- Sam...
El chico volteó asustado. Estaba en un lugar frío y muy oscuro. Sabía que había gente con él, pero no sabía ni de quienes de trataba o como es que estaban invadiendo lo que se suponía era SU sueño.
Aún atemorizado, convocó la energía Libriana para iluminar un poco sus alrededores, y un chorro de agua fría le dio directo al rostro.Despertó sobresaltado, y se encontró con el rostro de Sergio muy cerca al suyo, mirándolo con cólera. El líder Escorpiano le tomó de una oreja y lo arrastró fuera de su cama.
- ¡Es el colmo! - No dejaba de gruñir. - ¡Debiste despertarte hace tres minutos!
¿Tanto escándalo por tres minutos de tardanza...? Pensó en lo que se restregaba los ojos. Sergio lo lanzó al suelo de concreto y Sam tuvo el tiempo justo para aterrizar sobre uno de sus codos. Se levantó como pudo para enfrentar lo colérica mirada del líder de su academia. Intentara lo que intentara, no podía contra aquellos ojos. Eran demasiado penetrantes.
Bajó la mirada, Sergio se enfureció y estuvo a punto de golpearle la cabeza cuando una mano firme le sostuvo la muñeca, protegiendo así a Sam del golpe.
Era Rodrigo, el líder Capricorniano.
- Hey, métete en lo que te importe. - Le dijo Sergio secamente.
Rodrigo, sin embargo, apretó con más firmeza la muñeca de Sergio y forcejeó con él hasta lograr bajársela.
- No creo que sea buena idea que golpees al chico. - Le dijo al líder Escorpiano. - Los entrenamientos están a punto de comenzar, más bien creo que deberías ayudarlo con el calentamiento.
- Detesto cuando hablas con rimas. - Escupió Sergio, safándo del agarre de Rodrigo, quien sonrió pese a seguir con el gesto duro de siempre para luego retirarse.
Miró a Sam y habló. - ¿Estás esperando una invitación o qué? ¡Levántate! Pareces un gérmen.Sam asintió y se puso de pie, y al rato Ivan se acercó a él, poniéndole una pelota de por lo menos unos cincuenta kilos en las manos. Sam por poco se fue al suelo de cara.
- ¿Qué es esto? - Preguntó.
Aunque Iván lo ignoró, Ramón, el Ariano, le palmeó la espalda.
- Es una prueba de control sobre los elementos, ¿Nunca has dado una?
Sam abrió la boca para contestar y Ramón tomó un impulso mortal con el brazo con el cual sostenía su pelota y la lanzó tan lejos y con tanta fuerza que esta desapareció en el cielo en cuestión de milisegundos.
- No es por presumir, - Dijo el chico. - Pero nosotros somos los más fuertes y claro, también los mejores en el deporte.
- Oh, cierra la boca. - Dijo George, el Capricorniano, tomando su balón y sacando fuerza para arrojarlo, sin embargo, un mismo objeto pasó zumbado a su lado con tanta velocidad y fuerza que quebró un muro, haciéndole un agujero perfecto. Todos voltearon para ver a William, un chico Tauro, que acababa de arrojar aquel misil.
- Vaya, ¡Qué fuerte! - Exclamó Ángela, la Libriana. William se encogió de hombros.
- No es ningún merito. - Dijo.
George gruñó y lanzó su balón, el cual se desvió al suelo, y aunque no llegó tan lejos en el exterior, sí dejó un agujero angosto que casi llegaba al centro de la tierra.
Sam se quedó admirado en lo que todos lanzaban sus balones. ¿Cómo lo hacían con tal fuerza!? ¡Pesaban demasiado! ¡Los balones de la academia Libra pesaban mucho menos! Con ellos podía llegar a hacer casi un kilometro en lanzamiento.
- Eh, André. - Le dijo a un compañero escorpiano. - ¿Qué tienen estas cosas adentro?
André frunció el ceño.
- Nada en concreto.
- ¿QUÉ?
El escorpiano rió.
- Estos balones están perfectamente alterados para que sean de un elemento conciso. Mira, te daré un ejemplo.
Recogió un balón de agua, se acercó a George, quien estaba intentando calcular que tan hondo era el agujero que había hecho, y se lo puso encima. El pobre Capricorniano se fue al suelo de bruces.
- ¡Oye, cretino! ¿¡Estás tratando de matarme o qué!? -Protestó.
- A callar, cabra. - Le dijo André, para quitarle luego en balón de encima y miró a Sam. - Ellos, los Virgo y los Tauro solo pueden manipular balones de tierra, los otros no los pueden ni levantar, es como si estos se pegaran al suelo como imanes. Pero tú puedes al menos alzar un poco el balón del suelo. Anda, arrójalo.
Sam tragó saliva cuando vio que todos lo estaban observando. Pegó el balón a su pecho, se tambaleó y estuvo a punto de caerse. Sergio se tapó el rostro por la vergüenza, y el chico arrojó el balón, el cual no llegó ni a los cuatro metros.
Hubo silencio por un par de segundos y luego casi todos los estudiantes de todas las academias estallaron en carcajadas. Sergio miró a Sam con decepción, negó con la cabeza y se alejó.
Sam miró al suelo, avergonzado y triste.
Sin embargo, una mano en su hombro le hizo levantar la mirada. Era Bruno, el Leonino, que venía acompañado de Louisa; la Virgo; Paolo, el escorpiano; George, el Capricorniano; Thalia, la Tauro y otros chicos que habían sido testigos de como había expulsado gran poder la noche anterior, se acercaron a él.
- ¿Qué? - Dijo Sam. - ¿También me van a sacar en cara lo perdedor que soy?
- Sam, - Dijo Paolo. - Se supone que tú solo controlas aire...Hace poco dejaste de ser Libra.
- Sí, ¿Y eso qué?
Todos se miraron.
- Nadie puede alzar una pelota de esas si no es elemento. - Dijo Bruno. - Eres uno de los catorce.
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Academia Escorpiana
Bilim KurguDentro del enorme instituto de los doce signos zodiacales, Sam es un muchacho de 15 años bastante débil y quien por la fuerza deberá adaptarse a su nueva academia, la de los Escorpianos tras haber dejado ls de los Libra, y en donde donde mostrar sen...