Capitulo 23.-"¿Que acaso no me echas de menos?"

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Capitulo 23.- "¿Que acaso no me echas de menos?"

Recostada sobre mi cama comencé a pensar en mis posibilidades. Quería lo suficiente a Justin para hacer lo que Douglas me pedía. Pero por otro lado, no recordaba lo que había pasado aquella noche, y no sabia con certeza si realmente había actuado de tan mala manera.

Mi relación con Justin ya estaba rota, pero si Douglas iba a ir a contarle lo que había sucedido, quizá Justin jamas podría mirarme a los ojos otra vez.
Y para colmo, iba a ganarme el odio definitivo de todos sus amigos. Aquellos amigos que ya eran parte de mi familia.
Si todo salía como lo tenía pensado, podría ganarme el cariño de Justin nuevamente. Podía pasar una navidad agradable en familia, y sobre todas las cosas, podría ser feliz con él sin importar nada mas.

No me había percatado, pero tenía mis mejillas húmedas. Me levanté y fui al baño. Me paré frente al espejo y por poco rompo a llorar. Tenía unas ojeras horribles. Estaba muy pálida, como si estuviese enferma, y mi cabello era un desastre. Me lave la cara, y al apenas haber cerrado el grifo, el estomago me gruñó.

Aun no eran ni las doce, por lo que decidí arreglarme un poco e ir al local de sushi que quedaba a unas dos cuadras de mi departamento.

Me puse corrector para disimular las ojeras, y un poco de rubor. No quería andar por la vida luciendo moribunda. Cuando terminé, me puse unos jeans, zapatillas blancas, y una camiseta que me llegaba justo debajo del ombligo. Saqué dinero y dejé mi celular sobre la cama. A pesar de la hora, aun se veía bastante gente por la calle. Seguramente haciendo las compras navideñas de ultimo momento.

Al llegar al local de sushi, pedí la carta. Un grupo de chicos estaban sentados en unas sillas fuera del local, seguramente esperando su pedido. Medite cerca de cinco minutos, hasta que me decidí. Pedí dos rolls de queso crema, camarón y ciboulette. Después decidí agregarle uno exactamente igual con la excepción de que en vez de camarón, sería pollo.

La chica de la caja me sonrió, y anotó lo que le había pedido. Le pagué, me dio la boleta y me dijo que en unos quince a veinte minutos, mi pedido estaría listo.
Dentro del local me sentía agobiada, por lo que salí y me senté en una silla alejada del grupo de chicos. Sentía su mirada cada vez mas tiempo sobre mi. Por lo que busque mi celular en el bolsillo del jeans, y luego recordé que lo había dejado en casa. No encontré nada mejor que mirarme las uñas.

Estuve así un par de minutos, y cuando levanté la mirada, me encontré totalmente sola fuera del local. Ni siquiera me percate del momento en el que el grupo de chicos se fue. Me puse de pie, y fui a una de las sillas que había dentro. Una pareja de no mas de cincuenta años disfrutaba de una noche de sushi.
Él la miraba con añoranza, como si aquella mujer fuese el mejor regalo del mundo. Y ella, aun con la mirada llena de picardía, y una sonrisa muy dulce, lo miraba con amor. Con el amor mas puro y real que una persona pudiese darle a la otra.

Deben de haberse percatado de mi mirada curiosa, porque él le susurró algo a ella, y luego, ambos me miraron. La mujer me inspeccionó de pies a cabeza, y luego, como si fuese una amiga a la que no ve hace muchos años, levanto la mano en señal de saludo, y me sonrió ampliamente.
Luego el hombre, sin quedarse atrás, me sonrió también. Señalo la tabla de sushi y luego a mi.

—¿Se te apetece alguno?

Su pregunta me pillo por sorpresa. Tanto así que me señale a mi misma. Ellos asintieron. Les sonreí.

—No, gracias. Ya viene mi pedido.

El señor me miró. Como si quisiese decir muchas cosas, pero se las estuviera tragando una por una. Evitando soltar aquel listado de palabras.

Changing Attitudes [BOOK 2; Drugs & Troubles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora