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Cuando el partido acabó, sentí unas ganas inmensas de salir corriendo de allí para volver a mi casa y no hablar con nadie más excepto con Aroa. Me sentía exhausto, poco a poco me estaba dando cuenta de lo que sucedía y la verdad es que no me sentía cómodo allí dentro, solo quería irme a casa. Cogí mis cosas rápidamente para cambiarme sin que nadie me molestara, noté como algunos me llamaban e incluso Ukai pero, mi mente no podía responder a las acciones que mi cuerpo realizaba. Caminé rápido hasta el vestuario sin mirar atrás y esperé que nadie me atormentara con lo que estaba sucediendo.

Sí, ayer estaba feliz, esta mañana también pero, reencontrarme con mis compañeros de equipo me había hecho encontrarme de esta manera. Aroa me hacía sentir especialmente bien, salir con ella, pasar el tiempo con ella, realmente era agradable, y era una de las únicas personas que me hacía sentirme bien en un lugar tan desconocido para mí como Sendai. Pero, por otro lado, sentía que muchas cosas me faltaban y, lo que más me dolía no era solo no tener a mi familia cerca, era sentir tan lejos a Ryuu de mí y no solo eso, me había dado cuenta de lo mierda de persona que había sido con ella. Sí, probablemente pensar que estábamos cerca y podíamos hablar sería algo bueno para sentirle cerca, pero, eso era una gran mentira. Ryuu últimamente estaba en su mundo, apenas halábamos como antes y rápidamente se había buscado otros amigos con los que estar y que a mí sinceramente no me traían buenas vibraciones. Sentía que lo que me había hecho estar mal con el equipo había sido Ryuu y nadie más.

Me terminé de vestir en estado de shock al darme cuenta de todo lo que realmente me molestaba y nunca me había parado a pensarlo, vivía en la mentira de que estaba bien, de que si la tenía a ella nada iba a pasar pero, me había dado cuenta de que aunque ella fuera mi mundo, necesitaba el apoyo de mis amigos y mi familia. De que incluso teniéndola a ella a mi lado había vivido en la oscuridad por mucho tiempo. Guardé todo evitando mirar a cualquiera del equipo y salí sin más recibiendo una mirada de preocupación por parte de Daichi.

—Yuu —me llamó y sentí ganas de llorar solo con oírla. La miré viendo que ella me miraba con una gran preocupación. Se acercó a mí para depositar sus manos en mis mejillas—, vamos, he conseguido que no tengamos que llevar a casa a los demás —me informó y sentí un gran alivio en mí, dudaba que pudiera mirar a Ryuu a los ojos después de todo lo que se me había venido a la cabeza en el vestuario.

Cerré los ojos y me dejé llevar por la mano de Aroa que me dirigía a nuestro coche donde podríamos hablar con total tranquilidad. Sentía la fría brisa de fuera haciéndome por una vez en todo lo que llevábamos en Sendai pasar frío, ahí me di cuenta de que realmente no me sentía bien. Era ridículo, no me había gustado para nada sentir que la realidad me golpeaba cuando nunca en la vida me había pasado, sentía que por fin había despertado en el mundo real.

Guardamos todo detrás y nos subimos en el coche. Aroa encendió la calefacción y arrancó el coche para marcharnos. Ambos creíamos que era mejor que habláramos con intimidad todo esto en casa ya que allí no nos vería nadie. Me obligó que después de hablarlo en casa con detenimiento debía de llamar a Daichi ya que se sentía muy preocupado por mí y, al decírmelo me di cuenta de que realmente debía hacerlo.

El camino se hizo menos largo que antes, por lo que nos encontrábamos saliendo del coche rumbo a nuestro piso. Ninguno hablaba ya que no era el momento de hacerlo pero, en cambio yo no paraba de pensar toda la situación, cosa que me estaba volviendo realmente loco. Gracias a dios el ascensor parecía ir rápido también por lo que ya nos encontrábamos dentro de casa. Cada uno se dio una ducha para eliminar todo el sudor producido en el campo y nos encontramos en el salón sentados uno en frente del otro en el sofá donde hace unas noches nos encontrábamos viendo una película.

—Cariño, ¿pasa algo? —Preguntó preocupada mientras me miraba con intensidad. Aparté la mirada pero al momento la volví a mirar a los ojos.

Volando || Nishinoya YuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora