Luke

Capitulo 15:

— Claro, él ...— dijo mamá pero fué interrumpida por Luke.

— Es que ya es costumbre verme por aquí visitando a mi hermano. — dijo él visiblemente nervioso. Asentí nuevamente y dirigí mi mirada hacia el piso.

— Cariño ¿Por que no vas a descansar?. — preguntó mamá y yo negué. Ella se sentó a mi lado y atrajo mi cuerpo al suyo, recosté mi cabeza en su cuello y cerré los ojos. Normalmente, cada vez que veía un alma y sucedía todas estas cosas en mi interior, terminaba un poco agotada. — Estoy orgullosa de ti. — susurró mamá y yo me escondí más en su cuello, abrazándola por la cintura.

— Perdón por interrumpir...— dijo una voz a unos metros de nosotros. Era Josh, él estába mirando a mamá enternecido. — La policía acaba de llegar y necesitan información de la chica. — mamá asintió y yo me senté mejor para que ella pudiera ponerse de pié. — Anna, si sabes algo de lo ocurrido, nos sería de mucha ayuda que hablaras con ellos. — yo asentí.

— El problema es que no soy de mucha ayuda. — hablé bajo.

— Bueno. Luego tomarán tu declaración ¿Vale?. — dijo sonriendome cálidamente. Intenté devolverle una sonrisa al igual que él, pero solo levanté las comisuras de mis labios. Al menos fué un media sonrisa sincera.

Josh y mamá abandonaron el pasillo y yo volví a quedar sola con Luke. Él vestía una playera negra y una gorra hacia atrás, se veía lindo. Y me di cuenta de que ya no llevaba esa barba descuidada de hace unos días.

Eché mi cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared y cerré los ojos. Tenia sueño y no me gustaban los hospitales. Cuando sucedio aquel drama con papá, mamá me llevó al hospital por que había quedado inconciente y revisaron mi cuerpo, el cual estaba lleno de rasguños y moretones. Fueron dos largos días en donde me inyectaban calmantes y me hacían tomar infinidades de medicamentos. Para ser solo una niña, me era totalmente difícil comprender que lo que había sucedido no era por mi culpa, pero así lo sentía. Luego de salir de aquél lugar, escuché a mamá discutiendo todos los días con papá y ahí fue cuando todo se echó a perder.

— ¡¿Como pudiste dejarla encerrada?!

— ¡Entiende de una vez Claris! ¡Anna no esta bien, ella necesita ayuda!. — papá gritó, tal como lo había echo conmigo.

— Mi hija esta bien. ¡Tú eres él único que no es capaz de entender que nuestra hija tiene algo diferente!. — gritaba mamá y yo me escondí entre las cobijas de mi cama. A los minutos escuché como alguien subía por la escalera y la puerta de mi habitación se abría lentamente. Mamá había entrado y se sentó en la orilla de mi cama abrazando mi diminuto cuerpo con las frazadas encima. — Lo siento tanto, no debí dejarte sola. — susurró y apartó el pelo de mi cara. No pude soportar ver a mi mamá llorando por mi culpa y me giré para esconderme entre su pecho y cuello, como solía hacer cuando tenía pena o miedo.

— Me iré al infierno... — susurré y mamá se tensó y me miró.

— Escuchame, lo que dijo esa persona fea que te hizo daño, no tienes que tomarlas en cuenta ¿Bien?. Son almas muy malas, y se alimentan de tu miedo. — acariciaba mi rostro y mantenía su vista fija en mis ojos.

— Pero eso no me lo dijo el hombre malo de la ventana. — murmuré y mamá esperó a que siguiera hablando. — Fué papá...— dije y pude ver como el rostro de mamá se arrugaba y nuevamente comenzaba a llorar. — Me iré al infierno por que soy una mentirosa.

— ¡No Anna, no te irás a ningún lado! ¿Me escuchaste?  No voy a permitir que nada te pase. — susurró y volvió a abrazarme y apretarme contra su cuerpo.