Prioridades

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¡Ya me quería ir! Dios, estaba harta. Harta era poco. Cuanto Finn me volteaba a ver, Sam le tenía que enseñar algo. Cuando Finn me hablaba, Sam le tenía que contar algo. Cuando Finn quería tomarme la mano o algo ¡Sam le tenía que dar su celular para Finn me dejara de tomar la mano y agarrara el celular de Sam! Era ridículo y tan obvio, que ya me estaba llegando molestar.

-Ey deberías de ver el partido de este fin de semana, vamos a ganarle a los de Indiana- le dijo Sam a Finn. Yo solo tomé el popote de mi refresco, bebiendo de él mientras miraba hacia otro lado. Estaba aburrida y fastidiada mientras hablaban de deportes y películas de superhéroes.

Finn notó mi fastidió porque había puesto su mano sobre la mía mientras seguía hablando con Sam. Apretó mi mano y me miró. Le sonreí y él hizo lo mismo.

La verdad él se veía feliz pero no podía negar el hecho de que estaba siendo claramente ignorada por ambos.

-¿están bien, necesitan algo más?- dijo la mesera sacándome de mis pensamientos. A este punto hubiera preferido estar en mi casa castigada, estaría haciendo lo mismo. Nada.

-no gracias- le sonrió Finn- ¿nos podría traer la cuenta?

-enseguida

-¿qué vamos a hacer después?- dijo Sam y casi se me ahogo con el refresco. ¿Cómo que vamos? No, no. Ya me quería librar de Sam.

-pues... - dijo Finn mientras me volteaba a ver -Voy a ir con Rachel a su casa, ¿pero te puedo ver más tarde en la mía?

Sam me volteó a ver y pensé que si las miradas pudieran acuchillar a alguien, yo ya estaría muerta probablemente.

-¿tienes algún problema con eso?- le dije incorporándome en la silla. Tomando una posición más firme

-no Rachel, en lo absoluto- Sam no dejaba de sonreír cínicamente y yo lo quería golpear -es solo que...

-Sam...- lo regañó Finn pero los tres sabíamos que no se iba a poder evitar un enfrentamiento entre Sam y yo.

-es solo que no puedo creer lo zorra que eres

-Sam- dijo Finn una vez más y a Sam se le quitó la sonrisa pero yo sabía que él no había acabado mientras lo miraba con los ojos entrecerrados sonriendo. Muéstrame que más tienes, pensé.

-Lo siento- dijo serio -siento que seas tan falsa e hipócrita. Siento que nadie te haya querido en serio por lo fácil que eres y que lo zorra no se quite. ¿Qué crees? ¿Que ahora porque nadie te quiere puedes arrastrar a Finn a tu desastre?

-¡Sam ya fu suficiente!- dijo Finn levantándose de la mesa pero yo sonreí

-no, déjalo Finn- crucé mis brazos recargándome en el respaldo de la silla al mismo tiempo que pasaba mi pierna derecha sobre la izquierda. -De hecho yo también lo siento. Siento que solo Finn te quiera a pesar de tu horrible personalidad, siento que nunca seas lo suficientemente bueno para destacar en algo en especial, que seas un cero a la izquierda. Siento que me tengas celos y que no soportes la idea de que Finn y yo estemos juntos, pero no te molesta el hecho de que yo haya lastimado a Finn, te molesta que estemos juntos porque temes que Finn ya no te vaya a seguir para todas partes y ahora si te quedes solo. ¿pero sabes que no siento?
No siento que te vayas a quedar solo y que nunca consigas nada por ti mismo. Siempre andas viviendo de Finn y de tus "amigos" del futbol, pero es hora de que lo sepas, a nadie le agradas. Ni siquiera llegas al punto de ser un poco de importante para que te molesten. No eres nada ¿y hazte un favor? Déjame en paz porque te aseguro que no vas a conseguir más de lo que tienes si me tienes de enemiga -me levanté de la mesa y me puse mi chamarra

-no te preocupes- dije esta vez mirando a Finn quien estaba inmóvil, no lo culpaba, lo había puesto entre la espada y la pared -sé cómo regresarme a mi casa desde aquí, mejor te veo después. Lleva al que al parecer es tu novia a tu casa para que no me venga a joder después con que yo le estoy robando al mejor amigo.

Me alejé de la mesa apresuradamente. Mientras caminaba por el estacionamiento, saqué mis cigarros y prendí uno. Dios ¿qué diablos pasaba con Sam? Ya había sido demasiado y por más que estaba tratando de controlarme por Finn no podía. Sam había arruinado mi día.

Saqué mi celular que estaba vibrando dentro de la bolsa trasera de mi pantalón. Era Finn.

-¿Rachel ya te fuiste?

-No, aún estoy cerca- miré hacia el suelo mientras hablaba con él, observando cómo mis botas chocaban con las pequeñas piedritas en el cemento

-espérame

-No, está bien. Me queda claro que no te puedes partir en 2. Ve con Sam, de todas formas estoy castigada, ya tengo que regresar

-Rachel espérame ¿dónde estás?

-a unos cuantos pasos del estacionamiento

-quédate ahí- colgó y suspiré. Le di una última fumada a mi cigarro y lo tiré al suelo para después apagarlo con mi pie.

La camioneta de Finn no tardó en aparecer frente a mí y para mi sorpresa Sam no estaba dentro.

-sube- me dijo estirándose sobre el asiento para abrir la puerta del copiloto. Fruncí el ceño. Pensé que estaría muy enojado pero en su rostro estaba su característica media sonrisa.

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Enséñame [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora