Editado: 20 de marzo del 2020
Capítulo 5
La brisa abrasadora rozaba mis coloradas mejillas, a pesar de poner todo mi esfuerzo en esquivar los rayos de sol y caminar por las sombras que los edificios proyectaban en el suelo, el calor que tenía era similar al apogeo de una hoguera. Tenía el pelo recogido en un moño alto y las gafas de sol parecían no querer permanecer quietas sobre mi nariz. Seguramente no había sido buena idea salir de casa sobre las cuatro de la tarde, donde el sol permanecía con gran altura abrasando a su paso, pero junto al ventilador del salón, no me había parecido ninguna locura.
Solté el aire, que al parecer había estado conteniendo, en el momento que crucé la puerta y me introduje en el interior de la biblioteca, la estancia estaba fresca y me permití unos segundos gozar del placentero lugar. No tenía demasiado tiempo, habíamos quedado todos para ir a la playa y andaba un poco justa con la hora. Subí hasta la segunda planta y me dirigí directamente hacia el mostrador, donde el hombre que me había atendido la última vez continuaba con la vista en la pantalla digital. Le enseñé con una sonrisa amable la tarjeta de la biblioteca y tras teclear en el ordenador, se levantó hacia un armario que reposaba detrás de él. Visualicé la segunda parte de aquella trilogía y sonreí interiormente. Cuando tuve el libro entre mis manos lo guardé dentro del bolso que colgaba de mi hombro, el cual estaba repleto, con un pequeño esfuerzo conseguí introducirlo. Me despedí del bibliotecario y avancé por el pasillo por el cual había venido. Fue entonces cuando frené. Estaba junto a la estantería de los libros en los que estaba interesada, la portada del libro donde se encontraba la nota brilló ante mis ojos. ¿Sería posible que la persona misteriosa hubiese contestado mi nota? Decidida a averiguar aquel deseo extraño, atrapé el libro uno y lo abrí por una página aleatoria, fui pasando las páginas de izquierda a derecha hasta posicionarme en la sesenta y siete. Entreabrí mis labios dejando pasar un susurrado sonido de sorpresa, con letra regular pero marcada, alguien había contestado.
Podría escribirte que la originalidad no siempre surge de un libro, pero estaría mintiendo.
Releí la frase varias veces, respondía sin ninguna duda sobre a mi cuestión sobre el origen de escribir notas en los libros. Sonreí de medio lado ante aquella situación que se escapaba de mi rutina. Despegué con cuidado la nota adhesiva de la página y coloqué de nuevo el libro en su sitio, fue entonces cuando me percaté de que, en la parte trasera, con la letra más pequeña y suave pero menos entendible, había otra frase.
Segunda parte en la segunda parte.
A.A
¿Qué quería decir exactamente "segunda parte en la segunda parte"? ¿Sería aquello parte de la nota o quizá simplemente una frase que habría con anterioridad en aquel cuadrado trozo de papel? Fijé mi atención en las últimas dos letras que finalizaba la frase, dos aes. Sin duda parecían las iniciales de alguien. Repetí interiormente la oración de conclusión en mi cabeza.
—¿Será posible...? —susurré para mi mientras que dejé que la cinta del bolso se deslizará por mi brazo. Me agaché y apoyé la tela en el suelo, empecé a rebuscar el libro que hace tan solo unos minutos había logrado encajar en el interior este.
Normalmente no me gustaba llevar el bolso repleto de cosas, siempre acababa por desesperarme por no encontrar nada, por lo que siempre que podía intentaba aligerar el peso del bolso y de los objetos menos necesarios. Los días de playa eran mi excepción a la regla, entre la toalla, el bañador, la crema y ciento de cosas más que al final acaba metiendo, siempre me ocurría exactamente lo mismo. Me había resignado y por lo tanto decido dejar de luchar contra mi yo de playa y asumir las consecuencias del bolso.
Después de unos segundos mis dedos tocaron la tapa dura de una plataforma lisa y logré sacarlo sin extender mis cosas por el suelo, suspiré y me pasé una mano por la frente. En esta ocasión no abrí el libro por una página aleatoria, sino que esta vez fue la famosa sesenta y siete la que apareció frente a mis ojos.
Por alguna razón, este ejemplar es el único que se encuentra en esta biblioteca. ¿Te parece normal? Es decir, creo que he visto como cinco ejemplares de un autor que no debería considerarse autor y, sin embargo, ahí están. AL MENOS, gente como tu sabe distinguir la verdadera literatura juvenil. Algún día salvaremos el mundo de una catástrofe literaria y haremos historia.
Un saludo A.A
Cerré el libro tras leer las palabras escritas en el posit, esta vez de forma rectangular. La letra era claramente la misma que las anteriores. El móvil vibró varias veces centro del bolsillo trasero de mi pantalón vaquero corto. Salí de mi ensimismamiento y guardé el como pude el libro de nuevo en el bolso, al mismo tiempo que me levantaba y me dirigía a la salida. Sabía perfectamente de quienes eran los mensajes que estaba recibiendo, aun así, mientras caminaba a paso ligero desbloqueé la pantalla de mi móvil y entré en el chat del grupo.
De Dianora para "Benvenuta Estate"
16:21 Ellie, ¿dónde estás?
De Brent para "Benvenuta Estate"
16:22 Ya estamos todos
16:22 Increíblemente
16:22 Menos tú
De Evan para "Benvenuta Estate"
16:23 Si viene el bus te dejamos en tierraa
De Ellie para "Benvenuta Estate"
16:24 Voy, voy
El sol chocó con mi rostro en el momento en el que crucé la puerta al exterior, el calor inundó de nuevo mi cuerpo. Existía algo peor entre el sol cegador y el calor abrasador, el resultado de las consecuencias de haber salido tarde de casa y haberse entretenido dentro de aquel refrescante lugar: correr bajo el sol cegador y el calor abrasador. Sin pensarlo demasiado, salí de la protección de la sombra e inicié mi paso a la velocidad.
Definitivamente, iban a ser uno de los cinco minutos más largo de mi vida.
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Amor entre libros (En edición)
Teen FictionEllie Taylor adora leer, disfruta de la compañía de las palabras, de su significado y de lo que trasmiten. Una calurosa mañana de verano, mientras se refugiaba entre las páginas de un libro de la biblioteca, descubrió algo inusual en el interior: un...