Esa noche apenas pude dormir, estaba muy nerviosa. Hoy iba a ser mi primer día de clase en la universidad. Estuve casi media hora mirando el despertador hasta que sonó. Lo apagué y me levanté. Me di una ducha rápida y me vestí. Nada fuera de lo común para mí: unos vaqueros gastados unas converse blancas, bueno blancas, eran blancas cuando las compré, una camiseta y una sudadera con la cremallera abierta, a esta hora hacía fresquito. Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina, allí estaban ya mi madre y Víctor. Le di un beso en la mejilla a mi madre y un beso en la cabeza al pequeño.
—Buenos días- se notaba en mi voz que estaba nerviosa. Cogí un tazón y me preparé el desayuno.
—Buenos días cariño, ¿cómo has dormido?
—Uff fatal, he visto pasar todas las horas- mi madre se rió.
—No te preocupes Ale, todo va a ir bien, aquí nuestro hombrecito también está nervioso, tiene muchas ganas de ver su cole nuevo y sus nuevos compañeros.
—Y de ver a la profe también- dijo Víctor con una gran sonrisa, le encantaba ir al colegio. No lo pude resistir, le agarré la cara y comencé a darle besos en la mejilla como una loca, él intentó zafarse pero le era imposible.
—Eres un empollón- le saqué la lengua, gesto que inmediatamente me imitó.
Este año era todo nuevo para nosotros, nos habíamos mudado desde el pueblo hacía la capital. Mi madre y yo nos esforzamos mucho para poder mudarnos y así poder cumplir mi sueño de estudiar una carrera, tuve que hacer muchas horas extras en la cafetería en la que trabajaba en el pueblo. Por suerte, mi madre y yo conseguimos un trabajo en la capital para así alquilar un piso para los tres y poder mudarnos al menos durante los cuatro años que durase la carrera. Aparte del esfuerzo económico que tuvimos que hacer para pagar el piso, la matricula de la universidad y la cara vida de la ciudad, yo tuve que hacer un gran esfuerzo para poder compaginar mi trabajo y mis estudios, tuve que terminar el último año de bachiller que me quedaba y la prueba de acceso a la universidad. Me costó muchísimo ya que lo estaba haciendo con varios años de retraso y estaba un poco oxidada con el tema del estudio. Pero por fin lo conseguí, obtuve la nota suficiente como para entrar en la carrera que quería y así fue como los tres nos mudamos a la gran ciudad dejando atrás toda nuestra vida.
Me despedí de mi madre y de Víctor y salí a la calle hacia la parada del autobús. Unos veinte minutos después ya estaba en el campus, anduve unos metros y por fin me encontré con mi sueño: un edificio colosal de color tierra y algo antiguo, en su fachada tenía en letras doradas “Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales”. Me quedé mirando esas grandes letras leyéndolas una y otra vez, estaba completamente petrificada. Por fin pude reaccionar, respiré hondo y comencé a subir las infinitas escaleras. Era enorme, llena de pasillos y repleta de jóvenes andando de un lado a otro. Estaba muy nerviosa, abrumada, asustada…acojonada. Pregunté en conserjería hacia dónde me tenía que dirigir para encontrar el aula, ya que si me adentraba por esos pasillos sin tener ni idea probablemente me perdería. Después de cinco minutos, y ya en la tercera planta de la facultad, logré encontrarla y sentarme en una de las bancas. Me senté en la tercera fila ya que las primeras estaban ya llenas. La clase era enorme, en el frente tenía una tarima con la mesa del profesor y en la pared cuatro pizarras blancas. La gente entraba y se sentaba, lo primero que noté fue que las chicas iban muy muy arregladas, demasiado diría yo. Al lado de ellas yo estaba un poco desaliñada, pero tampoco podía hacer mucho más, nada mas terminar las clases, comería de camino al trabajo y al llegar me pondría a trabajar con esta misma ropa hasta las diez o así y lo único que cambiaba era la parte de arriba, ya que me ponía un polo con el nombre de la cafetería, tampoco podía ir muy arreglada para acabar sudada y con olor a bollería. Toda la gente que entraba se notaba a leguas que era mucho más joven que yo, parezco la madre de todos, me sería muy difícil hacer amistades, las chicas que tenía adelante mío estaban hablando de la fiesta que se iban a pegar esa noche. Era muy evidente que no tenían ni la mitad de las preocupaciones de las que yo tenia actualmente, como la de pagar la luz o el agua, aunque la única preocupación que tenía en ese momento era hacer alguna amistad para no estar sola el resto del año. Por suerte un chico se sentó a mi lado y me saludó con un efusivo “hola” y con una gran sonrisa, yo le sonreí y me presente, se notaba que era un poco mayor que los demás pero aún así seguía siendo mas joven que yo. Se presentó, era Andrés, un chico alto, delgaducho, rubio, parecía muy simpático. Me contó que ese año terminaba la carrera y que la primera asignatura que teníamos esa mañana, se le había resistido toda la carrera, era la tercera vez que lo intentaba. Cuando estaba hablando con Andrés, una chica se sentó al lado de él y nos saludó a ambos. Se llamaba Carolina y también era un poco mayor salvo que su razón era que ya tenía una carrera y un máster, al menos ella si tendría todas las asignaturas que yo, no estaría sola. Los tres hablamos animadamente de todo y nada, en un momento Andrés miró su reloj.
