Capítulo 7

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La tensión era palpable en el aire, los hombres a cargo de Ilya estaban más pendientes de Niko y ya no importaba si el muchacho podía verlos o si se interponían en su rutina. Si se encontraba en una situación sospechosa, si alguien se acercaba a él con actitud sospechosa, tenían órdenes de actuar ante un posible agresor. Órdenes del mismo Pakhan Boryenka.

Ya había pasado una semana desde que se mantenían alerta. Para completo desagrado de Ilya, quien odiaba tener que encontrarse en este tipo de situaciones. Prácticamente no hacían nada, se quedaban allí mirando, esperando que ataquen y esa sensación de impotencia era lo que más aborrecía de su trabajo.

Nikolái era consciente de lo que sucedía, de quien era él y que importancia tenía dentro de La Bratva. Todo esto gracias a Igor, fue él quien se tomó el tiempo de aclarar las dudas del niño, no fue muy difícil ya que las sospechas existían, pero no se atrevió a contestar la incógnita más grande ¿Por qué era él quien debía heredaba el puesto?

Responder eso significaba ahondar en el tema de su padre, del que Niko apenas si sabía, el muchacho desconocía lo importante que era para la organización la tradición del heredero, y el viejo Igor no quería ser quien le aclarara, no se sentía el más indicado, pues terminarían tocando el tema de la muerte de su padre, del que Niko sabía solo el hecho, y no sobre quienes fueron los perpetradores o como sucedió. Igor no creía ser el indicado para hablar de alguien o de algo para ser exactos que él no vivió, no podía contarle el fin que sufrió su padre cuando él no estuvo allí.

Lo que Igor también desconocía era, cuan irrelevante era para Nikolái su padre, a quien jamás había conocido, a Niko sólo le importaba entender que planes tenía Vladimir, pues después de aquella abrupta separación sin ningún tipo de explicación no pudo volver a contactarlo.

El muchacho entendía que era para su seguridad y porque debía estar muy ocupado cumpliendo con su puesto de Líder, pero seguía sin entender realmente cual era el peligro ahora.

En ese momento Ilya se encontraba esperando a Niko fuera del instituto, la idea de encerrarlo en algún lugar seguro había cruzado varias veces por su cabeza, pero eso significaría una cosa: que ellos ya sabían que los estaban siguiendo y aquellos tipos adelantarían su plan, cual fuera éste. Había que mantener las apariencias para no levantar sospechas.

Se mantenía al margen fingiendo una rutina, aunque no quitaba la mirada de aquel Chevrolet impala estacionado desde hace una hora cerca de la salida del colegio.

Las puertas del edificio se abrieron y al salir, Nikolái buscó con la mirada en las aceras de peatones dando con Ilya, a la distancia con el periódico bajo su brazo.
Eso indicaba que ya hacía rato esperaba.

Últimamente Niko se mostraba comprensivo, ante todo, pensó Ilya, así que siendo consciente se mantenía alerta, y evitaba alejarse de sus guardaespaldas.
Era un consuelo pisar el colegio y estar en compañía de Sam, esas escasas horas le daban normalidad a su vida, o por lo menos pretendía ser un chico común y corriente.
Se acercó a Ilya, quien sin dirigirle la palabra emprendió camino al auto estacionado más adelante.

***

- Niko... Nikooo. -La esposa de Igor miraba atentamente al pequeño. Parecía haberse transportado a otro mundo, fijando la mirada en un punto de la cocina y sin soltar una palabra, comía del tazón de cereal.

- ¿he? -Lyla sintió pena al descifrar el motivo que lo tenía tan distraído. Era más que seguro que buscaba sus propias respuestas, tal vez regresando a su pasado, hacia algún recuerdo desapercibido en lo recóndito de su cabeza.

- Viktor...- Susurró. Tal vez encontrando la respuesta... o tal vez encontrando otra incógnita. - Viktor es...es...e..

-¡¡ES!!- Exclamó un poco molesta con el titubeo.

HEREDERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora