Another Weasley

Detrás de la puerta del despacho de Snape

—Debí imaginarme que estaría ahí, ¡ese bastardo! —se quejó Theodore, con un contradictorio tono impresionado.

Caminábamos juntos de regreso al castillo. Todo había salido bien con nuestra reunión de Weasleys y amigos. No había podido concentrarme en la plática después de lo ocurrido en el baño, pero al menos Nott había dicho que se la había pasado bien y que todos le agradaban bastante.

Fruncí el ceño, tiritando por el frío.

—No puedo creer que invitara a salir a Pansy.

El chico meneó la cabeza con una sonrisa, como si le diera ternura que fuera tan ingenua.

—Dudo mucho que él la haya invitado a salir —me aseguró—. El año pasado tuvimos a Pansy fastidiándonos durante semanas, siguiéndonos a todos lados como un gatito hambriento de Malfoy. Quería desesperadamente que él la llevara al Baile de Navidad, pero era obvio que él nunca haría eso. No le interesaba nadie, y la verdad es que esa chica le desagrada un montón. Al final ella se lo pidió a él y él simplemente le dijo, harto y con algo de lástima, "ya cállate, Parkinson, más te vale verte decente ese día o ni siquiera dejaré que nos vean juntos".

No pude evitar reírme porque aquello sonaba muy típico de Draco. Me sentí mal por la chica (estúpida moral), pero al mismo tiempo lo celebré con un baile de victoria en mi interior. Pero... Si no le agradaba Pansy, ¿qué hacían riendo tan amistosamente durante la clase de Hagrid? ¿Estaba poniéndome celosa solo por estar con su amigo?

—Gracias por aceptar esta cita conmigo, Emma —soltó Nott, rompiendo el hilo de mis pensamientos—. Lo digo honestamente, me he divertido bastante.

Le di un codazo amistoso, ya por los jardines del colegio.

—También yo, Theo —dije sintiéndome extraña ante la nueva amistad que parecía haberse formado entre nosotros. Adopté un tono bromista—. Eres el mejor novio falso que una chica podría desear.

Se encogió de hombros, complacido.

—Y el más guapo, no lo olvides.

***

Ya entrada la noche, me dirigí hacia la biblioteca, muy, muy nerviosa por mi encuentro inevitable con el rubio.

¿Estaría molesto todavía, o lo habría sacado todo con ese beso apasionado? Me daba algo de miedo la respuesta a ello.

Abrí la puerta del lugar soltando una maldición al ver que no tenía seguro. Como siempre, había llegado primero que yo.

Se encontraba ya acomodando algunos libros con las listas en sus manos. No se tomó la molestia de voltear a verme, ni siquiera para decir su usual "llegas tarde".

Oh-oh. Eso significaba que seguía furioso.

Me acerqué a él con pasos tímidos, y las manos detrás de la espalda, como una niña pequeña que acaba de portarse mal.

—Hola —le dije insegura.

No contestó. Continuó revisando tomos en la sección de astronomía.

—Veo que sigues enfadado —agregué con suavidad—. Bien, tomaré algunas listas y me iré por otro pasillo... La sección prohibida suena tentadora hoy. Me gusta lo prohibido.