—Ya esta a punto de llegar- dijo sonriendo.
—Por lo que nos has dicho, no deberías estar tan contento porque llegase el profesor ¿no?- le dijo Carolina riéndose.
—Si fuera el profesor de todos los años, te juro que yo no estaba aquí sentado, pero este año, gracias a dios, ha habido un cambio de profesor, es una profesora, yo la he tenido en varias asignaturas y explica genial.
En ese momento la puerta de la clase se abrió de par en par y todo el mundo se calló. Una mujer entró muy rápido seguida por un hombre y una mujer detrás de ella. Llevaba un semblante serio, pero al mirar hacia los alumnos les brindaba una media sonrisa. Se subió a la tarima y fue hasta el ordenador del profesor donde puso un pendrive. La chica que la seguía se apoyó en la mesa mirándonos, se notaba que estaba un poco nerviosa, y el muchacho que parecía un poco mayor se quedó sin montarse en la tarima apoyándose en la mesa del profesor como si fuera la barra de un bar, a diferencia de la chica, él nos miraba con aires de superioridad. La profesora bajó la pantalla del proyector y lo encendió. Apareció el logo de la universidad y al fin fue cuando andó hasta el filo de la tarima para hablarnos.
—Buenos días muchachos.
—Buenos días- le contestó la clase al unísono.
—Os doy la bienvenida a un nuevo periodo de vuestra vida- dijo con media sonrisa. Era una mujer joven, muy segura y firme en cada palabra, no sé por qué pero me sonaba muchísimo, con un pequeño mando y sin mirar cambió de diapositiva donde ponía información relevante: horario de tutorías, despacho, etc.- Antes de nada me voy a presentar, soy la profesora Abigail Montenegro, vuestra profesora de Macroeconomía I- espera, ¿que?- y ellos son mis becarios de este año, ella es Silvia Ramiro y él es Antonio Suárez, ellos puede que os den algunas clases o parte de ellas- Mi mente se había quedado en el primer nombre, Abigail, no, no puede ser, clavé mi vista en ella, se parece, pero no, no puede ser, aunque es imposible que haya muchas mujeres con ese nombre y ese parecido, sería muchísima casualidad, pero si era ella, poco quedaba de esa chica retraída que no hablaba con nadie y se quedaba en el fondo de la clase. Es imposible… Mientras yo no dejaba de darle vueltas, ella seguía hablando sobre la asignatura-Por aquí, afortunadamente, veo muchas caras nuevas y eso es bue…-en ese momento dejó de hablar y miró hacia mi dirección, mis ojos se abrieron como platos, ¿será que se acuerda de mi?, ¿por qué sonríe?- ¿Andrés?- miré a mi lado y mi compañero le sonreía.
—Hola profesora.
—¿Qué haces aquí? Yo te hacía en el máster.
—Sólo me quedan cuatro asignaturas para terminar, esta asignatura se me volvió a resistir el año pasado- dijo con tono de derrota.
—Bueno no te preocupes, este es tu año, levántate, tú vas a ser el primero en hablar este año, para romper el hielo, preséntate y explica el sistema de evaluación, es el mismo que el de cuarto.
Andrés se presentó, hablaba de manera natural, sin nervios, y sin vergüenza, yo seguro que no habría podido ni siquiera empezar. Cuando Andrés terminó, la profesora le dio las gracias y siguió explicando de qué iba a tratar la asignatura a través de las diapositivas que había preparado para la ocasión.
—¿Alguna duda?- dijo al terminar, ante el silencio de todos ella prosiguió- Bien, por último y como he sido la primera profesora que habéis tenido, me voy a tomar la licencia de daros un pequeño consejo, aprovechad estos años al máximo, no me refiero solo al estudio me refiero a todo en general, estos años serán los mejores de vuestra vida y debe haber tiempo para todo y en cuanto al tema del estudio solo hay una manera: con constancia y ganas. Nos vemos mañana- dijo con una pequeña media sonrisa.
Y sin más, se dirigió hacia la mesa, desconectó el pendrive y se marchó cómo había venido, con paso rápido y firme seguida por sus dos becarios. Yo me quedé totalmente a cuadros, no me lo podía creer. Después de tantos años nos volvíamos a encontrar. Ella y yo nunca tuvimos relación de amistad, me da un poco de vergüenza admitir que mis compañeras y yo nos metíamos un poco con ella, pero eran cosas de crías, bueno, en realidad no, ya que nos metimos con ella hasta en el instituto por lo que ya estábamos bastante creciditas y éramos completamente conscientes de ello, la verdad es que no sé por qué lo hacíamos, lo habíamos hecho desde que estábamos en la escuela y, no sé, tal vez era ya costumbre o algo así, la verdad es que no recuerdo por qué lo hacíamos, lo único que recuerdo es que el último año de bachiller ella, de un día para otro, despareció, ese último año de instituto en el que cambió completamente mi vida…ABIGAIL
Cuando llegué al despacho, lo primero que hice fue buscar en la base de datos su nombre. En pocos segundos tenía su ficha delante de mí: Alejandra Hidalgo, 1ºB. Mierda, mierda, mierda, tengo que soportarla todo un año…las va a pasar putas para aprobar, haré todo lo posible para ello…Me quedé mirando a la nada unos segundos hasta que vi a Silvia recostada en su silla mirando hacía arriba y haciéndose aire.
—¿Cómo ha ido la primera toma de contacto?-me miró con una cara de terror que me hizo reír.
—Creía que iba a ser más fácil.
—Pero si ni siquiera has hablado- no podía parar de reír-pero no te preocupes, a mí también me pasó en su momen…
—No sé por qué te pones así- me cortó el estúpido niño del rector- son niñatos, si alguno te vacila, tú lo amenazas con suspenderle y ya está- dijo riéndose. No lo soportaba y por el gesto que Silvia le hizo a ella tampoco, y eso que apenas lo conocía, pero si es que se notaba a leguas lo payaso y engreído que era.
—En un par de clases se te pasará- proseguí ignorándolo y dándole un pequeño apretón en el brazo animándola- Aún nos quedan dos clases más, una de primero y otra de tercero y esta tarde una de segundo y otra de cuarto. Verás como en la última clase estarás tan cansada que se te olvidarán los nervios- ella me sonrió levemente.
Le seguí explicando algunas cosas más hasta que llegó la siguiente clase. Hice la misma presentación y dos horas después otra.
A la hora de comer los tres nos fuimos a la cafetería donde nos esperaban Esther y Santi. Tuvimos que soportar las historietas de Antoñito durante la comida, aunque intentábamos ignorarlo. Ahora mismo estoy rezando porque no coma con nosotros todos los días. No me importaba que Silvia comiese con nosotros, era una chica muy madura y simpática, pero él…bastante tenía con soportarlo las horas de clase.
Terminamos de comer y como aún no teníamos tutorías alargamos la sobremesa con unos cafés en la terraza de la cafetería. Aprovechando que el niño del rector se alejó para saludar a unos conocidos suyos le conté a Santi lo que me había pasado aquella mañana.
—Santi… ¿tú le das economía política al primero B?
—Sí, mañana es le primer día, ¿por qué?
—Porque…. En esa clase está una de mis compañeras de la escuela- dije quitándome las gafas y apretándome el tabique de la nariz. Llevaba toda la mañana rememorando aquellos años…me había costado horrores concentrarme toda la mañana.
—¿Enserio? ¿Estás segura? ¿Esas compañeras?- Asentí mientras suspiraba- ooh mierda, va a ser el peor año de su vida- comenzó a reírse- o puede que los cuatro peores, según lo masoca que sea- tuvo que contenerse la risa cuando Antoñito volvió a la mesa.
Charlamos un rato más hasta que Esther tuvo que volver a su trabajo. Yo decidí volver con mis becarios al despacho para explicarles algunas cosas antes de las siguientes clases.
La tarde pasó más rápida que la mañana. Eran las siete y ya habíamos terminado nuestra jornada. Antes de irnos volví al despacho y le di a cada uno los libros de las asignaturas que íbamos a empezar a dar.
—Todo lo que hay en estos manuales deberíais saberlo mas que de sobra y sobretodo los de primero y segundo, pero os los doy básicamente para que veáis la forma de explicárselo a los chicos. Id repasándooslos porque, aunque vayáis a dar seguro algunos temas del final, puede que yo no pueda venir algún día o lo que sea y tengáis que seguir vosotros las clases. Silvia los cogió con ganas y felicidad y asintió a todas mis indicaciones, Antonio, por el contrario, ni siquiera los miro. Esta bastante claro quien va a llegar lejos y quien no. Me despedí de ellos y cuando se fueron, como tenía tiempo de sobra, decidí ir a visitar a Santi para ver como le había ido el resto del día, pero nada mas cerrar la puerta de mi despacho mi móvil sonó, miré la pantalla y no era un número conocido pero sonreí porque me imaginaba quien podía ser.
—¿Sí?
—Hola soy Carlota- Aaahh Carloota- Esta mañana me dijiste que salías del trabajo para las ocho pero acabo de volver de hacer unas compras y me apetecía darme un baño y te he llamado para ver si te esperaba…o no- una media sonrisa se dibujó en mi boca.
—Acabo de salir, dame diez minutos y estaré allí.
Nada mas colgarle me dirigí hacia la calle mientras llamaba a un taxi. Pasar una buena noche con la rubia me haría olvidar todo por un buen rato, ooh si, esta va a ser una noche genial.
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Las lecciones del destino
RomanceAbigail y Alejandra, dos mujeres con vidas completamente diferentes, se encontrarán después de mucho tiempo...