Editado: 24 de marzo del 2020
Capítulo 2
Cerré los ojos en cuanto mi cuerpo hizo contacto con las suaves sabanas que envolvían mi cama, no me había percatado de lo cansaba que estaba hasta que no cerré la puerta de la entrada detrás de mí. El día había transcurrido con una rapidez inimaginable, de un instante a otro las horas surcaban la tarde de una forma vertiginosa, similar al suave parpadeo o al soplo del viento volando una fina hoja de papel. La tarde fue maravillosa, rodeada de sol, agua y helado.
Pensamientos abstractos comenzaron a inundar mi mente, signos del cansancio acumulado, dejé de luchas contra lo inevitable y caí profundamente dormida.
Desperté con las sabanas enrolladas sobre mis piernas, el calor de la noche había provocado que de manera inconsciente apartara la tela sobre mí. Aparté las sabanas y me senté con las piernas cruzadas, apoyando la espalda sobre la pared. El libro de la biblioteca reposaba sobre mi mesita de noche, sobre él se encontraba mi móvil, una intermitente luz roja indicaba que había recibido alguna notificación. Aquella mañana no brillaba el sol tanto como el día anterior, pero podía intuir que el aire cargaba aquel pegajoso calor típico de la costa. La humedad siempre había sido su némesis.
Con el coletero de mi muñeca, me hice una cola de caballo y miré el calendario que tenía junto a mi cama. Antes de comenzar el verano, había anotado los días en los cuales tenía programado algún acontecimiento. Dentro de una semana, su grupo de amigos y ella acudirían a un festival que se celebraba a las afueras de la ciudad. Adoraba la música casi tanto como los libros.
El calendario también recogía las fiestas de la ciudad que serían dentro de tres semanas, siempre habían ido y los buenos momentos eran acumulables. Recordé también que en tan solo dos semanas daba inicio la liga de verano de baloncesto. Siempre había pensado que el calor y el deporte no es una buena combinación, después Nora había insistido en que debían continuar durante el verano, que el deporte era esencial en sus vidas y una serie de argumentos que a aquellas horas de la mañana no me apetecía recordar.
Después de desayunar, decidí alcanzar el libro por donde lo había dejado. Avancé con rapidez mientras los suaves rayos del sol iluminaban cada página, de vez en cuando la brisa de la mañana movía con brusquedad las finas hojas de libro, había salido a leer a la terraza ya que adoraba aquel rincón en verano. No tardé demasiado tiempo en finalizar la lectura puesto que se trataba de un libro ligero. Me pareció buena idea acudir por la tarde a intercambiar el libro por otro, de camino pasaría por la casa de Nora y podría hacerla una visita.
Me vestí con ropa holgada y fresca, las gafas de sol reposaban sobre mi cabeza e impedían que el pelo de los laterales se me fuera a la cara. Alcancé una bolsa de tela de colores en donde introduje el libro y una serie de objetos necesarios para salir de casa. Iba a salir de mi habitación cuando me paré frente a la puerta, dubite durante unos segundos aunque luego me pregunté:
¿Por qué no?
Retrocedí hacia el escritorio, el cual estaba repleto de cuadernos de tapas preciosas y vasos llenos de lápices de colores y subrayadores. Alcancé una torre de posit de color amarillo fluorescentes y escribí una pequeña oración que me hizo sonreír de medio lado. Con cuidado despegué la nota adhesiva y abrí el libro por la página sesenta y siete. Pegué mi nota sobre la que estaba con anterioridad. Antes de cerrarlo de nuevo, releí en un susurró lo que acaba de escribir.
Hola chicx anónimx. Que grata sorpresa encontrar mensajes en notas, ¿En que libros lo has leído? :)
ESTÁS LEYENDO
Amor entre libros (En edición)
Teen FictionEllie Taylor adora leer, disfruta de la compañía de las palabras, de su significado y de lo que trasmiten. Una calurosa mañana de verano, mientras se refugiaba entre las páginas de un libro de la biblioteca, descubrió algo inusual en el interior: un...