Hilo Rojo del Destino

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«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».
Me lo repito una y otra vez mientras miro el hilo roto de mi meñique, no quería romperlo, siempre me decían que no se podía romper y nadie lo ve.
Camino por la calle con un trozo de hilo colgando mientras veo a los demás. Miles de kilómetros de hilo rojo que asciende a los cielos o tan solo centímetros unidos por las manos de sus portadores. Mi hilo baila al son del viento, nace con un nudo en mi meñique y termina en el suelo mientas se mece con suavidad.
Me sentía muerta por dentro, me sentía incompleta.
Más de una vez pensé que había encontrado el amor, sus caricias y sus besos me reconfortaban pero mi hilo jamás se unió, no hizo nada, pero yo veía el hilo de la gente con la que estaba y salían más allá de la habitación en la que estábamos, más allá de mi.
El destino me había negado la oportunidad de ser feliz con la persona amada.
Había intentado encontrar el final de mi hilo rojo en el fondo de cientos vasos o al final de las sustancias que ayudaban a olvidarme de aquello.
Creo que se rompió aquella noche, se rompió junto con la luna del coche. Grité su nombre hasta quedarme sin voz pero él jamás me respondió. En su entierro vi el hilo rojo de sus familiares hacerse más débil pero jamás romperse, en cambio el mio ya no estaba unido a nadie. En el fondo me culpaba de lo ocurrido, si esa noche no hubiese salido, si esa noche no hubiese ido a esa fiesta él seguiría vivo y mi hilo rojo intacto.
Él era lo único que tenía u ahora solo me queda un trozo de hilo rojo.
Camino sin saber el destino, camino entras los hilos de los demás. Quieren enredarme, quieren mostrarme todo lo ocurrido.
Recuerdo el grupo de whatsapp en el que me metieron para hablar de la fiesta, estaba a punto de salir de ese grupo porque no quería ir pero...¿que me hizo querer ir? Creo fue al oír la música de la vecina, me dieron ganas de bailar y decidí apuntarme al plan. Él me había propuesto quedarnos en casa acurrucados en el sofá viendo cualquier película que echasen por la televisión, me gustaba el plan pero ya había dicho que iba a ir a la fiesta, a pesar de todo el se ofreció a llevarme y a recogerme cuando le llamase.
Todo había sido por mi culpa, todo y ahora estaba enredada entre miles de kilómetro de hilos rojos que jamas se unirían al mio, entre toda esta maraña encuentro un hilo ondeando al viento. Es él.
Corro entre la gente, corro sorteando las vidas de la gente que jamás se unirían a mi, gente ajena a mi vida y por fin mi hilo crea un nudo. Nuestros hilos se unen y esta vez el nudo de hilo rojo jamás se soltará.

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