Capítulo 20

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-¿Es esto realmente necesario? -Exhaló el humo de su cigarro y miró a sí compañero de vigilancia concentrado en su juego de móvil.

-Es un capricho del señor Korsakov. -Chitó al perder la partida, levantó la vista a su compañero y por la ventanilla logró ver al objetivo. Al apuntarle para que prestara atención aprovechó para robarle el cigarrillo.

-Ey. -Se quejó recuperándolo de un manotazo.

Ambos se quedaron mirando al muchacho que salía de las puertas de la universidad.

-Vaya nunca creí que ese sería el gusto del jefe. -Soltó sin pensar y rápidamente fue consciente de sus palabras, giró lentamente su cabeza hacia su compañero que parecía estar por desenfundar su arma con una clara mirada de amenaza. -Parece un chico saliendo de la iglesia. -Se excusó tratando de que cambiara la expresión del rostro y le diera la razón.

-Habla adecuadamente si se trata de la señora de Korsakov imbécil ¿O debo golpearte fuertemente en la cabeza para que entiendas tu lugar en la jerarquía? -El conductor negó con la cabeza efusivo y tiró la colilla del cigarro antes de volver a subir la ventanilla del coche.

-Ahí está el otro. -Informó. -¿Eh, qué hace ese idiota? -Preguntó molesto al verlo llegar junto a la señora de su jefe y abrazarlo en confianza. -¿No me digas que la jefa lo engaña? -Un fuerte golpe lo estampo contra la ventanilla polarizada.

-Observa atentamente imbécil, es importante ser imparcial al dar un reporte a los jefes, tú no debes suponer nada, nunca ¿oíste? -El pobre hombre sentía que estaba en sus inicios de la Bratva nuevamente, pero no podía presentar queja alguna por el trato, su hermano tenía razón, además el pertenecía a la organización por más años que él por lo que le debí respeto como superior. -Sigámoslos ordenó al verlos marchar a la cafetería que se encontraba a dos cuadras de la institución. En él tiempo que llevaban observando comenzaron a trazar el cronograma de actividades habituales en la pareja de su jefe.

Universidad, café, restaurante con el jefe, por la tarde volvía al departamento que compartía con su compañero Tyler Holm y por la noche nuevamente lo pasaba con el jefe en su departamento o en la mansión Korsakov, aquella variante no era preocupante por el hecho de que el jefe estaba en ambas.

Pero recientemente un joven de piel oliva se le pegaba encima todo el tiempo y el jefe al verse prohibido por su propia pareja a habituar la universidad les encomendó a ellos la labor de tener un ojo puesto en el muchacho moreno, por le momento parecía ser quien decía, un simple universitario, después de dos semanas se disipaba la duda de que fuera alguien con intenciones de intimidar al jefe por medio de su interés romántico, o tal vez alguien capaz de secuestrar a la jefa por extorción de dinero, todo eso había sido descartado y la única probabilidad que quedaba era que aquel muchacho tuviera un interés más allá del académico o amistoso con el muchacho y que, para su mala suerte sería peor que las dos situaciones anteriores.

El conductor del coche, que hay que aclara era su primera ronda de vigilancia y desconocía los detalles, se encontraba muy interesado, de repente ya no buscaba holgazanear y se mantenía con la mirada atenta en la cafetería donde ambos compartían mesa y el moreno hablaba siendo ignorado por el muchacho que se concentraba en sus apuntes escolares y su bebida.

-Ese tipo es molesto ¿Acaso no esta notando que la jefa lo ignora por completo? -El matón en su interior pedía permiso para entrar al establecimiento y golpear la cabeza del moreno duro contra la mesa.

En el momento que estaban por discutir nuevamente por sacar conclusiones vieron a la jefa ponerse de pie tomando su celular, salió al exterior para recibir la llamada, nada fuera de lo común tardó unos segundos de rápida conversación y volvió al su mesa, pero durante esos pocos segundos a su compañero le dio el tiempo necesario para volcar algo en el café, creyéndose que nadie lo había visto dentro del lugar, pero lo que no sabía era que estaba siendo observado, todo el tiempo estaba siendo observado. Una llamada al jefe Korsakov informando el hecho y pidiendo ordenes de cómo actuar los dejó con escalofríos al escucharlo reír en la llamada en lo que les pedía que continuaran vigilándolo e informaran si se movían de lugar.

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