La historia

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—Tenía cinco años...

Nos encontrábamos sentados en el piso de la biblioteca, frente a frente. Malfoy escuchaba atento.

—Podrías dudar de que lo recuerde bien, dada la edad que tenía... —dije con tristeza—, pero todo me parece tan claro aún hoy en día.

Comencé a viajar hacia el pasado....
Estaba jugando en el pub de mis abuelos durante las vacaciones en Francia. Mi abuelo siempre decía que yo era la dueña de aquel lugar, y a mí me gustaba actuar como tal. Me paseaba por todo el espacio vigilando que todo estuviera en orden.
Vivían en un pueblo pequeño, así que no había problema con los clientes. Todos me conocían y saludaban con cordialidad, dejándome creer mi papel. Me felicitaban por tan buen servicio y agradecían mi atención. No había peligro alguno mientras me encontrara ahí.
El invierno estaba llegando a su fin, lo sabía porque la nieve comenzaba a derretirse y podíamos dejar la puerta y las ventanas abiertas. Fue ahí, en el marco de la puerta, donde lo vi por primera vez.
Me pareció gracioso que llevará una máscara tan tenebrosa y una túnica que lo cubría por completo, porque faltaba mucho para Halloween. No entendía por qué nadie más parecía notar su presencia, aunque más adelante pude comprender que probablemente se tratara de algún hechizo extraño.
Me acerqué curiosa, lista para atender a un cliente nuevo tan peculiar.
"¡Bienvenido! ¿Puedo ofrecerle algo de beber?" Pregunté con inocencia. Él se mantuvo en silencio por unos segundos, y yo le sonreía de oreja a oreja.
Llevándose una mano a la cara, retiró lentamente aquella máscara que le cubría el rostro, dejándome ver a un joven apuesto y pelirrojo, con pecas al rededor de la nariz. Exactamente igual a mí. Me sonrió tímidamente.
"¿Qué tal si damos una vuelta por el parque que está cerca de aquí y me cuentas cuales son las especialidades de este lugar? Me encantaría probar lo mejor que tengan". Yo acepté encantada, sin pensarlo dos veces. Quería que mi abuelito y yo tuviéramos más clientes, solo estaba haciendo mi trabajo.
En el parque pudimos conversar un rato. Quería saber mucho sobre mi, sobre si ya había desarrollado mis "habilidades especiales". No comprendía muy bien sus palabras, pero le dije que podía hacer muchos trucos porque mi madre decía que era una bruja. Le enseñé como podía elevarme muy alto en el columpio y dejarme caer como si flotara en una nube imaginaria. Él reía, reía mucho. De pronto, me di cuenta de que aquella sonrisa y aquel cabello tan parecido al mío, eran iguales a los del joven de las fotos que mamá tenía guardadas en su baúl especial.
"¿Es usted amigo de mi madre?". Eso lo tomó por sorpresa. "Nos conocimos hace ya algunos años" respondió "pero no puedes decirle que estuve aquí, quiero prepararle una sorpresa".
Quedamos de vernos al día siguiente a la misma hora y el mismo lugar. Y el día siguiente, quedamos de vernos el día siguiente al siguiente. Fue así por el resto de las vacaciones antes de volver a Londres. Pensé que la sorpresa de mamá debía estar lista pronto, o nos marcharíamos de nuevo sin que sucediera.
Todo iba bien, solo jugábamos y conversábamos en aquel sitio. Él siempre iba vestido con aquella túnica negra tan extraña, y la máscara en el bolsillo. Tampoco había cambiado el que nadie pareciera verlo... Pero eso realmente no me importaba. Era tan bueno conmigo. Siendo tan pequeña, comencé a tomarle un cariño genuino, que me impulsaba para escabullirme entre los clientes cada día para nuestra pequeña reunión de juego. Era la primera persona que no fuera de mi familia a la que había querido tanto. Mi primer amor verdadero, aunque suene extraño. Deseaba con todo mi ser que también fuera amigo mío... O más que eso, fantaseaba con que él y mamá se casarían, y entonces tendría un papá, como el resto de los niños en mi colegio. Creo que lo desee demasiado, porque varias veces lo llame papá, y él nunca pareció enojado. A decir verdad, pensaba que él también lo quería, porque siempre que pronunciaba aquella palabra de manera inconsciente, él sonreía.
Alguna que otra vez lo vi derramar algunas lágrimas, y cuando le preguntaba qué lo ponía triste, él simplemente respondía que se estaba divirtiendo mucho.
Una tarde, mientras me ayudaba a cruzar el pasamanos, otra figura enmascarada apareció en el parque. A diferencia del amigo de mi madre, él no se quitó aquella cosa.
El pelirrojo se sobresaltó al notar su presencia. Hizo que me escondiera detrás de él y guardara silencio.
Aquel señor le decía que debía volver al lugar del que venía, que todos estaban muy molestos, que habían descubierto su pequeño secreto. Qué cosas malas pasarían si no lo acompañaba inmediatamente.
Yo no podía comprender muy bien de qué hablaban, pero el pelirrojo se notaba muy molesto y a la vez asustado. Eso me alteró, y comencé a llorar, pidiendo a mi mamá, incapaz de recordar como regresar a casa. Discutieron, y por un momento pensé que iban a comenzar a golpearse, pues se acercaron abruptamente, como si fueran a chocar... Pero no, sucedió algo peor.
El amigo de mi madre dijo "no volveré a servirle nunca más, y no podrán hacerle daño a ella", y con un rayo verde que salió de su varita, hizo que el desconocido se desplomara como un muñeco de trapo.
Yo grité de horror, pero mi voz se fue ahogando poco a poco... Sentí algo extraño en mi interior, y... me quedé dormida, así, sin más. Un cansancio repentino se apoderó de mi cuerpo y caí sobre el pasto húmedo de nieve derretida. Lo último que vi fue a aquel sujeto de las fotos de mamá arrodillarse junto a mi, diciendo "perdóname" una y otra vez.

Another WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora