ALEJANDRA
Cerré el grifo de la bañera, y metí la mano para comprobar que estaba caliente y efectivamente estaba que pelaba. Ya lo tenía todo preparado: estaba en la bata de Abi sin nada debajo, la bañera con espuma, el vino y las copas al lado de la bañera y en la cama había dejado el strap-on para volver a usarlo. Tan sólo recordar la vez que lo usamos me estremecía. Quería a Abi aquí ya. Los minutos se me estaban haciendo siglos, pero ya eran pasadas las diez y media y ya tendría que estar al llegar. Salí al dormitorio sin saber que hacer mientras esperaba y me senté en la cama, en ese instante escuché que mi móvil vibraba. Me alargué y cogí mi teléfono de la mesita de noche para comprobar quién era, era Esther pero justo colgó. Estaba desbloqueando mi teléfono cuando Esther volvió a llamar.
—Dime Esther.
—Ale, hola, ¿ha llegado ya Abi?- se le notaba muy nerviosa.
—No…no ha llegado aún ¿qué pasa?
—No ha llegado…- escuché que le decía a alguien, supuse que fue a Santi.
—Esther ¿qué pasa?- era yo la que se estaba poniendo nerviosa.
—Ale… Abigail ha tenido un pequeño altercado con Antonio y le ha pegado- justo en ese momento, cuando se me iba a salir el corazón por la boca, escuché la puerta del piso abrirse.
—Ya ha llegado- le dije a Esther antes de colgar el teléfono, tirarlo a la cama y salir en su busca.
Cuando llegué hasta ella Abi ya estaba cerrando la puerta con llave y cuando se volvió ya estaba yo frente a ella sujetando su cara para ver si le había ocurrido algo.
—Cariño, ¿qué ha ocurrido?, ¿estás bien?- sus ojos estaban tristes y cansados pero en su rostro no había rastro de daño- Esther me ha dicho que has tenido una discusión con Antonio y que te ha pegado, dime, por favor, ¿estás bien?
—Cariño, estoy bien- dijo sin apenas mirarme- he sido yo quien le ha pegado- veía en su cara la culpa y la vergüenza.
Sin decir nada, la cogí de la mano notando enseguida que sus nudillos estaban rojos e hinchados. La llevé hasta la habitación y la senté en la cama.
—Espera aquí- fui a la cocina y busqué en el frigorífico un poco de hielo, lo metí en una bolsa de plástico y volví al dormitorio. Me senté a su lado y cogí su mano derecha con delicadeza poniéndole el hielo poco a poco en la parte hinchada- Ahora si, dime qué ha pasado.
—Silvia ha aprobado su tesis- comenzó a hablar con la mirada perdida- pero Antonio no… en cuanto salió de la sala con cara de pocos amigos sabía que me iba a dar problemas- se rió sin gana- sabía que me iba a dar problemas desde que acepté tenerlo como becario. Joder, que estúpida fui al aceptarlo… Decidimos ir con Silvia a tomar unas cervezas a la cafetería, estábamos pasándolo bien pero dos horas después volvió Antonio muy borracho y creo que algo drogado… yo le dije que se fuera a casa y empezó a echarme la culpa por haber suspendido, yo intenté mantener la calma pero él empezó a decirme… cosas hasta que yo exploté… ni siquiera lo recuerdo con nitidez, solo alcanzo a recordar a él diciendo que me iba a arruinar la vida… aunque ya me la he jodido yo sola…
—¿Qué te ha dicho para que te pongas así, cariño?- no me creía que esto pudiera estar pasando, no había visto nunca a Abi perder los nervios de esa manera- ¿Ha empezado a insultarte?- ella volvió a reír de mala gana.
—Lo intentó… pero al ver que yo no cedía lo intentó con algo peor.
—¿Qué te dijo?- le insistí. Sabía que Abi no me quería decir lo que le había dicho- Por favor…- le susurré tomándola de la barbilla para que me mirase. Después de mirarme a los ojos unos segundos ella al final habló.
—El muy cabrón empezó a hablar de ti…- vi como se le tensaba la mandíbula nada mas recordarlo- ese hijo de puta empezó a decir…joder- le apreté el antebrazo con la otra mano para que siguiera-… dijo que te había follado hasta que se cansó de hacerlo… cuando empezó a hablar de que se la… chupabas… no pude controlarme- una angustia se apoderó de mi cuerpo. Abigail se había metido en problemas por mi culpa, solo por mi culpa. Unas ganas enormes de llorar me invadieron- ese hijo de puta… me entraron unas ganas enormes de matarlo…- no sabía que decir, no le podía decir que ella no tenía que haberle pegado por decir eso, la haría sentir aún peor. Pero por otro lado sentía tanta rabia… ese desgraciado no tenía vergüenza, ni respeto. Había tenido sexo con él, si, pero no tenía derecho de despreciarme de esa manera teniendo en cuenta que yo no había tenido sexo oral con él y en el caso que lo hubiese tenido no tendría que despreciarme por ello...
—Y… ¿ha llamado a la policía?- le pregunté.
—No… había venido borracho en su coche y estoy segura que si hubiese llamado a la policía le hubiesen hecho la prueba de alcoholemia y drogas y él sabía que no se podía arriesgar a eso… Pero seguro que mañana su padre estará redactando mi carta de despido…- empezó a negar con la cabeza- la he jodido Alejandra, la he jodido y bien- vi que estaba apunto de llorar y a mi se me calló el alma al suelo. Pocas veces la había visto así, ella siempre había sido mi sustento, guardando la compostura por las dos y ahora era mi turno, por lo que respiré hondo e intenté tranquilizarme- sin mi trabajo nos denegarán la hipoteca y todos los planes que teníamos se irán a la mierda.
—Cariño, no lo sabes, a lo mejor no se lo dice a su padre, ese estúpido es tan orgulloso que no creo que le diga a su padre que ha sido golpeado por una mujer.
—Claro que se lo dirá, él y su padre estaban buscando la excusa para echarme desde el principio de curso, el suspenso de su hijo no va a quedar impune y con la agresión ya le he dado alas- no sabía que hacer o decir para que se sintiera mejor y eso me mataba.
—Tendremos que esperar a ver que sucede cariño y si por desgracia eso ocurriera estoy segura que saldremos adelante- besé sus labios con dulzura intentando que se sintiera mejor- ¿te apetece comer algo?- ella negó con la cabeza.
—No… no tengo apetito.
—Está bien- me levanté y fui al baño a dejar en el lavabo la bolsa con el hielo y volví a la cama hasta llegar enfrente de ella. Sin decir nada, le quité la americana y comencé a desabrocharle los botones de la camisa colocándolo todo con cuidado en la silla del tocador que había al lado de la cama. Ella me miró interrogativa pero yo solo le sonreí y le besé la frente. Seguí con los tacones y el sujetador y al llegar al pantalón ella misma se lo quitó- métete en la cama, voy a apagar las luces, enseguida vuelvo- ella asintió y yo fui rápido a hacerlo.
Enseguida volví a la habitación, me quité la bata y me metí en la cama apoyándome en el pecho de Abi para abrazarnos.
—Lo siento mucho Alejandra- dijo después de estar ambas unos minutos en silencio- se que estabas muy ilusionada por la casa… y lo he arruinado todo.
—No digas eso mi amor, yo lo único que quiero es estar contigo, me da igual donde, yo sería feliz si te mudaras con nosotros al piso, ya tendremos tiempo de realizar todos nuestros planes, y si no es ahora será mas adelante- le di un pequeño beso y volví a mi posición.
No quedamos en silencio, Abi acariciaba mi brazo con su mano y yo a ella sus pechos.
—Cariño…
—¿Mmm?- me erguí para mirarla antes de decirle lo que le quería decir.
—Yo… quiero que sepas que yo… yo nunca le hice eso a Antonio.
—Mi amor, no pasa nada, es algo que las parejas hacen, no me importa que lo hicieras o no con él, lo que me importa es como lo ha usado, como el desgraciado que es, para insultarte y degradarte.
—Sé que no te importa, pero a mi si, y quería que lo supieras… quería que supieras que yo nunca tuve sexo oral con él… es algo que no había hecho con nadie… salvo contigo- acarició mi mejilla y besó- nunca había tenido este nivel de intimidad con nadie- me volvió a besar.
—Te amo preciosa- me dijo al separamos en apenas un susurro, no necesitaba abrir los ojos para saber que era verdad.
—Y yo a ti cariño- seguí acariciando su pecho escuchando los latidos de su corazón hasta que el sueño me invadió.
ESTÁS LEYENDO
Las lecciones del destino
RomanceAbigail y Alejandra, dos mujeres con vidas completamente diferentes, se encontrarán después de mucho tiempo...