CAPÍTULO 1:

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El despertador sonó a las cuatro de la mañana, y todos los chicos y chicas se levantaron rápidamente, se ducharon, vistieron y salieron a formar.

- ¡BUENOS DÍAS, SEÑOR! - Gritaron todos.

El líder de los Escorpianos, Sergio, miró con desprecio a sus aprendices y comenzó a hablar.

- ¡NO LOS ESCUCHO!

- ¡BUENOS DÍAS, SEÑOR! - Volvieron a gritar las ciento veinte voces.

Sergio los estudió con la mirada, y comenzó a pasar, fila por fila, alzando el rostro de alguno que otro estudiante aparentemente somñoliento con una vara de madera.

- ¿QUÉ LES PASA? - Vocifereó, mirando a todos. - ¡TAN DÉBILES, PARECE QUE FUERAN PISCIANOS, NO ESCORPIANOS!

Un muchacho, mejor conocido como Sam, se atrevió a apartar la vista cuando Sergio lo miró. El líder se le acercó rápidamente y lo tiró al suelo con un golpe en la cara dado con su vara de madera. Sam amortiguó el golpe cayendo sobre sus codos, y su labio comenzó a sangrar. Sergio lo miró fijamente.

- ¡NO. APARTES. LA. MIRADA! - Gritó, separando las palabras adrede. - ¡MÍRATE, LO ESTÁS HACIENDO DE NUEVO! ¿¡CÓMO!? ¿¡YA TE VAS A PONER A LLORAR!? ¡LEVÁNTATE, SABANDIJA!

Todos observaron, impeturbables, como Sam se ponía de pie.

- EDAD. - Exigió Sergio.

- Quince años.

- ¡NO TE ESCUCHO!

- ¡Quince años, señor! - Gritó el chico, tragándose las lágrimas como podía.

- ¿¡ERES FUERTE!?

- Sí...

- ¡NO TE ESCUCHO!

- ¡SÍ! - Gritó Sam.

- ¡NO PARECE! - RESPONDIÓ SERGIO. - ¡NO SE LLORA, NO SE BALBUCEA, NO SE APARTA LA MIRADA! ¿¡TE QUEDÓ CLARO!?

- ¡SÍ!

Sergio lo miró un rato. Sam no apartó la mirada. Aguantó la humillación y siguió de pie, con la cara en alto y la espalda derecha al lado de Iván y André.

- ¿¡QUÉ ACASO CREEN QUE SOMOS COMO ELLOS!? - Gritó Sergio, señalando a la academia Virgo como ejemplo. - ¡PUES NO! ¡SOMOS LOS MÁS FUERTES DEL ZODIACO!

Miró a sus estudiantes una vez más.

- Este año es el campeonato. - Dijo quedamente. - Solo un signo puede ser el más poderoso de los doce.

- ¡SERÁ FÁCIL, SEÑOR! - Gritó alguien.

- ¡NO DIGAS IDIOTECES! - Le respondió Sergio. - ¡No vamos a confiarnos! Perdimos ante los Arianos hace tres años. Pero esos carneros descerebrados no nos van a ganar el puesto este año. ¡DEN LO MEJOR!

- ¡SEÑOR, SÍ SEÑOR!

- ¡ROMPAN FILAS...AVANCEN!

Toby, un muchacho de dieciséis años, se alejó caminando junto con sus tres amigos:
Iván, André y Sam, quien seguía limpiando su labio.

- Qué desgracia para ti haber nacido un veintitrés de Octubre. - Le dijo André. - Hace poco dejaste la academía Libra, ¿No?

- No es fácil. - Murmuró Sam.

Iván lo agarró del cuello de la camiseta y lo hizo mirar una gran placa de mármol.

- Mira, ¿Ves eso? - Preguntó.

Sam se forzó a mirar y tragó saliva.

Eres escorpiano, ¿No?

Si tienes la suerte de poseer un aguijón, no lo desperdicies.

Crees que es difícil, pero es un honor pertenecer a la casta más fuerte del zodiaco. Se te

Otorgó una poderosa mirada. No la derroches. No la desvíes.

Razones para estar orgulloso de tu signo, hay muchas.

Pero recuerda: NO ERES DÉBIL. NO SE LLORA, NO SE BALBUCEA. NO SE APARTA LA MIRADA.

Impecable siempre, ¿Entendido? Postura y dignidad tambien importan.

O si no, NO TE QUEREMOS AQUÍ.

- Te queda claro, ¿No? - Preguntó Toby. Sam asintió. - Apréndetelo. No se duda, y MIRA A LOS OJOS CUANDO HABLES.


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