MY MENTOR (BTS ~ JK)

VIII «¿INTERRUMPO ALGO?»

Heari

Cuando llegue a casa eran las dos con treinta minutos, era tarde, el autobús había tomado un "atajo", que nos costó a los pasajeros más tiempo de lo normal llegar a nuestros destinos. Mi madre como siempre está trabajando y para ser sincera no recordaba la reunión que teníamos con Jimin. Tiré mis cosas en el suelo y me despoje de mi uniforme, como ya era tarde y tenía que caminar como quince minutos, un vestido fue lo más rápido que pude ponerme. Introduje mis pies en unas sandalias de croché y salí de casa lo más rápido que pude.

Después de "caminar", porque la verdad fue más lo que corrí que lo que caminé, me detuve en el lugar exacto donde Jimin y el joven J habían hecho que callera en el adoquinado de la acera. En el instante en que me iba a sentar en aquel muro de mampostería escuche rugir una motocicleta, por lo que estaba segura de que se trataba de aquel chico de cabello castaño ojos de líneas.

Bajó de su moto y con lo coqueto que es, saco el casco de su cabeza, peino con sus pequeños dedos las puntas desordenadas de su cabello y ladeo dos veces su cabeza para que su peinado volviera a su posición inicial.

—¿Qué tal estas?— se acercó hasta donde estaba recostada al muro de piedra.

—Bien, ¿y tú?—.

—¿Por qué tan seria?— sonrió.

—¿No crees que esto es un poco raro?— fruncí el ceño.

—No exactamente— el levanto una ceja con incredulidad. No pude evitar reírme —¡Ya! No te rías— sus mejillas se tornaron rojas.

—Es...estas rojo— lo señale burlándome de él.

—¡No!... ¡Claro que no!— negó mientras cubría su rostro rojo con sus pequeñas manos pero dejando al descubierto sus pequeños ojos. Es lindo.

—Ya. Ok me calmaré... pero dime ¿Por qué me citaste aquí?— cruce mis brazos y me acomodé en mi posición.

—La verdad quería llevarte a comer... como una disculpa por lo que te hicimos aquel día. Sin embargo, tengo que ir a la casa de Kook— acompañó su explicación con una mueca de disgusto.

—Oh. Está bien, no te preocupes. Además no tienes que llevarme a comer... ¡Ah! y tu disculpa es aceptada— chasquee mis dedos.

—Pe...pero si no me he disculpado aun— se quejó.

—Pero tuviste la intención y me citaste. La intención me es suficiente— guiñé mi ojo derecho con picardía.

—Eres... eres...—

—¿Qué soy qué?—

—Olvídalo— dirigió su mirada hacia un lado evitando la mía.

—¡Ahora me dices o no te dejare ir!— camine hasta su moto y me recosté sobre ella para que no tuviera lugar donde sentarse en dado caso se atreva a escapar.

—¡Oh! ¡No! ¡No!... No hagas eso— él se acercó para alejarme de su moto —¡Beth se enojara!— voltee a ver a los lados y observe a una chica que venía en la dirección en donde nos encontrábamos. Me asusté y me rápidamente volví a mi posición erguida separándome de la lujosa moto. Cuando la chica nos pasó de largo fruncí mi entrecejo por confusión.

—¿Quién es Beth?— lo mire con enojo.

—Ella es Beth— me señaló la motocicleta. ¿Qué diablos le pasaba? ¿Le ponía nombres a sus objetos? ¿Qué clase de chico hace eso?

—¡Creí que aquella chica era Beth! ¡Me asustaste!— le grite tirando mis manos hacia el frente.

—¿Ahora quién es la de las mejillas rojas?— canturreo. Y mis mejillas ardían de la pena.