32. Helado

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Hoy era una de esas tardes aburridas del verano, siempre suele a ver una o dos durante las vacaciones. Estaba tumbada en el sofá, sentada de una forma poco común, pero ¿Que iba hacer? Hacía mucho calor, demasiado calor. Hubiera ido a la playa pero para ello tendría que coger el bus, el cual estaría todo lleno y lleno y lleno de gente. Estaríamos como unas sardinas en lata, y claro después, al llegar a la playa, no habría ni espacio para poner la toalla.
Tampoco podía ir a la biblioteca, hacía demasiado calor y creo que los libros se me derretirían con solo mirarlos. "A" aun no me contestó o a lo mejor si, pero no fui, soy una mala notamiga lo sé.
Para  colmo Vane y Guille no podían quedar hoy, no se exactamente por qué.
En la televisión no daban nada bueno, todo eran cosas aburridas y sin sentido. Cogí el mando y la apagué. Me levanté del sofá en dirección a la cocina y abrí el congelador, saqué una caja de helado.
Con algo me tendré que entretenerme─pensé
Volví y me senté de nuevo en el sofa grande del salón a la vez que el timbre sonó. ¿Era esto una indirecta para no comer helado? Nah.

¿Por qué me tenía que levantar yo? ¡Me acabo de sentar! ¿Dónde está mi hermano cuando se le necesita?

─¡Aaron!─Grité

─¡Abre tú! ¡Estás más cerca, vaga!─Gritó también desde algún lugar de la casa.

Suspiré y dejé el helado encima de la mesa, me levanté y me acerqué a la puerta la cual abrí con pereza.

─Marcos.

─Hermana de mi mejor amigo.

─Era más corto decir Emm.

─Cierto─Río

Abrí más la puerta para que pudiera pasar dentro y me dirigí hacía el salón a intentar atacar mi helado. Sentí los pasos de Marcos detrás mío.

Me senté y empecé a comer, él se sentó a mi lado. Iba vestido con unas vaqueros que le llegaban a la rodilla. Llevaba una camiseta blanca ajustada con una especie de dibujos abstractos. Estaba con el móvil en la mano escribiendo algo en él, el flequillo rubio-castaño le caía por la frente de manera desordenada. Sus ojos verdosos se movían de derecha a izquierda leyendo línea a línea lo que le habían escrito. De un momento a otro clavo su vista en mí y sonrió.

Uy creo que le estaba mirando de forma acosadora. ¡Ahora me tendrá miedo! Y no me volverá a dirigir la palabra, para luego pasar de llamarme hermana de mi mejor amigo a la loca hermana de mi mejor amigo. Creo que estoy exagerando. ¡O a lo mejor no! ¡Oh si! Buenos mal que no es Edward Cullen y no puede leerme la mente, si no creo que me trataría de loca.

Seguí comiendo mi helado fijando mi vista en nada en particular. Noté que Marcos guardó su móvil y se quedó mirando mi helado. Mi tesoro.

Me giré hacia donde él y sonreí.

─Quieres mi helado ¿Cierto?

Marcos puso cara de inocente y movió su cabeza de arriba a abajo como tal.

─Pues si vas a la cocina y coges una cuchara lo comparto.

Y en una abrir y cerrar de ojos, Marcos se había levantado corriendo, había ido a la cocina y en pocos segundos había aparecido con una cuchara grande.

─Veo que eres como yo, y que lo de las cucharas pequeñas no te van.

─Es que son muy pequeñas.

Reí.

Se sentó otra vez a mi lado, esta vez más cerca, para poder compartir el maravilloso helado. Él introdujo la cuchara en la gran tarrina de helado y al sacarla se la llevó a la boca, manchando su cara. Repetí su acción. ¿Que? ¿El podía y yo no? ¡Yo también quiero comer mucho helado!

─Esta muy rico─dijo con la boca llena.─Y muy frio─ añadió

─¿Lo meto en el microondas para que se caliente?─dije de broma.

─¡Ay el humor!─Exclamó comiendo más helado. ─Tú y tu hermano lo perdisteis.─ Dijo riendo a lo que yo cogí la cuchara y le manche toda la cara de ello.

Solté una carcajada, me levanté para poder huir y que no me manchara la cara, y no desperdiciar helado, pero fui demasiado lenta, o él demasiado rápido porque rodeo su mano alrededor de mi brazo e hizo fuerza hacia si mismo. Caí al sofá y rápidamente Marcos pusó sus piernas en las mías, haciendo presión para que no me escapara, cogió la cuchara con la derecha, y con la otra me agarró el brazo con fuerza pero sin hacerme daño. Mientras, yo reía y movía mi cabeza de un lado a otro para que no manchara mi cara. Al ver que no podía se sentó encima de mis piernas, sujetó un costado de mi cabeza y con la otra me manchó de helado toda la cara. Y cuando digo toda es toda.

─Eh, yo solo te manche un poco.─Le dije riendo─Ahora tengo la cara fría.

─Así ya no hace tanto calor.─Comentó divertido.

─Pero no tenía calor.─Mentí riendo.

─Vale─dijo alargando la e de forma juguetona.─Ahora te lo quito.

─Se quitármelo yo sola─Marcos cogió sus dos manos y me cogió la cara con delicadeza, para luego lamermela repetidas veces.

Arrugué la cara y grite.

─¡Marcos!

Él se separó y dijo.

─Tú cara sabe bien.

¿Es enserio?

─¡No quiero tu saliva en mi cara!

─No quieres mi helado en tu cara, no quieres mi saliva en tu cara, eres muy difícil de complacer Emm─ Dijo riéndose.

─¿Tu saliva en dónde? ¿Por qué estás encima de mi hermana?

Los dos giramos hacía la puerta en donde estaba Aaron, el cual estaba mirándonos con horror y con una pizca de diversión.

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Heeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeey, espero que os haya gustado muchoooo. Dejarme vuestra opinion en los comentarios y votar que es gratis y me motiva. Jujuju

¿Qué tal los exámenes finales? ¿Divertidos no? JAJAJ A mi aun me faltan unos cuantos.

Beeeeesiiiiitos♥

Steeeeeely

















Amor entre libros (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora