Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©

Cap. 36: ¿Quién es él?

Capítulo 36

¿Quién es él?

     —¿Valerie? —era Ruth—. ¿Recuperaste la memoria?

     Rápidamente me solté de Nick al escuchar la voz de Ruth y le pegué una cachetada y me arreglé el cabello limpiándome también un poco la boca.

     —¡Auch! —dijo Nick—. El amor sí que duele ¿verdad? —y esta vez me pegó una nalgada a la cual le respondí con un puño.

     —Bueno. —dijo Ruth riendo—. Parece que no, pero se veían tiernos

     —Otra que se enloqueció —dije levantando los brazos y yéndome.

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     —¿Lista? —dijo Ruth por el teléfono.

     —¿Lista para qué? —dije entre sueños.

     —¡Ay, Valerie! ¿No te has levantado?

     Abrí mis ojos en dirección al reloj y eran las 6:00am, abrí mucho más los ojos con sorpresa y me paré corriendo con el celular en mi oído.

     —¡Ay, lo siento! —le grité—. ¿Vendrás por mí?

     —Es muy tarde y ni siquiera te has bañado. —replicó muy enojada.

     —Pues, hoy es mi día de no bañarme —dije sonriendo.

     —¡Sucia! —dijo—. Estoy allá en cinco minutos, ¡CINCO! ¿Entiendes? —colgó.

     Salí corriendo por toda mi habitación buscando mi uniforme del colegio, me cambié lo más rápido que pude, me cogí el cabello con una moña alta y solo me apliqué un poco de brillo labial. Me lavé la cara y los dientes arruinando mi lindo y hermoso brillo de labios y alisté los cuadernos. ¡Es lo más efectivo que he hecho en 16 años!

     —Valerie —dijo Nick en la puerta de mi habitación—. Ruth llegó por ti

     —Voy, voy, voy —dije gritando y corriendo.

     Abrí la puerta y él seguía ahí bloqueándome el paso.

     —¿Qué esperas? —dije mirándolo mal—. Dame permiso, imbécil.

     —No.

     —¡Quítate, voy tarde!

     —Dame un beso.

     Solté una carcajada y lo miré mal volviendo a ser seria y con una mirada amenazante.

     —¡Lo único que le daré a tus labios será un puño! —dije acercándome demasiado a su cara con un tono amenazante y él me dio un pico—. ¡Ash! —lo empujé y salí corriendo riéndome

     Escuché que Ruth pitaba y estaba desesperada, entré al auto y solo le dije: «Arranca ya» a lo que obedeció metiendo todo el acelerador y sin mi puerta ser cerrada siquiera.

    Llegamos a la escuela, ubicamos nuestras pertenencias en los casilleros y fuimos a la primera clase; era Química. ¡Fue una larga hora de Química!, luego tuvimos que entrar a Francés y tuve muy buenas notas y luego venía el descanso, nos sentamos en la cafetería con Karen, Verónica, Sara y Jack.

     —¿Sigues sin recordar nada? —me preguntó Jack.

     —Sí, aún tengo Alzhe… —miré a Ruth y tenía un cuchillo en la mano mirándome con cara de asesina y esperando a mi respuesta, así que recordé—. Amnesia, amnesia. —dije sonriendo y orgullosa de mi acierto.

     Vi al grupo de los rudos sentados en una mesa y me llamaron la atención, vi a los típicos chicos galanes y habían unos de espalda, al mirar a un chico en especial, la piel se me puso de gallina, no sabía el motivo pero me dieron ganas de llorar y sentí un odio repulsivo hacia el pobre chico de espalda que ni siquiera sabía quién era.

     —Ruth, ¿quién es el chico con chaqueta de cuero que está sentado allá? —dije apuntando hacia la ubicación de él.

     —No querrás saberlo —dijo susurrando.

     —¿Por qué? —pregunté asombrada.

     —Créeme, no querrás.

     —Exijo saber quién es —le espeté a Ruth.

     —No.

     —Ok, entonces iré yo —dije levantándome de mi asiento.

     —No, Valerie —Ruth me cogió y me sentó de una jalonazo—. No, en serio, no.

     —¿Quién es? —grité exasperada.

     —¿Quién? —preguntó Karen.

     —El chico de la chaqueta de cuero —dije furiosa.

Karen y los demás se voltearon a mirarlo e hicieron cara de impresión.

     —¿Por qué preguntas, muñeca? —dijo Verónica.

     —Porque sentí como una especie de odio, de repulsión y ganas de saber quién es cuando lo vi.

     —Lógico —dijo Sara y todos la miraron mal.

     —Díganme quién es y qué pasó con él —dije levantándome y tan enojada que quería llorar—. ¡Díganme!

     Todos se miraron con preocupación. ¡Maldita sea! ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?! ¡¿Quién demonios era él?!

     Me levanté rápido y salí disparada hacia el chico, esta vez Ruth no pudo detenerme, fui corriendo y tuve que esquivar a un montón de personas que me querían hablar, y llegué, por fin.

     —Oye —dije tocándole el hombro y él giró, cuando lo hizo, recordé todo.

     ¡TODO!