Capitulo 26

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Debería haberlo sabido, desde el primer momento en que había notado a toda esa gente en el puente. Tendría que haber hecho la conexión y confiar en mis instintos.

Porque Austin nunca me dejaría ir libre sin pelear. No después de la pelea de hoy en nuestro cementerio. Él quería otra confrontación conmigo y como había hecho en el pasado, había usado tantos peones como necesitó para provocar una.

—Hola, Austin —susurré.

Manteniéndose incómodamente cerca, Austin me rodeó hasta que estuvimos directamente cara a cara. Él sonrió, obviamente complacido consigo mismo.

—Bonita fiesta —dije—, aunque parece un poco familiar.La sonrisa de Austin se ensanchó —¡Ah! Entonces te acuerdas.—Sí, me acuerdo ahora.Mientras hablaba, di unos lentos y cautelosos pasos hacia Taylor y sus amigos, intentando rodear a Austin para colocarme entre él y ellos. Con cada paso, rezaba para que Austin no lo notara hasta que estuviera suficientemente cerca para hacer... quién sabía qué.

Austin continuó sonriendo abiertamente, siguiendo inconsciente de mis movimientos. Él seguramente pensaba que yo sólo estaba intentando evitarle,lo que, a algún nivel, hacía. Entonces sus ojos parpadearon hacia mis pies.Paré de moverme, pero demasiado tarde. Austin captó mis movimientos, y su cara se oscureció.

—Para —ordenó.—¿O qué? —pregunté, intentando sonar valiente.Austin me dedicó otra amplia sonrisa —O si no...obviamente.El engreído destello en sus ojos me hizo querer borrar la sonrisa de su cara. Intenté enderezar mi columna, ignorando los estremecimientos que corrían a lo largo de ella.

—No te creo, Austin.

—Bueno, deberías Camila. —Sacudió su cabeza hacia algo detrás de mí. Sin perderle de vista, inspeccioné por encima de mi hombro hacia Taylor y sus amigos.

Estaba aterrorizada de encontrar eso, en los pocos segundos que había estado distraída, la escena entera había cambiado. Many seguía teniendo su brazo

alrededor de Keana, pero la expresión de ambas caras había cambiado drásticamente. Cada uno de ellos tenía la misma sonrisa idiota y tenían esos antinaturales, anchos, ojos desenfocados.

Incluso las dulces miradas de Dinah a Taylor se habían convertido vagamente maníacas.

De toda la gente en la pequeña multitud, sólo Taylor permanecía sin estar afectada. Ella lanzó una mirada nerviosa de amigo en amigo, claramente poniéndose nerviosa por sus histéricas risillas. Todo a su alrededor, la fiesta se había vuelto salvaje, más incontrolable. Ella lo sintió, igual que había hecho yo en la noche de mi muerte.

Y allí, entretejiéndose hacia todos los lados de la fiesta, estaban algunos nuevos invitados; las oscuras formas sin sombra habían llegado, ondeando y rezumando entre los fiesteros como humo. Cada vez que una de esas almas oscuras pasaba junto a un fiestero, la persona viva se endurecía y luego se echaba a reír más fuerte, más ausente.

Me di la vuelta completamente hacia Austin. Aunque ya sabía la respuesta,pregunté—:¿Quién es la última víctima?

—Bueno Camila, no es otra que la hermana pequeña de allí.

—¿Qué te hace pensar que ella es la hermana pequeña de Lauren? —pregunté desdeñosamente. La bravuconería en mi voz sonaba débil, sin embargo. Poco convincente. Austin sonrió en respuesta.

—Porque he estado acechando la casa de la hermana mayor toda la tarde. Y no lo sabías, de hecho encontré el candidato perfecto para invitar a una fiesta.Unas pocas sugerencias susurradas en los oídos de algunos adolescentes,unas cuantas promesas a mis maestros y voila, la fiesta del año. —Austin hizo un gesto grandilocuente a la multitud de gente que nos rodeaba—. Podría haber elegido inspirarle un suicidio como hice con Becky , o causado un accidente de coche como hice con tu querida chica, pero teniendo en cuenta mi público,pensé en ponerme en una reunión repetida, en su lugar. Exactamente lo que hice hace más de una década, cuando necesitaba encontrar un nuevo asistente.

Más allá de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora