I «AMENAZA»

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Heari

Era asqueroso verlo, se jactaba de todo lo que no tenía. Probablemente era de esos chicos que solo buscaban ser el centro de atención, el núcleo de la célula, el sol del sistema solar, la lava ardiente en el centro de la tierra.

Admito que tiene un porqué de actuar de tal manera tan odiosa: se dice que es adinerado, poderoso, de familia noble, intimidante, guapo e inteligente, pero a través de mis ojos solo puedo observar a un engreído, hijo de personas con dinero, que solo se engrandecen de lo que sus progenitores poseen y tratan de aplastarte, como a un gusano bajo un zapato, por sus interminables posesiones. Lo odio. Lo detesto. Lo maldigo. Y repudio el momento en el que mi madre se enteró del amorío de la madre del cretino.

Mi madre al enterarse que la señora Jien tenía relaciones íntimas con el primer secretario de las empresas JJK había decidido dejar de trabajar como empleada en esa gran mansión para no ser culpada por problemas futuros, sin embargo, la señora J, como se solía llamar con confianza; sí...mi madre era de esas mujeres que son demasiado lindas, humildes y amorosas que solo Dios sabe por qué aun las mantiene sufriendo en este mundo agonizante y estupefacto; decidió sobornarla para que no hablara, la amenaza fue bastante simple pero con gran táctica:

—Le digo que no le faltara nada. Usted será feliz viviendo con nosotros, no hace falta que se marche de la casa—

—No lo sé señora J, usted sabe lo delicado que es su esposo con el tema de que vivan aquí las empleadas con familiares.

—Mi esposo no tiene ningún problema con usted y su hija. De ser así, déjelo en mis manos— Alargó una sonrisa falsa.

—Se lo aseguro señora J, no diré nada. Se lo prometo—

—Si fuese así de fácil Sunji, no le pediría que se quedase. Pero no puedo confiar en las personas. Recuerde esto Sunji, si usted no acepta mi propuesta tenga seguro que no vivirá en paz el resto de su vida— Amenazó.

Mi madre sabe lo poderosa que es esa familia, y no solo mi madre... toda Corea, toda Asia, todo el mundo. Teniendo tantos bienes raíces, tierras con recursos naturales en explotación, industrias de todo tipo de derivados del petróleo y tiendas transnacionales, se les consideraba como la familia más adinerada del siglo sin mencionar que formaban parte de la nobleza galesa. Y más que evidente ellos podían aplastarnos, hacer y deshacer lo que sea con nosotras y hasta desaparecernos de la faz de la tierra.

Mi madre aceptó la propuesta de la señora "Yei", y no porque necesitara del trabajo, fue por mi...

—Esta será ahora nuestra casa... — dijo mi madre.

—¡No sé por qué cediste mamá! Esto está mal— 

—Solo tranquilízate. Estamos bien aquí. Tenemos todo a la mano y tienes más cerca la preparatoria—

—Mamá... sé que teníamos deudas y que la señora J te las ha pagado, pero esto es diferente, estamos hablando de libertad...—

—¡Que sabes de libertad...! mejor ponte a hacer tus deberes tengo que hacer la cena— Mi madre se levantó del colchón que figuraba una cama nueva y salió por el vano de la puerta.

La habitación era pequeña, las paredes en tonos de blancos, ventanas proporcionadas y al menos tenia baño propio

Tomé mi maleta y eché todo su contenido en la cama. Tal vez esto iba a ser bueno, así como podía ser malo, eso solo se sabrá con el tiempo. Mi madre seguirá trabajando como empleada de la casa y en cuanto mí, pues, me tocará esconderme para que no se enteren de mi existencia.

Luego de pasar casi media hora pensando que hacer ante esta situación y no obtener ninguna solución de mis neuronas decidí ordenar nuestras pertenencias en el closet, y por supuesto nuestras cosas solo ocupaban una esquina mendiga del armario que ni siquiera era tan grande.

Carraspeé mi garganta y mi estómago rugió, esto de la mudanza había durado todo el día y tenía mucha hambre, salté de la cama y caminé por un pasillo tratando de encontrar la cocina donde se supone estaría mi madre. Entre en una de las puertas de vidrio nevado y gracias a Dios era la cocina pero no estaba mi madre dentro, cada vez me impresionaba más de como este tipo de personas vivía, en un mundo de lujo, dinero, poder y mucha pero mucha comida. Tome una manzana del canasto que se encontraba sobre el mármol de la isla y rezando para no ser encontrada masticando como rata pecadora trataba de masticar de forma rápida pero en silencio el material vegetativo de la fruta roja. Un ruido chocó en mis orejas.


—¡Madre! ¡Casi me matas del susto!— Mi respiración era agitada y mi mano tras mi espalda escondía la manzana con la que estaba pecando.

—¿Qué haces aquí?— Dijo alborotando una bandeja sacando el pastel de papa que tanto amaba.

—¿Eso es pastel de papa? ¿Puedo?— Me arribé casi hundiendo una cuchara en la masa.

—No. Es parte de la cena de ellos— Quitó de mi vista el gran pastel y yo solo pude hacer puchero para hacer que mi madre entrara en razón y me diera una porción.

—Tengo hambre—

—Has algo de comer. Prepárate... no sé, algo. No tengo tiempo en este momento—

—Pero...— mi madre salió corriendo de la cocina y me dejo aquí, sin alimento alguno.


Tome dos huevos y los freí en una sartén, la cual quedo toda quemada, lo acepto no puedo cocinar, necesito a mi mami. Coloque las dos bolas blancas con amarillo en un plato, el más "feo" que encontré y me lo comí con pan integral.

Cuando estaba por retornar a nuestra habitación mi madre entró seguida de gritos de un... ¿chico?
—¡Le dije que quería pastel no torta de papa!—
—Lo siento mucho joven. Ahora mismo le llevo el pastel—
—¿Eres tonta? ¿Acaso no te importa el trabajo? Porque de ser ¡ahora mismo la echo de la casa!—


La puerta que conectaba con quien sabe qué espacio, se escuchó cerrarse y supuse que el niño ese ya había terminado de tratar mal a mi madre.

Gemí de dolor.

—¿Qué haces escondida allí?— Me miro confundida.
—Lo siento mamá creo que me quedé dormida— Fregué mis ojos para simular mi mentira.
—Vete a dormir. Mañana debes de ir a estudiar— Me haló del brazo y me saco casi a empujones de la cocina. Ella entró rápidamente y escuché como corría de un lado a otro para poder satisfacer el pedido de, supongo... es más estoy segura, el niño de la casa.

—¿A qué hora mi pastel?— Escuche de nuevo los gritos.

Entonces me di cuenta por qué mi madre había aceptado este infierno, si su hijo se comportaba de esa manera no puedo imaginarme como son sus padres.

Espero que algún día se acabe esto.

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~Hola. Bien, soy soalmeeg en fin, esta es mi primer historia en publicar... :aplausos: ok yo sola xD trabajare duro y deme amors♥ primer cap wiiii... actualizare cada semana:3 mucho love♥ 

MY MENTOR (BTS ~ JK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora