fué tratada diferente y despechada por los demás. Nadie podía estar cerca de aquella chica sin sentir miedo o algo escalofriante. Hasta que su camino se intercepta con el de Luke...