MY MENTOR (BTS ~ JK)

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Heari

Espero que Jimin no haya dicho la verdad. Tengo miedo, ahora que sé que Jungkook es el hijo de la familia J, ¿Qué pasaría si él se da cuenta de que vivo aquí? ¿Cómo reaccionaría su madre? ¡Dios! No quiero ni pensarlo, solo imaginar que nos echarían de la casa ¿adónde nos iríamos con mama? Sería terrible y todo por mi imprudencia... sabía que no debía involucrarme con Jimin ¿y qué hay de lo que estaba a punto de decirme cuando Jungkook nos interrumpió?

—Hola—

—¿Jimin?... ho-hola— voltee para verlo parado en frente al pasillo de los bocadillo

—¿Estas bien?— preguntó, suena un poco angustiado.

—Si te refieres a lo de ayer, si... no te preocupes, estoy bien— le sonreí para rectificarlo.

—Siento mucho lo que pas...—dijo mientras me abalancé y bese su mejilla.

—Gracias— susurré y pude percibir como su cuerpo se tensaba —Por cubrirme— le dedique una sonrisa.

—Tú sabes que no te pondría en peligro— habló bajo, impactado por mi acción.

—Por eso muchas gracias. Ammmm en cuanto ayer...—

—¡No! No era nada... solo quería decirte que siempre te apoyare ¿ok?— sonrió.

—Ok— mire hacia el suelo con un poco de pena por recordar lo del día de ayer.

—Y ¿Qué estas comprando?— empezó a observar mi canasta de compras.

—¡Oh! So-solo co-cosas— tartamudee, no quería que se enterara de las cosas que estaba comprando, obvio son cosas personales, ya saben de chicas.

—¡Yah! Está bien... No es que no sepa— dijo entre risas.

—¡Yah! Pero te estas riendo— me queje y mis mejillas empezaron a arder.

—Ok. Ok. Ya no— fingió seriedad pero luego rompió en risa. Golpeé su hombro.

Salimos del supermercado, el compro algunos bocadillos y yo bueno, creo que ya saben, mi madre ya que pasaba ocupada yo compraba nuestras necesidades con el poco dinero que ganaba.

—¿Por qué solo compras bocadillos?— fruncí mis cejas.

—Porque me gustan, aparte son comidas que no tienes que preparar, ya sabes soy chico, no sé cómo cocinar, nunca he encendido una estufa... pero que hay de ti ¿puedes cocinar?— seguíamos caminando hacia el estacionamiento.

—Tal vez si, tal vez no...—

—¿Qué?— sus ojos se abrieron tanto que casi se salen de sus ojos.

—¡Oye! Se supone que las chicas cocinan, y yo que quería que cocinaras para mí—

—Cuanto machismo, hay hombres que pueden cocinar, deberías de aprender y enseñarme o cocinar para mí— empecé a reír.

—No, no, no... aunque por ti, probablemente y aprendiera— se le ilumino el rostro.

—Ya lo dijiste, ahora tienes que hacerlo—

—Momento... dije probablemente Haeri— los dos nos carcajeamos hasta llegar a un automóvil rojo. Desactivo la alarma del auto y abrió la puerta del copiloto —Sube te llevare hasta la primera intersección, tomare las compras— tomo las pocas bolsas que me había dejado cargar y las coloco en el asiento trasero, abrió la puerta del copiloto e invito a que subiera.