MY MENTOR (BTS ~ JK)

XLVII «¿VISITAS?»

Jungkook

—Te dije que teníamos que irnos hace una hora, pero eres una terca y ahora estas congelándote— le decía a Heari mientras la atraía más a mi cuerpo, como si eso fuera posible, para darle calor.

—No es mi culpa tener al novio más frio del mundo— bufó con seriedad, como echándome la culpa de su necedad.

—¡Aish! Y yo no tengo la culpa de tener a la novia más friolenta del mundo, sin embargo, la amo aunque sea la más necia también— contraataqué.

—Está bien, está bien. Vamos, mis dedos están a punto de caerse de lo congelados que están—

—Ven, te llevaré en mi espalda— me giré y ella se colgó de mi como coala decidido a hibernar por más de mil años.

Caminé lo más rápido que pude hasta el auto y llevar a mi chica dentro antes que se congelara.

—Baja y entra— ordené, lo cual hizo enseguida, cerré su puerta y rodeé el auto para poder entrar.

—Esto-y por morir-me de hipo-ter-mia— trastabilló por el frío y sus dientes hacían sonidos al chocar ya que temblaba.

—Mano— pedí y ella las juntó en mi dirección. Las tomé entre las mías y dejé que mi aliento saliera en repetidas veces para que calentaran.

—Está bien, estoy mejor— dijo.

—Pondré la calefacción— lo cual hice.

Estábamos a punto de llegar a casa de Heari cuando al hablarle me di cuenta que ella estaba dormida. Seguí el camino hasta aparcar frente al pequeño hogar de mi novia. Salí del auto y lo rodeé para poder cargarla. Cerrando con mi cadera la puerta me dirigí hacia la puerta de la casa con Heari en brazos. Toqué con dificultad con toquecitos poco audibles, esperaba que los escuchara su madre.

—¡Oh por Dios! ¿Le ha pasado algo?— fue lo primero que dijo cuando vio a Heari absolutamente inconsciente de todo lo que estaba pasando.

—No Señora Lee, ella está durmiendo— sonreí para la nana.

—Tu... ¿puedes?— ella hizo un gesto con su mano para preguntarme si podía llevarla adentro.

—La pregunta es si usted me dejaría pasar después de todo— me abstuve de entrar mientras no me daba una respuesta.

—Hay Joven J, pero si usted es como mi hijo— respondió —Pase no sea tímido, no es tan feo como se lo imagina—

—No me refería a eso Señora Lee— respondí mientras entraba —¿Dónde..?—

—Por aquí— ella me indicó hasta la habitación de Heari en la cual entré y la acosté con mucha delicadeza sobre su cama. Acomodé un poco su almohada de Brown y dejé un casto beso en su frente.

—Buenas noches pequeña— susurré y me erguí mientras giraba para salir, cuando me sorprendí que la nana estuvo observando todo el tiempo en la puerta.

—¿La amas cierto?— ella sonrió como anhelado lo mejor para su hija.

—Si Señora Lee— respondí enseguida.

—No me llames así, sabe que no podemos, aun cuando no estamos en su casa— ella se giró y salió de la habitación apagando la luz cuando yo ya estaba fuera. Cerró la puerta.

—Con una condición—

—¿Cuál?—

—Que dejes de llamarme Joven J, soy Jungkook... y la verdad jamás me ha gusta eso de joven J— reí.