Capítulo 4.-"Sólo fueron unos malos entendidos"

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Capítulo 4.-"Sólo fueron unos malos entendidos"

Al entrar al edificio muchas enfermeras van de un lado a otro. A lo lejos vi el mesón de informaciones, suspiré una vez y me acerqué. Una mujer de cabello rojizo me miró y sonrío. Tecleó algo en su computador y nuevamente volvió toda su atención hacia mí.

-Buenas tardes.

-Vengo a ver a alguien, mi novio.

-Lo siento. -Bajo sus gafas y las guardo en un estuche. -Las visitas son en la mañana, de las once a las dos de la tarde.

- ¿Ni si quiera puede decirme el número de su habitación o algo?

-Dígame el nombre de su novio.

-Justin Bieber. -Se colocó las gafas nuevamente y dirigió su atención al computado frente a ella. Teclea lo que supongo es el nombre de Justin y luego hace una mueca con sus labios, una que no puedo descifrar.

-Él está en cuidados intensivos. Debido a la gravedad de su estado, no se le permiten las visitas. ¿Supongo que sabes lo que le están haciendo?

-Sí. -Apoyo ambas manos en el mesón y respiro lentamente. Ni si quiera lo puedo ver. ¿Cómo podré soportarlo?

-Cuando se vea alguna mejora, y cando salga de cuidados intensivos lo más probable es que puedas entrar a verlo. Pero por ahora...-Niega con la cabeza y baja sus gafas. -Lo siento, cariño.

- ¿Al menos puedo ir a cuidados intensivos? Es decir, al área de cuidados intensivos.

-Claro. Debes subir por las escaleras de allá. -Se pone de pie y me apunta hacia un rincón. -Al llegar arriba caminas a mano derecha, hasta el final del pasillo. Hay unos elevadores, subes al siguiente piso y te dejará en la entrada de cuidados intensivos. -Vuelve a tomar asiento y me sonríe. Sé por cómo me mira, que en este momento mis ojos deben mostrar desesperación.

-Muchas gracias.

Subo escaleras arriba lo más rápido que puedo. Encuentro el pasillo y comienzo a correr, una enfermera sale por una de las puertas y por suerte logro esquivarla.

- ¡Lo siento! -Giro solo mi cabeza y sigo corriendo. Ella sólo asiente.

Una vez que llego a los elevadores espero a que estos lleguen al piso en el que estoy. Una anciana baja con una niña pequeña. Ambas me sonríen y siguen su camino. No sé si son los nervios, ansiedad, o miedo. Pero todo dentro de mi estómago se revuelve, presiono el siguiente piso un sinfín de veces, al igual que el botón que cierra las puertas antes de tiempo. Mis manos tiemblan, mis sentidos no están en sí.

El sonido del elevador me avisa que ya estoy en cuidados intensivos. Salgo y suspiro. La puerta detrás de mí se cierra. Miro a ambos lados, ahí están. Marco, Enrique y Ryan. Al parecer este último ya está mejor. Sin pensarlo corro hacia ellos. Todos me miran de pies a cabeza. Ryan es el primero en hablar.

- ¿Qué haces aquí? Deberías descansar.

-Estoy aquí por la misma razón que ustedes. -Exhalo todo el aire que he contenido, ni si quiera me había percatado de eso. Froto mis manos sudorosas y temblorosas en mis pantalones. -Y me quedaré aquí. No lo dejaré solo. -Ryan asiente. Luego de un momento que parece interminable abre sus brazos. Lo miro dudosa, no entiendo que quiere. Curva la comisura de su labio en un intento de sonrisa y niega con la cabeza. Se acerca y envuelve sus brazos alrededor de mí. No me di cuanto necesitaba otro abrazo hasta que él lo hizo. Empuñe mis manos en su chaqueta de cuero y comencé a sollozar. Cada vez estos se hacían más fuertes, Ryan acariciaba mi espalda y no se alejaba ni un centímetro. Estuve llorando en su hombro hasta que sentí que ya era suficiente. Me alejé un poco, él me miro con una pequeña sonrisa.

Changing Attitudes [BOOK 2; Drugs & Troubles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora