MY MENTOR (BTS ~ JK)

XX «DOS MINUTOS»

Jungkook

Luego de una sesión de besos, algunos salvajes, otros lentos y suaves y sin faltar los risueños, decidí que debíamos irnos. Ya se estaba haciendo tarde y el sol se ocultaba.

—¡Oh no, no, no! Ni creas que subirás así a mi moto— dije con el entrecejo fruncido al ver su intención de subirse.

—¿Qué? pero se está oscureciendo... tenemos que irnos Jungkook— ladeo sus labios.

—Quítate esa camiseta— ordené.

—¿Qué? ¡PERVERTIDO!— grito cruzando sus brazos sobre pecho —¡Yah! ¿Pa...para esto me querías? ¿Solo para violarme?— sus ojos eran extremadamente grandes.

—¿Qué? Jamás dije eso— fruncí mi entrecejo —Que te la quites ¡dije!— ordené nuevamente acercándome más a ella.

—¡No! ¡Jamás!— me esquivo y empezó a correr nuevamente.

¿Qué le ocurre? Me quiere probar si soy atleta o ¿qué? Vaya que tiene energía esta niña... yo solo no quiero que siga teniendo esa camiseta de Jimin...

—Ven acá— la tome de la cintura y la eleve un poco —¡Yah! Nunca escuchas Heari, lo único que quiero es que te quites la camiseta de Jimin, te daré la mía— la bajé.

—Cuentos celos Jungkook— hundió su dedo índice en mi pecho.

—No me agrada... es eso—

—Jimin es tu mejor amigo ¿Realmente no te agrada?—

—Si es mi mejor amigo pero de ahora en adelante tú— la señale —Tú eres Mi novia no de Jimin— cruce los brazos.

—Tsk. ¿Realmente me darás tu camiseta?— elevo sus cejas.

¿Qué tiene de mal quitarme la camisa?

—Si— respondí tomando mi camiseta por el ruedo para quitármela.

—¡NO! ¡NO LO HAGAS!— dijo mientras se giraba para no verme y llevo sus manos a sus ojos.

—Vamos. Tenemos que irnos, se hace tarde— tomé su muñeca pero no se movía.

—No... no voy a ver—

—¿Ver qué?—

—Verte a ti—

—Vamos—

Ella quito sus manos de su cara y despacio me volvió a ver. Sus mejillas estaban rojas.

—Toma— le tendí mi chaqueta, era tarde —Póntela. Hace frío—

—Esta bien...— dijo y con timidez tomo mi chaqueta pero antes que pudiera ponérsela se la arrebate para ayudarle. Al parecer ella ya estaba acostumbrada a mis acciones alebrestadas porque no dijo ni hizo nada.

Tomamos algunos atajos. Lo último que necesitaba era encontrarme con la policía pues no portábamos cascos y aunque me es fácil salir de ese tipo de problemas es mejor evitarlos con referencia a mi familia.

Heari

—Déjame aquí— grité.

—Solo dime cuál es tu casa—

—Gira a la derecha—

Entramos en la calle y le indique que me dejara en uno de los grandes portones de madera fina. Baje de la moto.