Capitulo 27

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Me dirigí corriendo hacia la barandilla, pero ya era demasiado tarde.Antes de que me aferrase al metal, oí un ruidoso splash que venía de debajo del puente. Justo después, Lauren se acercó rápidamente a la barandilla colocándose a mi lado y las dos a la vez, nos inclinamos dirigiendo nuestras miradas hacia el agua. Sólo un círculo de espuma blanca nos pudo dar alguna pista sobre dónde había caído Taylor.

Lauren gritó sin decir nada. Entre los gritos oí un tímido gemido proveniente de un muchacho situado detrás nuestro.

—¿Q-qué es lo que acaba de pasar? ¿Jauregui ? —se quejó Many—.Tía... Creo que voy a potar.

No hice caso de lo que decía y tiré de Lauren bajándola de la barandilla por la que había empezado a subir.

—¡No Lauren, no! Te vas a hacer daño.

—No me importa —me gritó, intentando quitar mi mano de encima de su hombro.

—¿Y entonces, cómo la ayudarás? —le dije. Me echó una mirada lo más breve posible. La miseria que había en sus ojos verdes me hizo temblar.

—Baja la colina —le dije—. Será más seguro llegar al agua desde ahí y luego podrás nadar. Yo saltaré y la buscaré de la manera que tú estás intentando.

—No. Tú no.

—No puedo morirme, Lauren —dije llorando mientras la sacudía—.Ahora date prisa, por favor, antes de que sea demasiado tarde.

Se movió por un momento como si fuera a gritar de nuevo. Pero luego se dio la vuelta y se fue corriendo lejos de mí. Se llevó el teléfono a la oreja,probablemente para pedir ayuda mientras corría. Sólo cuando desapareció por la colina cubierta de hierba me dirigí de nuevo a la multitud.

La cara de Many era ahora de un tono verdoso claro y se dejó caer con las manos y las rodillas en el pavimento. Parecía que la pobre muchacha no pudiese recuperar el aliento.

—Many, tío —gimió Dinah—, ¿qué está pasando? ¿Por qué me siento así?

Miré a Austin por encima de la espalda encorvada de la chica. A juzgar por la expresión del rostro de Austin, la fiesta no iba como esperaba.

Parecía haberse girado sobre sí mismo en el centro de la multitud, sus ojos iban de un lado a otro tratando de averiguar qué hacer. En mis labios se dibujó el disgusto.

—Me encargaré de ti más tarde —gruñí. Después me alejé de él y me incliné de nuevo sobre la barandilla. Abajo, sólo podía distinguir la figura de Lauren en la oscura orilla mientras luchaba por quitarse los zapatos.

Libre de sus zapatillas de deporte, se metió en el río. Cuando llegó a una profundidad considerable, comenzó a nadar con furia contra la corriente, hacia donde había caído Taylor.

Ahora era mi turno. Debería haber sido una tarea bastante simple.Usaría las vigas de metal para subir a la barandilla. A continuación,bucearía.

Un pedazo del pastel.

Cuando fue el momento de subirme a la barandilla, sentí un escalofrío.No podía mentirme a mí misma: la idea de saltar desde esa altura delpuente me petrificó, no importan cuáles fueran las circunstancias. Miré una vez más al agua oscura por encima de la barandilla. Parecía dar vueltas en extraños círculos, vertiginosos, que no paraban de acercarse y alejarse de mí.

Tenía vértigo. Potente y debilitante.

Di un grito ahogado y me eché hacia atrás, alejándome de la barandilla.Cerré los ojos y me obligué a respirar con normalidad. Tenía que hacer algo, tenía que hacerlo. Pero parecía como si no pudiese forzarme asaltar el borde del puente. No era capaz de tirarme al río, donde en otro mundo, una fuerza maligna esperaba; donde en otra existencia, había muerto.

Más allá de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora