Maratón 4/4.
—No puede ser, ¡joder! —Exclamó enfadada desde el armario. Terminé de colocarme mis zapatos y fui hasta al armario a ver que era lo que sucedía.
Ahí estaba ella, mirando su reflejo en el espejo con descontento. Solo llevaba puesta la ropa interior y unos vaqueros azul claro. Me vio por el espejo y se giró para que la viera de frente, observé su cuerpo sin poder evitarlo, aunque, ¿por qué debería de reprimirme? Al fin y al cabo era mi novia. Sus brazos estaban en jarras y me miraba con la misma cara de descontento de antes.
—¿Qué pasa? —Pregunté preocupado y ella soltó sus manos de su cintura.
—He crecido y no exactamente en grasa corporal ni en altura.
—Ya lo sé, ¿eso acaso es malo? —Pregunté algo molesto, era delgada y tenía unos pechos razonables que últimamente parecía que crecían cada vez que comía un poco, ¿por qué le molestaba tanto que le crecieran los pechos? Cualquier mujer estaría encantada.
—¡Cada día tengo que comprar ropa interior nueva! —Exclamó al borde de la locura alzando las manos.
—¡Exagerada! Estás en etapa de maduración, aparte, ¿pensabas que podrías seguir usando la misma ropa normal e interior que cuando tenías dieciséis toda la vida? —Ella agachó la cabeza y la obligué a mirarme a los ojos.
—Tampoco es que me desagrade la idea de que aumenten pero a este paso ni podré caminar y odio tener que estar hablando de esto contigo porque aunque seas mi novio sería una conversación más fácil con una amiga... —comentó avergonzada. Ambos estábamos exagerando un poco, tenía más pecho que una chica de veinte años normal pero tampoco era tanto, además, era española.
—¿No crees qué estamos exagerando mucho esto? —Ella asintió y reímos un poco. Le tendí una camiseta media holgada rosa floja que encontré en su parte del armario y le presté una de mis sudaderas—. La ropa tiene arreglo, te dieron una paga extra este mes, ¿no? Usa eso para comprar ropa, vamos hoy y te ayudaré a elegirla, eso cuenta como salida juntos —le informé y al momento saltó a abrazarme por el cuello alegre. Me besó la mejilla y se puso la ropa que le había dado.
—Gracias, cariño, ¡tú también deberías de renovar tu armario! —Exclamó como si fuera mi madre y rodé los ojos. Me puse una chaqueta.
—Primero vamos a por lo tuyo, que incluso las sudaderas te están empezando a quedar apretadas —ella infló los mofletes mientras se ponía las zapatillas, sonreí ante su actitud.
Después de un rato más estábamos listos para salir juntos de compras. Cogimos el coche y conducimos con alegría entre charla, canto y baile haciendo que el viaje se hiciera mucho más ameno. Una vez nos vinimos a dar cuenta estábamos entrando en el parking del centro comercial. Aparcamos con rapidez —cosa digna de recordar estando un sábado en uno de los centros comerciales más transitados de Sendai— y subimos en busca de todo.
Había mucha gente rondando por allí; muchos padres con sus hijos, parejas, amigos, grupos de trabajo, personas mayores... todo tipo de personas que aprovechaban su sábado libre para disfrutar junto a las personas que les importan. Cuando llegamos a Sendai, recuerdo que para ambos era horrible la falta de tiempo para estar juntos, incluso llegamos a tener muchas discusiones al respecto que hicieron llevar al borde nuestra relación pero, entendimos que tener una vida adulta era ajetreada y que tendríamos entender nuestro nuevo ritmo de vida para después intentar conseguir disfrutar al máximo los fines de semana. Después de ese tiempo para acostumbrarnos, aprendimos a valorar el tiempo juntos mucho más que antes.
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Volando || Nishinoya Yuu
FanfictionDiferentes épocas, nuevos cambios, momentos viejos de la vida, ¿vamos a quedarnos siempre juntos? ¿Vas a quedarte siempre junto a mí? ➳Secuela de Aprendiendo a volar. ‣Historia completamente escrita por mí, toda adaptación y copia...