Capítulo 2

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-Hablo enserio Ty.- Repitió un cansado Ashton del otro lado de la línea.

- No lo entiendo ¿Te golpeaste la cabeza o siempre fuiste un imbécil?

- Ty no digas eso... sabes que yo sólo quiero....-Fue interrumpido.

- No. No hables porque no me interesan tus deseos estúpidos y egoístas...

Del otro lado de la sala se encontraban Kai, Connor, Luka y Mark, el aire era tenso y por más que Tyler no estuviera allí, todos se mantenían en silencio.

En cierta forma todos entendieron la razón del porque Tyler estaba tan decaído esa última semana; pero nadie puede negar que se le iluminaron los ojos al recibir una llamada de Ashton. Había salido corriendo en cuanto tomó el teléfono, seguramente en busca de algo de privacidad, pero su conversación se podía oír tranquilamente hasta la casa de los vecinos.

La pregunta que todos se hacían era la misma.

¿Qué había hecho Ashton? ¿qué hizo para que Tyler, el más tranquilo del grupo, cabe decir, se enojara tanto al grado de estar insultándolo?

- ¿De qué honor me hablas? No seas tan pendejo por favor Ashton, lo que haces está mal y lo sabes. - Se calló al recibir respuesta de la línea.

- ¿Qué no sé nada? ¿yo soy quien no sabe nada? Eres un... ¡¡ahhhh!!- Cortó la llamada y estampó el celular contra la pared dejándolo destrozado en pedazos. Se tomó del cabeza frustrado, debía descargar todas esas ganas de golpear el rostro de Ashton, sentía la necesidad de romper algo.

Caminaba como animal enjaulado alrededor de la cocina aún tomado de la cabeza y soltando improperios.

- Idiota desequilibrado. Juro que lo mataré cuando lo vea.

¡¡Maldito!!- comenzó a golpear la pared, era la única forma de desahogo.

Sintió unos brazos tomarlo con fuerza por la cintura apartándolo con demasiada fuerza.

Luka mantenía los brazos de Tyler inmóviles para no llevarse un golpe, no dijo ninguna frase conciliadora, ni tampoco preguntó al respecto, sólo estuvo allí para sostenerlo hasta que se tranquilizara.

Cortó la llamada y guardó el celular en el bolso, miró la habitación una vez más, tal vez tratando de memorizar cada detalle, hasta el más insignificante. Tomó el marco sobre la mesa de noche, era la foto de su familia, su madre embarazada de Abby y su padre lo cargaba sobre sus hombros, acarició la imagen recordando ese día en que tomaron la foto.

Su padre vestía el uniforme de soldado y es que apenas había regresado a casa, su madre lo abrazó y le tomó fotos a él sólo, juntos, una sólo ella dos, una con sus dos hijos y así.

Ashton tenía sólo cuatro años en su momento, pero recordaba muy bien la felicidad de su madre en ese día, tiraba de la mano de su padre de acá para allá, sus ojos emanaban la felicidad que sentía tras el regreso, pero como vino se fue y con él la sonrisa de su madre.

Les había prometido volver y él como un ciego le creyó.

Dos años más tarde cuando al fin regresó... su madre lloró, la vio vencida en la entrada de la casa mesando sus cabellos con sus manos.

No había foto que tomar, ni un brazo del cual tirar, recordó que no le permitieron ver el cuerpo de su padre, sólo dejaron una bandera doblada en perfectas simetrías. El día de su entierro, compañeros y generales les daban sus pésames a su madre y a él le daban caricias en la cabeza e intentaban animarle con frases:

Tú padre es un héroe.

Murió luchando por los que ama.

Pequeño, tu padre fue un hombre muy valiente.

HEREDERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora