CAPÍTULO 18

215 13 6
                                    

Sergio caminaba pensativo alrededor de su habitación como animal enjaulado, pensando, analizando la situación, Sam... Ese chico ya estaba enterado de qué tan fuerte podía ser Ofiuco pero...

- ¿Cómo dices? - Preguntó Sergio en cuanto Sam mencionó las reencarnaciones. - ¿Reencarnaciones? - Valga la redundancia.

Sam tomó aire.

- Tuve un sueño muy extraño ayer cuando estuve inconsciente en la enfermería. - Dijo. - Alguien me perseguía y su energía era tan aterradora como poderosa, no sé como describirlo bien... Pero me moría del miedo. En el momento que ese ser me atrapó, alguien lo atacó y lo hirió de gravedad. El sujeto que me salvó tenía aspecto de héroe de mitología Grecorromana, y por estúpido o absurdo que suene se parecía a mí. Se presentó como Antilogus, cúspide Libra-Escorpio, y me dijo de forma indirecta/directa que yo era su reencarnación puesto que las reencarnaciones de ellos nacían cada 3200 años más o menos... Y yo... No supe como reaccionar.

Sergió asintió.

- El gran Antilogus...- Murmuró. - Uno de las catorce grandes y legendarias cúspides... - Miró a Sam. - Sea lo que sea, tienes que estar preparado... Porque sé que tienes en claro que esto no es ningún juego o leyenda urbana.

- Pero, ¿Cómo voy a se yo su reencarnación? - Miró abajo. - ¡Míreme, soy una desgracia! No le llegaría ni a la suela de la sandalia a alguien como él...

Sergio lo miró.

- Es cierto que eres torpe y careces de fuerza. Eso no significa que no puedas volverte hábil y poderoso. - Sam lo miró.- Mañana hay entrenamiento, y espero que en especial tú estés listo para destrozar tus huesos, porque vamos a trabajar mucho al amanecer. No quiero mariconadas, ¿Oiste?

Sam se le quedó viendo por un momento, asintió endureciendo la mirada y dijo firmemente.

- ¡Sí, señor!

Sergio sonrió con el ceño fruncido.

- ¡Ahora vete a dormir,en unas horas empieza el entrenamiento!

Sam volvió a asentir con firmeza y se tronó el cuello. Adolorido, se levantó de su sitio y salió rumbo a su dormitorio.

Sergió suspiró. Vaya chico problemático y torpe.

- ¿Estás bien? - Le preguntó una voz femenina.

Sergio sonrió y miró a Annabelle, quien acababa de entrar a su habitación.

- Estoy bien, tranquila.- Contestó Sergio. - Un poco preocupado por mis pupilos y el asunto de Ofiuco, es todo.

Annabelle le sonrió con tristeza, Sergio le devolvió media sonrisa y la abrazó, apoyando la cabeza de la líder Sagitariana en su fuerte pecho.

- Lo harán bien. - Dijo ella, rodeando la espalda de Sergio con sus brazos. - No seas tan pesimista.

Sergio dio una risa corta.

- Odio cuando me haces decir estas cosas pero... - Apoyó el mentón en la cabeza de Anna. - Si algo me encanta de ti por encima de que seas hermosa, valiente, fuerte e inteligente es que seas tan optimista. ¿Qué comes que eres tan perfecta?

Annabelle se rió.

- Soy Sagitario, tonto, ¿Qué esperabas?

- No me insultes. - Dijo Sergio con una sonrisa, abrazándola un poco más fuerte. Se separó un poco y la miró sonriente. - A propósito, ¿Por qué vienes en medio de la noche a mi habitación? ¿No te parece eso un poco atrevido?

Annabelle sonrió de manera pícara y se puso de puntillas para acercar su rostro al de Sergio.

- No es atrevido si se trata de mi prometido...

Sergió sonrió un poco más y juntó sus labios con los de Annabelle de manera suave, poco a poco profundizando más el beso hasta llegar a un punto de pasión donde ambos sabían como terminarían las cosas esa noche.

Con Anna en su regazo, Sergio puso seguro a la puerta mientras que, con una sonrisa,pensaba en lo afortunado que era por tener a Annabelle,y pensando también que tal vez esa noche no descansaría tanto como él esperaba.

....................

Sam miró al techo de su camarote, arriba dormía un compañero que estaría seco desde hacia ya rato.

El Libriano-Escorpiano se dio vuelta en su cama, pensando en qué  entrenamiento le esperaría en las siguientes horas, intentando dormir y no pudiendo hacerlo.

Y no era para menos, sabía que de él y de sus otros trece compañeros dependería la seguridad de la estrella zodiacal.

- Menuda presión. - Pensó antes de quedarse profundamente dormido.

Academia EscorpianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora