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Maratón 1/4.


—Hablé con Ryuu —le comenté mientras preparábamos la cena. Ella me miró atenta por un momento, últimamente hablaba poco con ella sobre él, porque apenas hablábamos en realidad.

—¿Cómo está? —Preguntó con interés sin dejar de mirarme y algo sorprendida.

—Dice que tiene ganas de verte —medio sonrió al escuchar esas palabras— y bueno, que tiene un medio ligue —levantó la ceja con interés y con una pequeña sonrisa.

—¿Y eso? —Preguntó curiosa, en lo que se trataba de cotilleos sobre amor, ella era la primera en querer enterarse, incluso llegaba a pensar que algún día crearía su propia revista del corazón con los cotilleos de amor de todo el mundo.

—La verdad que ni idea, después de lo de Kaori me espero de todo —bromeé y ella negó con la cabeza. Colocamos la cena en silencio—. Pero igualmente quiero que sea feliz y encuentre a alguien que de verdad le valore y le quiera por como es, con lo bueno que es Ryuu nadie le toma en cuenta.

—Tiene un humor especial —comentó con honestidad— pero, desde un principio él para mí fue bastante gracioso y además, es un buen chico, parece de esos chicos que defendería y protegería a su chica al máximo.

—Tienes razón, lo es con los amigos y lo es con las chicas —le aseguré mientras nos sentábamos para comer.

—Que disfrute de tener líos y esas cosas, al igual eso le va mejor ahora que buscar una relación seria —añadió y asentí, creía que tenía razón, Ryuu era tan despistado y tan poco atento en estos momentos que sentía que si tenía una novia se iba a olvidar de ella.

—Por lo demás va bien, se ha acostumbrado rápido, parece que le gusta lo que hace.

—Me alegro mucho —dijo con una sonrisa mirándome a los ojos—. Kaori está genial también, lo poco que he hablado con ella me ha dado a entender que esta feliz, aunque hecho de menos eso de hablar entre horas, comer juntas en los recreos y demás... dependíamos una de la otra y estar a tanta horas me entristece —me informó. A veces me había dado cuenta de eso, el hecho de tenerla lejos hacía que en muchas ocasiones se sintiera deprimida, le faltaba el apoyo de su mejor amiga.

—A pesar de todo tienes amigas, no digo que eso remplace a Kaori, obviamente no pero, puedes hablar con ellas y eso, ¿verdad? —Pregunté y ella encogió sus hombros.

—Tampoco somos tan amigas, no confío en ellas como para contarles cosas de mi vida privada, estar con ellas para pasar el rato está bien —soltó intentando no darle mucha importancia. Con esas palabras me di cuenta de que realmente estaba equivocado y a ella no le iba especialmente mejor que a mí.

—Te entiendo aunque creo que Hiro y yo podríamos ser grandes amigos... —comenté y sonrió con intensidad.

—Yo lo creo igual, de alguna manera es como tu reflejo en personalidad, aunque tu personalidad es más fuerte, le hace sombra —admitió mientras terminaba su cena. Sus palabras llevaban razón y aunque sabía que en ocasiones Hiro y yo chocaríamos por nuestras personalidades sería como tener una persona mezclada con mi personalidad y la de Ryuu.

—Es un gran chico, ¿te cayó bien? —Pregunté con interés ya que su opinión me importaba bastante. Ella ladeó la cabeza con una pequeña sonrisa.

—Para lo poco que hablé con él me parece un chico extrovertido aunque un poco tímido con las chicas, un chico bastante amable y bueno —comentó—, pienso que es una buena compañía y, como sabes, cantidad no es calidad.

Al hablar había cambiado un poco de opinión al darme cuenta de que, aunque ella hablara con muchas personas de su curso, eso no implicara que fueran sus amigos, cosa que nos dejaba igual a ambos. Tenía la sensación de que éramos muy desconfiados con las personas que acabábamos de conocer, era algo en lo que éramos prácticamente iguales. A lo mejor no nos costaba hablar o hacer amigos, simplemente nos costaba confiar. Al final, ir a la Universidad había supuesto un cambio para ambos aunque cada uno lo llevara de una manera diferente, o eso creía.

