CAPÍTULO 5:

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- Es un hecho, - Dijo una chica Tauro. - Los cúspides están locos.

- Chiflados como cabras. - Le contestó una Libriana.

- ¡Hey! ¡No es divertido! - Protestó un chico Capricornio.

- Perdona. - Le dijo la Libra, que a fin de cuentas, se llamaba Thalia.

George, el Capricornio, movió una mano, restándole importancia al asunto.

- Déjalo, no importa.

Habían pasado unas siete horas desde que las cúspides habían castigado a todos los estudiantes, pero aún así, algunos de ellos, aproximádamente unos veinte, se encontraban reunidos en la sala principal de las doce academias.

- Hace frío. - Dijo Camile, una chica Piscis. - ¿Alguien podría encender la fogata?

- Déjamelo a mí. - Contestó Bruno, un Leonino, sacudiendo una mano y mandando un fuego hacia la fogata, el cual fue extinto por un chorro de agua antes de llegar a su destino. - ¡Oye, que hace frío!

- Da lo mismo. - Dijo Paolo, el Escorpiano que había extinto la llama. - Acuérdate que estamos castigados, si nos pillan aquí se armará la gorda.

Se armó una breve discusión entre las veinte personas reunidas, la cual fue silenciada apenas Sam entró al aula. Todos lo miraron de pies a cabeza. El muchacho carraspeó, forzándose a no bajar la mirada.

- Perdonen. - Dijo al fin. - Se ha acabado el agua en mi habitación y venía a preguntar si alguno de ustedes podría facilitarme un vaso lleno, por favor.

- Cómo, ¿Eres Escorpiano y no sabes manipular tu elemento? - Se mofó un Aquariano.

- Déjale, es un novato. Aún no sabe controlar o manejar sus poderes. - Contestó una chica Géminis, llamada Eva.

Ramón, un Ariano, alzó la vista.

- ¿Novato? No me lo trago ¿Hace cuánto has venido a Las Torres Astrales? - Preguntó, enarcando una ceja y llenando un vaso de agua con una jarra

- He estado aquí desde los diez años. -Contestó Sam, casi en un murmullo. -  Diez u once. No recuerdo bien, la verdad.

- ¿Y en cinco años aún no sabes manipular el agua? - Preguntó Francisco, un Sagitario.- Eso está mal, muy mal.

Sam frunció el ceño y se mordió el interior de la mejilla derecha en lo que pensaba su respuesta.

- No es eso. - Dijo al fin. - Digo, sí, pero no...

- Anda, decídete. - Dijo Ángela, una muchacha Libra.

- Hasta el año pasado estuve en la academia Libra. - Dijo, sobándo su mentón en lo que articulaba sus palabras. -  Desde que las fechas cambiaron, me trasladaron a la academia Escorpio.

Hubo un breve pero muy incómodo silencio. Los veinte chicos se miraron entre ellos antes de pasar saliva para hablar.

- ¿Cuándo es tu cumpleaños? - Le preguntó Louisa, una chica Virgo.

- Veintitrés de Octubre, ¿Por qué lo pre...?

Cinco muchachos, entre ellos un Tauro, un Virgo, un Sagitario, un Leo y un Cáncer, se le tiraron encima y prácticamente lo inmovilizaron en el suelo.

- ¡Hey! ¡¿Pero qué les pasa a todos hoy?!

Ángela se acercó a Sam, tomó su celular, le abrió un parpado con los dedos y le iluminó la pupila con su linternita.

- No puede ser, - Dijo, esbozándo una sonrisa. - ¡Eres uno de ellos!

- ¿Uno de qué? - Gritó Sam, ya enojado por tanto misterio.

- Uno de los catorce elegidos para heredar el poder de los ancianos cúspides. - Aclaró George. El Capricornio zapateó el piso, abriendole un par de pequeñas grietas, se agachó, y moviendo las manos, logró quitar parte del suelo de concreto oara extraer un pergamino.

- George, eso está prohibido. - Susurró Camile. George sonrió.

- No si la profecía está por cumplirse...¡Y antes del campeonato entre las doce academias!

-Dale ya, - Dijo Francisco. - ¡Lee el pergamino!

Academia EscorpianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora