La discusión

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Aquel espectáculo matutino se había salido de control.

—Zabini, espero que ésta sea la primera y última vez que tenga que decirte que te alejes de mi novia —dijo Theodore, con tono severo.

Todas las cabezas miraban en nuestra dirección. "¿Nott y Bourdeu?", susurraban, "pero si nunca los había visto juntos".
"Ella siempre desaparece después de clases" percibí, "tal vez están saliendo en secreto".

—No... No sabía que... —el moreno estaba demasiado sorprendido como para ser coherente.

—Pues ahora lo sabes —dijo el otro chico con firmeza—. Largo de mi vista.

Aunque confundido, Zabini asintió torpemente y seguido por Crabbe y Goyle, se dirigió a ocupar un lugar en la mesa de las serpientes.

Ahora sólo quedábamos cuatro personas en el arco de la puerta. Y cada uno evitaba cruzarse con la mirada del otro a toda costa.

—Bueno, gente —dijo Nott en voz alta, dando la cara a todos los presentes, aún con su brazo rodeándome por sobre los hombros—. ¿Qué no tienen nada más que hacer que meterse en nuestros asuntos? ¡A lo suyo!

Increíblemente, le hicieron caso, murmurando y lanzando miradas furtivas de vez en cuando.

—Y tú, Longbottom —se dirigió a Neville fríamente—. Será mejor que vayas con tus amigos. Ron Weasley se va a lastimar el cuello si sigue estirándolo tanto para saber qué pasa.

Alcé la vista hasta el castaño para encontrarme de nuevo con sus ojos sombríos. Sentí un nudo en la garganta ante la idea de no poder explicarle mejor las cosas. Pero ¿qué iba a decirle? ¿Que en realidad estaba con Draco Malfoy y por eso me había apartado de Goyle?

No. De cualquier manera, terminaría lastimándolo.

Me dirigió un movimiento de cabeza desganado y caminó hacia la mesa de los gryffindor, sin mirar atrás.

—Nott, suelta a Emma, joder.

Había sido apenas un murmullo, pero la voz de Malfoy se había colado entre mis huesos como el frío invernal que había afuera.

Se encontraba de brazos cruzados y la mandíbula tensa, muy cerca de nosotros para que nadie más pudiera escucharlo.

Lentamente, pero con una media sonrisa burlona, el chico obedeció. Sin embargo, me tomó por el brazo para la complacencia del público curioso y los tres nos dirigimos hacia la esquina de la mesa de Slytherin, donde el rubio proporcionó una mirada asesina a unos chicos de primer curso, que intimidados, se levantaron para dejarnos el espacio libre.

Me senté entre ambos chicos, sintiéndome pequeña.

—¿Qué mierda...? —susurró Malfoy.

Nott se encogió de hombros, mientras tomaba una manzana roja de uno de los platos llenos frente a nosotros y la mordía con serenidad, casi como si nada hubiera ocurrido.

—No he sido yo el que ha querido ser el héroe y casi hace que todo el mundo se entere de su secreto— respondió con la boca llena—. Deberían estar agradeciéndome por salvar sus traseros.

Alcé la mirada hacia él con vergüenza.

—Gracias —alcancé a decir en voz baja.

Tenía razón. Si él no hubiera intervenido, todo el mundo se habría dado cuenta de que algo sucedía entre Draco y yo. Lo había hecho ver cómo alguien que defiende a la novia secreta de su amigo. Hasta yo me lo habría tragado.

Another WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora