Cap. 52: Charlotte

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Capítulo 52

Charlotte

 

Nick pensaba llevarme a comer o a algún lado romántico pero se le fueron las ganas, así que fuimos a casa, él estaba aún afligido por la que acababa de pasar y tenía la mirada fija, como cuando se piensa a profundidad.

Llegamos a casa y mamá estaba cocinando, entramos y nos miró mal.

—¿Qué estaban haciendo los dos juntos?

—Lo que dos personas que se aman hacen. —mamá abrió mucho los ojos y empezó a arrugar su labio como cuando está terriblemente enojada, se acercó e iba a empezar a gritar y yo añadí riéndome—: Ir al cine.

Nick se empezó a reír mucho y salió corriendo como huyendo de mamá, yo me quedé riendo frente a ella, ella me seguía mirando con rabia.

—Que los dos tengan algo no significa que puedan venir a esta casa a hacer lo que quieran —dijo señalándome con la espátula—. ¡Tienen que respetar esta casa porque mientras vivan acá estarán sometidos a mis reglas! ¿Entendido?

Asentí.

—Hablando de eso, mamá —dije yendo hacia la cocina y cogiendo un rico pedazo de manzana verde y pegándole un mordisco—. ¿Cuándo me voy, cómo, dónde, con quién?

Mamá cerró los ojos y volvió a la cocina, se arregló un mechón del pelo y continuo haciendo la deliciosa cena, era pasta con bolitas de carne y una ensalada que se veía realmente apetitosa.

—Lava esos platos mientras te digo todo.

—Uuuhh —dije bajándome del estante en el que estaba—. ¿Sabes qué, mamá? Podremos hablar de esto otro día, tengo muchas tareas y no quiero perder el año, ya sabes, es el último y no me gustaría para nada repetirlo.

Mamá me miró con cara asesina y con sus ojos me señalaba la cantidad espantosa de platos en el lavadero, hice como si fuera a llorar y me dispuse a hacerlo.

—A ver, tu padre se llama Antony Brooks, vive en Europa… —solté un plato haciendo un ruido estrepitoso y me senté en el piso sin apoyar mi trasero dejando caer mi cabello por encima de mi rostro.

—¿Europa, mamá, Europa? —dije con los ojos llenos de agua y levantándome para mirarla a los ojos—. ¿Sabes cuán lejos está ese lugar? ¿Lo sabes? No sólo me vas a separar de Nick, me vas a separar de TODA MI VIDA, Ruth, mis amigos, mi familia, todo está aquí, todo.

—¡Es por tu bien!

—No, mamá, no es por mi bien… ¡ES POR EL TUYO! Mi bien está al lado de Nick, mi bien está al lado de mis amigos, mi familia, no en otro continente con un señor a quien no conozco.

—Pues, ya es hora de que lo conozcas —dijo y me quedé callada aún con lágrimas rodando por mis mejillas y negué con mi cabeza, seguí lavando los platos y ella continúo—. Vive con su esposa y sus dos hijas de 20 y 16 años, tu misma edad, se la llevarán bien —dijo alegre—. Ya lo llamé y estuvo de acuerdo, estudiarás en una muy buena universidad y el lugar es muy, muy hermoso, lo vas a amar —la miré y tenía una sonrisa en su rostro.

—¿Te alegra que me vaya, verdad? —dije en un susurro.

—No, bebé, no pienses eso. Te voy a extrañar muchísimo, eres mi bebé, mi única hija y te voy a extrañar como a nadie, pero allá tienes muchas oportunidades, vas a estudiar en una de las mejores universidades de Europa, tendrás un gran entorno, nuevos amigos, más relaciones, mejor oportunidad de vida y trabajo, estoy feliz por eso.

Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora