Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©

Cap. 16: Amiga

Capítulo 16

Amiga

 

      —¡Valerie! —gritó Ruth—. ¿Qué pasa, por qué estás tan desconcentrada?

     —Ah, no por nada.

     —No estás normal, te estaba contando de mi cita con Justin y te valió tres kilos de...

     —Sí, ya lo siento —dije incorporándome en mi asiento—. ¿Qué decías?

     —Pues, ayer llegamos a su casa y me dijo que me quería como a nadie y que...

     Empecé a escuchar la voz de Ruth lejos mientras retomaba mis pensamientos.

     Necesito a alguien a quien contarle. Toda esta presión me estaba llevando al límite, tenía que contarle a alguien. Y esa era Ruth, ella siempre me daba consejos muy sabios sobre cualquier aspecto de mi vida. Ella era madura, pero también chiflada. Y... era mi amiga. ¿Cómo reaccionaría?

     —Agh, ¡me rindo! —dijo golpeando la mesa y haciéndome sobresaltar—. No te volveré a contar nada jamás. Ya no me pones atención.

     Y dicho esto se levantó con su bandeja del almuerzo y se marchó.

     —¡¿Qué?! —reaccioné—. ¡No, Bari! —la llamé por su sobrenombre para que se calmara. —Espera, espera —la cogí del brazo—. Necesito contarte algo súper extremadamente confidencial, pero no puedo hacerlo delante de toda esta gente. No te enojes, es que he tenido mucha presión y creo que voy a explotar. Perdóname.

     —¿Presión?, ¿de qué? No nos han dejado trabajos de la escuela y en tu casa va todo bien ¿o no?

     —Sí pero no.

     —Ah, ya, me quedó claro —dijo sarcástica.

     —Ahora no te puedo contar.

•*´´*•.¸¸.•*´´*•

     —¡¡¿QUÉ?!! —gritó y le tapé la boca rápidamente—. ¡Dios! Esto es increíble.

     —Sí, lo sé. Por eso le dije a mi mamá que salía con Ed.

     —¡Oh, rayos! Pero... Espera. ¿Cómo fue que asimilaron tan rápido el hecho de haber tenido esa conexión siendo "familia"?

     —No lo sé, Ruth, lo mismo me pregunto yo. —dije mordiéndome el labio y pensando en esa pregunta—. Hubo una química o tal vez amor.

     —¿Y no los han pillado? O sea, ¿cómo inventan excusas tan creíbles?

     —Para las excusas. Uno se queda callado mientras el otro la inventa y luego nos seguimos la corriente y así.

     —¡Dios, esto es mucho!

     —Sí, pero no sé qué hacer con Edward. No soy la típica vieja que lo ilusiona y se va.

     —No creo que sea tan duro. Él es tu amigo y entenderá por qué lo haces.

     —No es tan fácil para mí.

     —¿Y tiene… ya sabes… su amiguín grande?

     —¡¡RUTH, POR DIOS!!

     Empezamos a reírnos mientras hacíamos caras, yo me tiré en la cama mientras ocultaba mi cara sonrojada.

     —¿Puedo entrar? —escuchamos la voz de Nick tras la puerta.

     —No...

     —Sí —dijo Ruth al tiempo.

     —¡Hola! —dijo y besó a Ruth en la mejilla—. ¿Cómo estás?

     —Bien, Nick. ¿Tú qué tal?

     —De maravilla —dijo mirándome y sonreí—. Ruth, viene por ti un tal...

     —¡Justin! —apuró saltando increíblemente rápido de la cama—. Chao, amiga

     Y salió corriendo cogiendo sus pertenencias de una manera nada normal y cerrando la puerta muy duro al salir.

     —Es linda. —dijo Nick y le dediqué una mirada enojada pero calmada—. ¿Celos? —dijo sonriendo.

     —¿Qué? —bufé—. No soy celosa Nick

     —Eres hermosa ¿sabías?

     —Eres tonto ¿sabías?

     —Dame un beso. —No sonó como a petición, sino a orden.

     Después de un largo, despacio y hermoso beso lo abracé.

     —Le diré a Edward que finja ser mi novio —solté.

     Soltó un suspiro.

     —Sólo que finja ¿ok? Donde lo vea besándote, le arranco las bolas.

     —¡Ay, quieto! —dije burlándome de él a lo que respondió con cosquillas y risotadas.

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