Era tan perfecta que hacia daño a la vista, su cuerpo sinuoso bailaba ardiente y su calor me envargaba. Sus mil lenguas acariciaban mi piel y me besaban si parar.
Cada vez que la acariciaba me dañaba y cada vez que le daba la espalda le dañana yo, eramos tan imperfectamente perfectos que nadie entendía nuestros sentimientos. Decían que me acabaría haciendo daño, que jamás podríamos estar juntos y eso me hacía daño.
¡Jamás nos separarán! Nunca viviré sin la perfección, nunca podré estar sin sus ardientes besos y tampoco sus caricias tan cálidas que hacía que me derritiera la piel.
A todos aquellos que se reían de mi amor yo se lo enseño, sus casas probarán mi amor y su pie probará sus cientos de besos. En este noche sin luna, tan oscura y perfecta yo quiero que todo el mundo comprenda lo que siento.
Me acerco a mi casa, los primeros en entenderlo deben ser mis padres, dejo caer el líquido alrededor de la casa. Con un rápido movimiento enciendo el mechero y allí aparece ella, tan hermosa, tan especial. Empieza con una llama y termina con la violencia de un fuego desatado. Elevate, sus gritos agónicos no me importa, pero abrázame.
Ahora somos uno.