Hablamos por un rato más sobre cosas aleatorias sucedidas durante la semana. Recogimos todo lo que habíamos usado dejando la mesa totalmente recogida y nos dispusimos a ir hacia la habitación dispuestos a descansar de una vez, ambos estábamos lo suficientemente cansados para dormirnos temprano. Antes de ir a la habitación, me aseguré de que todo estaba cerrado y volví a la habitación encontrándome con Aroa colocando todo para dormirnos.

—Déjame ayudarte —dije agarrándola de la cintura para que me dejara un espacio para poder ayudarla. No me gustaba que hiciera todo sola, es decir, por ser mujer no tenía que hacerlo todo, la casa era de ambos y ambos teníamos que colaborar (aparte que sabía de sobra lo cansada que estaba).

—Gracias Yuu —sonrió y le dediqué de la misma manera una sonrisa. Terminamos de colocar todo y me tiré a la cama en plancha provocado su risa, guardó su libro—. ¿Estás cansado, cariño? —Preguntó con preocupación mientras me empujaba un poco para rodarme hasta mi lado y acostarme a su lado.

—Demasiado, te va a dar algo cuando vuelvas a entrenar, demasiados ejercicios de fuerza —dije agotado mientras ella retiraba la manta y me metía dentro de ella.

—Tengo muchas ganas, te lo aseguro —admitió mientras le miraba como apagaba la luz para recostarse a mi lado.

Una vez apagó la luz, rodó su cuerpo para meterse por completo en la cama, saqué el brazo para taparla y ella sonrió por el gesto. Acerqué mi cuerpo al suyo para estar más pegados. Estábamos cómodos no como el anterior día en el que a penas nos despedimos para ir a dormir. Llevé mi mano a su mejilla acariciándola y ella cerró sus ojos disfrutando del tacto, vi como sonreía un poco.

La habitación estaba solamente iluminada por la poca luz de la luna que entraba de la ventana mezclada con el alumbrado de la calle. La lluvia había cesado pero aún permanecía el frío en las calles. Ningún coche solía pasar por nuestro barrio, por lo que era bastante tranquilo vivir allí pocas veces molestaba algún ruido.

Volví a fijarme en ella, como su cabeza estaba recostada sobre la almohada y su pelo era un pequeño mar castaño en la almohada. Sus ojos estaban cerrados disfrutando del momento y preparados para sumirse en un profundo sueño. La manta azul le tapaba todo el cuerpo dejando por fuera mitad de su oreja y su cara para que pudiera respirar. Verla de esa manera era perfecta, era como observar algo frágil, algo que por nada del mundo debía romper nadie. Su piel era suave, podría estar tocándola y observándola durante todo el día.

—¿Mañana saldremos juntos? —Preguntó curiosa mientras abría los ojos después de un rato relajada con mi tacto—. Hace tiempo que no salimos juntos a hacer algo y me apetece.

—¿Qué quieres hacer?

—Ir a dar un paseo, o quedarnos en casa viendo una peli, algo guay que podamos hacer juntos y lo pasemos bien —dijo emocionada. Bajé mi mano de su mejilla para tomar sus manos con las mías, observó nuestras manos entrelazadas y sonrió con intensidad; amaba verla de esa manera.

—Me parece buena idea, ¿mañana nos quedamos en casa y el sábado o el domingo salimos por ahí? Ambos estamos cansados y creo que lo mejor sería quedarnos por casa disfrutando de la comodidad —ella movió la cabeza de acuerdo a mis palabras. Vi como sus ojos suplicaban dormir—. Se te están cerrando los ojitos, vamos a dormir ya.

La acerqué a mí para darle un pequeño beso para después dejar mi brazo rodeándole la cintura. Antes de cerrar sus ojos me dio un rápido beso en la mejilla y ahí cerró los ojos definitivamente. Sonreí ante su gesto y cerré los ojos al igual que ella había hecho. Era agradable escuchar su tranquila respiración a mi lado, notar lo tranquila que estaba a mi lado.

—Te amo, Yuu, buenas noches —susurró y sonreí ante sus palabras.

—Te amo, Aroa, igualmente pequeña —susurré igual.



Volando || Nishinoya YuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora