Capítulo 21

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ABIGAIL
La primera semana de presentación casi había acabado y todo transcurrió sin ningún problema. Este semestre tendría asignaturas de todos los cursos menos de primero por lo que mi relación con Alejandra poco a poco saldría a la luz. Las personas mas importantes para mi ya lo sabían. Entre ellas estaban Santi y Esther, que fueron los primeros en enterarse, luego José, que se lo tuve que decir para no tener ningún problema y luego llamé a mi padre para darle la buena noticia por lo que ya lo sabían su esposa y sus hijas. Por mi parte todas las personas que debían saberlo estaban enteradas, pero obviamente la gente poco a poco se iría enterando ya que no me cortaría ni un pelo con Alejandra. Quería pasear con ella de la mano, darle besos en la calle y vivir con ella, aunque eso lo dejaría para mas a delante ya que no quería agobiarla diciéndoselo aunque yo ya había pensando en ir mirando pisos para poder vivir los cuatro juntos.
Esa misma semana el abogado que llevaba el caso de Víctor me llamó. Habían llegado a un acuerdo con el abogado del cabrón que atropelló a mi pequeño. Se pasaría unos tres años en prisión y tendría que pagar una multa y una compensación económica a Víctor. Me preguntó si me parecía bien y, como Alejandra me dijo que yo me encargara ya que ella no quería ni siquiera recordar ese accidente, le dije que si. A lo mejor, si hubiésemos llegado a juicio hubiésemos conseguido una condena mas larga o mas dinero, pero no me podía arriesgar. Quedé con el abogado en vernos para firmar los papeles necesarios y poder olvidarnos de ese mal trago para siempre.
Ya estábamos a jueves y ya había terminado todo lo que tenía que hacer por lo que me fui, pero en vez de irme a casa, fui a recoger a Víctor al colegio. Como sabía que ese día terminaría pronto, quedé con Victoria en ir a por él y luego comer los tres juntos. Me hacía mucha ilusión recogerlo.
Aparqué en la zona de parking del colegio y fui hasta la entrada a esperar a mi pequeño. Todas las madres estaban agolpadas en la puerta esperando a sus respectivos hijos, unas mas mayores, otras muchos mas jóvenes que yo y todas mirándome. Me miré disimuladamente a mi misma por si tenía algún botón de la camisa desabrochado o algo, pero nada, no sabía por qué me miraban tanto, será que nunca me han visto por aquí...
Tras cinco minutos esperando, los chicos comenzaron a salir corriendo con sus mochilas a los hombros acompañados de sus maestras que les pedían calma y entre ellos, mi renacuajo. Iba buscando a su abuela ya que él no sabía que iría ese día a por él y al verme su cara se iluminó, corrió hasta mi y se tiró a mi brazos, yo lo cargué y le di un beso.
—¡Mami! no sabía que vendrías a por mi- me dio un beso en la mejilla.
—Era una sorpresita cariño, hoy me quedo con la abuela y contigo a comer.
—¡Que bien! ¡Señorita Lola! ¡Señorita Lola!- Víctor llamó a su maestra que estaba en la puerta y ella se acercó lentamente sin apenas mirarnos- mira seño ella es Abi, mi mami- el pequeño se abrazó a mi cuello y la maestra me miró sin querer hacerlo.
—La otra vez no me presenté, soy Abigail Montenegro, la novia de Alejandra- le tendí la mano y ella sin apenas mirarme me la estrechó.
—Dolores Carrasco
—¿Conocías a mi seño, Abi?- dijo entusiasmado Víctor.
—Si renacuajo, vino a verte cuando estuviste en el hospital, Dolores- me sentí muy mal por mi comportamiento en el hospital- ¿podríamos hablar a solas un momento?- ella me miró con los ojos muy abiertos un poco asustada.
—Ssi, si, por supuesto, acompáñame- Entramos dentro de la escuela dejando a todas las madres cotillas con las ganas de enterarse de algo mas, bastante información nueva tenían para cuchichear al enterarse por la boca de Víctor que la madre del pequeño tenía novia. Llegamos hasta la puerta de una de las aulas y la maestra me invitó a entrar yo bajé a Víctor al suelo y le indiqué que esperara sentado en un silla del pasillo pues tenía que hablar con su maestra a solas. Al entrar la maestra me esperaba mirando al suelo como si estuviera preparada para una regañina.
—Dolores quería pedirle perdón por el trato que le di en el hospital- le dije con total naturalidad, ella alzó la cabeza y me miró sorprendida, parecía que lo último que se esperaba de mi era eso- No es escusa pero me acababa de enterar del accidente, estaba hecha una furia y la pagué con usted. Se que ha pasado mucho tiempo pero le pido que me perdone.
—Oh, no, no sse preocupe, yo,yo entiendo que eras la novia de su madre y es normal que buscaras al responsable- yo sonreí al recordar que en aquellos días apenas fue cuando empezábamos a llevarnos bien.
—La verdad es que en aquel momento aún no era su novia- ella me miró extrañada- llevamos saliendo unas tres semanas. Y no se preocupe por el responsable, mi abogado me llamó a principio de semana, va a ingresar en la cárcel para finales de este mes.
—Supuse que si, Víctor llevaba unos meses sin parar de hablar de ti y al ver, en el hospital, que Alejandra se abrazaba a ti... ya sabes- se sonrojó un poco y yo me reí- me alegro de saber eso, se lo diré al director en cuanto lo vea, me ha preguntado un par de veces si sabía algo del tema.
—Bueno al final pasó y Víctor está feliz, eso es lo importante... de nuevo le ruego que me disculpe.
—No te preocupes Abigail, está todo olvidado- me dijo sonriéndome- y por favor no me llames de usted, seguro que tenemos casi la misma edad, llámame Lola.
—Está bien, Lola, me alegro que esté todo arreglado. Probablemente me verás por aquí mas seguido.
—Oh genial, seguro que Víctor se pone muy contento y las mamás también, por lo que he visto no te han quitado el ojo de encima en todo el rato- se acercó a mi para decirme en voz baja- algunas son unas arpías envidiosas que no soportan ver a una madre mas joven, mas estilosa o mas guapa y yo creo que tú tienes todo el pack así que tendrán para cotillear por un mes al menos- salimos riendo del aula y Víctor nos esperaba con una sonrisa.
—Bueno renacuajo, despídete de la seño, tu abu nos espera para comer.
—¡Si! Hasta mañana seño- dijo mi hombrecito con su voz cantarina.
Nos fuimos para casa y nos comimos la deliciosa comida que nos tenía preparada Victoria, luego, ella se fue a jugar a las cartas con sus amigas y el peque y yo nos quedamos tirados en el sofá jugando a videojuegos como otras tantas veces.

Las lecciones del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora