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Al día siguiente nos despertamos agotados por el día de limpieza, organización y salida divertida juntos a comprar cosas. Había sido una gran cura de estrés para ambos, habíamos podido disfrutar de mucho tiempo juntos; conversaciones largas, risas, bromas y muchas otras cosas más. Me había encantado poder disfrutar de ese momento después de tanto tiempo, y estaba seguro de que había sido lo mejor para ambos. Ella estaba contenta y eso me hacía feliz.

Era temprano ya que debíamos prepararnos para ir a recoger a Ryuu, a Daichi y a Suga para ir al partido ya que no había autobús. Desayunamos algo fuerte para no perder fuerzas. Mientras recogía el desayuno, Aroa preparaba una bolsa donde metió algo para comer en los descansos  aparte del agua. Entre los dos recogimos la habitación para acabar rápido.

Me terminé de peinar y al salir del baño me encontré con Aroa fuera ya vestida, tenía que admitir que el equipaje le quedaba genial. Habíamos dado en el clavo eligiendo los colores; el equipaje normal era color crema de manga corta para todos —ya que habíamos recibido quejas de las chicas porque las asillas eran incómodas— con el número un poco más oscuro que gris para que lograra verse bien. El equipaje del libero era igual pero, en vez de color crema era azul claro con el número blanco.

—Te queja genial —la halagué despertándola de su trance mientras guardaba algunas cosas importantes en la mochila. Sonrió ante mis palabras y me miró detenidamente.

—Los liberos vamos a marcar tendencias, voy a vigilar a las del otro equipo no vaya a ser que te echen el ojo —me halagó y sonreí divertido. Me puse los pantalones de chándal que eran color crema y la camiseta blanca de entrenar encima.

Terminé de guardar todo en la mochila y cuando ambos estuvimos preparados, salimos a colocarnos las zapatillas. Guardé la comida en su mochila en lo que ella acababa de ponerse las zapatillas y guardar las de los partidos. Comprobamos que teníamos todo, cerramos la casa y salimos.

—¿Aviso a los demás? —Preguntó, le tendí mi móvil para que les mandara un mensaje.

—Diles que llegamos rápido, que ya estamos saliendo de casa —le dije mientras escribía con mi móvil con mucha rapidez y destreza—. ¿Quién conduce?

—Déjame a mí —suplicó—, hace tiempo que no conduzco... —le tendí las llaves antes de que siguiera suplicándome porque sabría que esta vez acabaría ganando ella.

Ambos decidimos sacarnos el carné de conducir para poder movernos con facilidad y por ejemplo, hacer viajes largos o para volver a casa de nuestros padres un fin de semana. Utilizamos el dinero de la beca para eso y nuestros padres nos regalaron un coche para que no tuviéramos que estar con tantos gastos, por ahora, tener un coche es suficiente para ambos ya que las horas a las que pasa el tren también nos vienen bien y tampoco salíamos tanto como para necesitar dos coches.

Guardamos todo en el maletero del coche una vez estábamos en el parking y Aroa arrancó el coche para buscar a nuestros amigos. Por el camino ella iba siguiendo mis indicaciones mientras cantaba las canciones y hablaba de vez en cuando. Hoy me había despertado algo extraño, hacía tiempo que me sentía raro, como si hubiera algo que me faltara o algo que me hiciera estar tan serio, puede que fueran cosas mías.

Una vez llegamos a casa de Suga estaban esperándonos sentados en la acera él y Daichi. Al vernos se levantaron y esperaron a que Aroa parara el coche para subirse, bajé con la intención de ayudarles a guardar las cosas en el maletero.

—Buenos días —dijo medio adormilado Suga y sonreí por como estaba, seguramente había estado estudiando por la noche. Cogí su mochila y la guardé mientras Daichi guardaba la suya.

—Os queda bien el chándal, ¿eh? —Les halagué mientras cerraba el maletero y caminábamos para subirnos.

—Fue un color bastante acertado —objetó Daichi y reí ante su seriedad hablando sobre la ropa. Nos subimos en el coche.

Volando || Nishinoya YuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora