Cap. 27: ¿Qué me ha pasado?

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Capítulo 27

¿Qué me ha pasado?

 

     Todo fue en cámara lenta. Edward iba manejando a una alta velocidad la moto, iba como un loco esquivando carros y autobuses. Le grité con todas mis fuerzas que redujera la velocidad pero fue inútil… Chocamos con un camión.

     Nuestros cuerpos salieron suspendidos al aire y caímos dando vueltas por un riguroso suelo debido al choque.

     Todo se tornó gris. No podía mover ninguna parte de mi cuerpo, vi cómo, poco a poco, la gente se acercaba y exclamaba preocupación. Intenté mover la cabeza para poder ver a Edward, había mucha gente a su alrededor, tenía mucho miedo de que algo le pudiera pasar, de repente, pude tener acceso visual a su cuerpo, fue entonces cuando perdí el aliento y no pude ver más: había perdido la conciencia.

     Abrí los ojos lentamente, y estaba en la camilla de un hospital rodeada de ingeniosos artefactos que emitían pitidos, tenía algo amarrado en la nariz y en montón de tubos saliendo de mis brazos. Moví la cabeza con mucho esfuerzo y vi a mamá durmiendo en un pequeño sofá instalado al lado de mi camilla. Mis ojos se llenaron y de lágrimas y con fuerzas de donde no las tenía intenté pronunciar «mamá».

     Mi voz no salía y sentía un ardor infernal cada vez que trataba de pronunciar cualquier cosa, empecé a desesperarme por el hecho de pensar que me quedaría muda. Empecé a gemir y emitir quejidos, los cuales hicieron despertar a mamá quien rápidamente se acercó corriendo.

     —Mi amor, mi chiquita, mi nena —dijo con lágrimas y cubriéndose la boca—. Por fin despiertas.

     Negué con la cabeza y carraspeé.

     —Debes estar seca. Llamaré a la enfermera para que te traigan de comer y beber. —se quedó mirándome y me dio un largo y profundo beso en la frente—. Te amo, hija.

     Mamá salió corriendo con felicidad y a los pocos minutos llegaron papá y Nick corriendo.

     —Mi niña —dijo papá y me besó la mano—. Creo que es el día más feliz que he tenido desde que estás acá.

     Nick estaba silencioso mientras papá me hablaba y me decía lo mucho que me había extrañado. Mamá llegó con la enfermera y un delicioso omelette, el cual devoré en segundos, también algo de agua, lo cual me refrescó y pude pronunciar palabras, aunque muy bajas.

     —Gracias, mamá —dije y mamá empezó a llorar.

     Estaban los tres sentados al inferior de mi cama viendo como comía, cuando mamá empezó a llorar, Nick también, me quedé mirándolo inexpresiva, más bien con cara de sorpresa. Me abrazó y me susurró al oído que me amaba.

     ¿Me ama? El estúpido con el que siempre he peleado y echado a la madre, ¿me ama? Lo que hace el miedo de perder a alguien. Cuando hay un accidente o perdemos las cosas las apreciamos… ¡Esperen! ¿Qué accidente?

     Empecé a desesperarme y a hacer un montón de preguntas.

     —¿Qué me pasó?, ¿qué hago aquí?, ¿hace cuánto estoy aquí?, por el amor de Dios, díganme de una vez por todas qué me sucedió —espeté como loca y llena de pánico.

     Mis papás trataban de calmarme y yo simplemente gritaba y lloraba

     —Valerie, necesito que te calmes para poder explicarte todo ¿está bien? —dijo papá.

     Llegó una enfermera corriendo y cogiéndome mientras me decía que me tranquilizara o me tendrían que llevar a otra habitación y dejarme sola, empezó a calcular mi tensión mientras miraba las máquinas, y anotaba unas cosas.

     Asentí con la cabeza y me recosté con los ojos cerrados esperando escuchar todo.

     —Ibas con tu novio…

     —¿Cuál novio? —interrumpí de golpe

     No recuerdo haber tenido novio.

     —Edward Marconi

     —¡¿Qué?!

     Dios santo, él me gustaba muchísimo, es el mejor amigo de mi hermano, pero nunca me había atrevido a ser más que su amiga

     —E iban en su moto —prosiguió papá ignorando mi exclamación—. Salían de no sé dónde, y no sé a dónde y chocaron contra un camión.

     —¿Cómo está él? —pregunté

     —En estado crítico, al parecer el impidió que tu golpe haya sido fatal, así que él recibió lo peor y se encuentra en coma.

     —¿Cuánto llevo acá?

     —Un mes aproximadamente. —respondió mamá

     —¡Dios santo, eso es mucho! ¿Estuve todo el tiempo en coma?

     —Sí.

     La enfermera volvió y dijo que las horas de visita se habían acabado, que como siempre sólo se podía quedar una persona adentro con el paciente. Nick decidió quedarse.

     —¿Por qué te vas a quedar tú? —pregunté curiosa. Siempre creí que prefería verme muerta, o tal vez se quedaba para ahogarme con la almohada mientras dormía ¿quién sabe?

     —Ya que no recuerdas nada, te contaré algunas cosas.

 

Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora