ALEJANDRA
Estuve todo el día con mis compañeros estudiando y resolviéndonos dudas los unos a los otros, pero la verdad es que apenas me pude concentrar. Me pasé todo el rato pensando en Abi, recordando cada momento que pasamos, cada beso que me dio, cada caricia. El vello se me erizaba al recordarlo y notaba como un calor se alojaba en mi sexo. No hacía mas que suspirar y sonreír. Tanta era mi felicidad que hasta Andrés lo notó y me preguntó que quién era el afortunado. Yo me hice la loca y le dije que eran cosas suyas. Después de eso intenté disimular pero me era imposible ocultar mi sonrisa.
Por desgracia no vi en todo el día a Abi, no sé dónde se metió, no estaba ni por los pasillos ni por la cafetería, nada. Al final me tuve que ir a trabajar y no me dio tiempo de pasarme por su despacho.
Para mi suerte solo trabajaría hasta las siete ya que mi jefa, en la temporada de exámenes, me dejó irme antes para así poder estudiar por la noche y no estar muy cansada.
Así que cuando terminé, me fui en bus para casa. Al llegar saludé a Víctor y a mi madre e ignoré sus miles de preguntas sobre Abi para encerrarme en el cuarto de baño y, después de una ducha rápida, meterme en mi cuarto y estudiar hasta que el cansancio me pudiera.
Llevaba como dos horas estudiando. Por fin había conseguido concentrarme y la verdad es que llevaba bastante bien el examen del día siguiente. Aparte de este me quedaban otros tres mas, pero este especialmente lo llevaba bien así que planeé repasarlo todo y luego, antes de dormir, cenaría y me acostaría pronto para descansar todo lo posible.
Estaba dándole vueltas a un ejercicio cuando escuché el timbre sonar y dos segundos después la voz de mi niño gritando "Abi" ¿Abi? Salté enseguida de mi escritorio y salí con mi pijama de ositos para encontrarme a Abi con Víctor cargado a sus espaldas.
-Ey- dijo al verme con una preciosa sonrisa
-Ey- le repetí. Llevaba la ropa de esta mañana por lo que posiblemente no había pasado siquiera por casa.
-Tu madre me mandó esta tarde un mensaje invitándome a cenar y no me he podido resistir- me dijo con una sonrisa. Parecía cansada pero su belleza no se había alterado ni un ápice.
-Oh genial- aún estaba intentando reaccionar ya que no la esperaba, aparte de que me había quedado eclipsada por su sonrisa- yo estaba estudiando- por favor Alejandra, reacciona- pero os acompañaré- por fin mi cuerpo se movió y se acercó hasta ella para darle un beso en la mejilla, mi peque se rio y me dijo que también quería uno, así que le di un sonoro beso en la mejilla.
Nos acercamos los tres a la cocina para ver qué estaba preparando mi madre y para que Abi guardara en el frigo el postre que había comprado, después ella y mi pequeño se fueron a jugar al salón y yo me quedé con mi madre con la escusa de ayudarla.
-¿Por qué no me has dicho que habías invitado a Abi?
-¿Y tú no tenías otro pijama mas infantil que ponerte?
-Tal vez si me hubieses dicho que venía me hubiese puesto otra cosa, pero de todas formas da igual, ya me a visto vestida así.
-La he invitado porque...
-¿Porque te querías enterar de todo?- la corté acusándola de cotilla.
-Noo, no es eso, solo quería volver a pasar un rato con ella como antes y Víctor me lo ha dicho esta tarde cuando estábamos en el parque, así que he aprovechado- me puso cara de inocente, como si no supiera que es para atosigarla a preguntas...- ya que estás aquí, anda, ayúdame a trocear estos pimientos- y ahí me pilló mi madre para ayudarla a terminar la cena.
ESTÁS LEYENDO
Las lecciones del destino
RomanceAbigail y Alejandra, dos mujeres con vidas completamente diferentes, se encontrarán después de mucho tiempo...